El mejor whiskey

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Justo caminaba por la calle. Era un día soleado cuando pasé por un parque y me

pareció buena idea sentarme en una de las bancas a tratar de leer una parte del libro que

tenía entre manos: “Manual del Perfecto Esclavo", decía la portada.

Aún no sabía bien a bien de qué trataba, pero el título me llamaba la atención; la

banca que me gustó estaba convenientemente cerca de un roble enorme que daba una

sombra más grande aún. Saqué el misterioso libro de mi mochila me aflojé la corbata y lo

abrí.

Capítulo 1:

¿Así que ha decidido ser un esclavo profesional? Muy bien, ¡mil felicidades por

este importante paso en su vida!, ahora la primer tarea a seguir es la siguiente...

En ese momento, una mano ajena a mi me sacó de la lectura. Era un señor vestido

impecablemente de blanco, con sombrero tipo fedora, su traje era muy fino, su corbata

tenía un adorno de color dorado; así a simple vista creí que era un tenedor (un chef o un

mesero en el peor de los casos pensé)

El tipo se sentó junto a mí y percibí el olor de su colonia. -Pachuli, se quedó en los

70 's- pensé para mí.

El señor este se empezó a reír con unas carcajadas más que escandalosas y me dijo:

No jajá; no es Pachuli, aunque si es de los 70´s, y tampoco soy mesero, no sabía que te

desagradan los meseros. Y yo que tú, ni empezaba a leer esa mugre de libro… lo escribí en

un momento de stress, no es ni de lejos lo mejor que he hecho; en todo caso, te

recomiendo la biblia… me dan más crédito del que tengo… pero, ¿Quién lleva la cuenta

entre amigos?, ¿no crees?

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 Por un momento se me heló la sangre, no sabía qué pensar, si este tipo era… bueno,

tú sabes "ÉL" o si estaba jugando conmigo y sólo era un viejo cotorro, así que me arme de

valor y le dije: ¿Amigos?, ¿pues qué no te corrió por ser un cabrón soberbio?, digo así me

han dicho, ¿de dónde salió lo de amigos?

Otra carcajada, pero esta vez más grande, más escandalosa. Se puso un poco

colorado y se quitó el sombrero. Yo sólo esperaba ver un par de cuernos, pero en su lugar

había una cabellera negra como mis chistes, perfectamente peinada al estilo de los

pachucos.

Me tomó del hombro y me dijo viéndome a los ojos: no digas pendejadas Luis,

jajaja el equilibrio es más importante que la competencia; además tú mejor que nadie sabes

que todo está arreglado desde el principio, así que mejor dame esto antes que te hagas daño

(tomó el libro con una delicadeza que me dejó pasmado) y acompáñame con un whiskey, y

no digas que no puedes que tú y yo sabemos que si pudieras no beberías otra cosa.

Nos levantamos de la banca y caminamos, me tomó una vez más del hombro y me

dijo: nomás porque me caes bien, nomás por eso... jajaja.

Ya en la cantina dejó su sombrero en un perchero pequeño cerca de la mesa, levantó

la mano derecha como para jurar y un mesero se apersono casi del aire y dejo 2 vasos old

Fashion, una botella un poco polvosa de color caramelo y una botella de Tehuacán grande

y me dijo: “Sírvete sin pena, es de lo mejor que se ha hecho en este milenio”

Se veía en confianza, muy dueño de la situación y después de un trago largo dijo:

¿sabes tengo muchos hijos e hijas, ninguno se parece al hijo de Yahvé, pero son buenos

muchachos hacen lo que se les pide y no dan mucha guerra… bueno, salvo los que se dedican a la guerra precisamente, y hace tiempo que una de ellas te sigue… no me

preguntes porqué, pero al parecer le gusta tu manera de ser; la verdad es que no tienes nada

de especial, como tú ha conocido a muchos y no te ofendas pero hay mejores, me caes bien

ya te lo dije pero nada más.

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Ahora lo que te quería decir antes de que el whiskey te haga efecto es que a partir de

este momento vas a ver a “personas” que nadie más puede ver, tómalo como un don, no te

asustes, no tengo nada contra ti, no me has hecho nada al contrario, en parte gracias a ti 

he descubierto a muchos que ya descansan conmigo…

Para este punto yo ya no sabía si estaba despierto o lo estaba soñando todo, me

empecé a sentir mareado y no sé en qué momento se me empezaron a cerrar los ojos y ya

sólo escuchaba la voz de “ÉL” entre sueños, decía: “Ella es mi hija y es una cabrona, ten

cuidado, porque cuando alguien le gusta debe ser suyo”

Desperté con un dolor de cabeza de campeonato. Creí que había sido un mal sueño,

pero… ¿Cómo llegué a casa?

Sólo puedo decir que es el mejor whiskey que he bebido en mi vida... ¿o no?

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El Libro Rojo O El Manual del Perfecto Esclavo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora