Episodio 5

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Que tal si esas manchas son el producto de las noche en que él se masturba al costado de mi cama, además, que yo tengo problema de insomnio después de la muerte de mi marido y muchas noches, por no decir todas, hago uso de medicamentos recetados que me hacen dormir toda la noche, aparte de que uso una mascara de noche para proteger mis ojos.

Me puse a pensar ¿Será eso posible? Además, mi hijo es amigo de Javier y quizás éste ya le contó lo que hace él con su madre y mi hijo quiere hacerlo conmigo. A la mañana siguiente me desperté fijándome en todos los detalles, mi cuarto estaba vacío, pero la puerta estaba entreabierta y yo estoy segura de haberla dejado cerrada, me levanté a mirarme en el espejo y encontré que un botón de mi pijama estaba abrochado incorrectamente, decidí sacarme mi pijama, me baje los pantalones moviendo mis caderas y este cayó hasta el suelo, con mis nalgas desnudas me observé en el espejo, note en mi pecho como si tuviera algo reseco y pegoteado en mi piel, me acerqué bien y me pareció como si mi piel estuviese descamada justo en la hendedura de mis exuberantes senos, comencé a frotar con una mano y las escamas cayeron en el lavamanos, llegué a la conclusión de que se trataba de semen seco y no era mi piel la que se estaba resecando.

A mi marido le encantaba meter su verga entre mis tetas y follármelas hasta correrse copiosamente en ellas, sé que a la mayoría de los hombres les gusta embadurnar de lechita las tetas de su hembra, es natural para ellos y les da mucho placer, con mi esposo aprendí a disfrutarlo yo también y con mucho placer le dejaba correrse sobre mis pechos, gozaba sintiendo esos enormes chorros de leche escurriendo sobre mi delicada piel, a veces me metía su verga en mi boca y me regalaba las últimas gotitas de su lechita, más tarde su lechita se secaba en mi piel y luego se desprendía exactamente igual que esta que me encuentro ahora mirándome al espejo.

¿Pero cómo puede ser posible que me despierte con semen sobre mis tetas, si yo duermo sola y mi marido ya no está junto a mí?

Vi mi cara de sorpresa reflejada en mi espejo, ¡Pero es inaudito!, ¡Mi marido está muerto!, ¡No puede ser posible! Me quedé atónita pasando mi dedo sobre ese semen seco y llegué a la conclusión de que el único que podía haber hecho algo así era mi hijo, seguramente él estuvo en mi habitación, me abrió la camisa de mi pijama, se masturbo sobre mis pechos y me dejó llena de su semen juvenil, por un momento imaginé cosas y me abrí las piernas en busca de más semen seco, pero si me hubiese penetrado probablemente me habría despertado aún cuando estaba drogada con mis pastillas para dormir.

No encontré más residuos de semen en mis piernas o cerca de mi concha, pero quedé perturbada sabiendo que mi hijo hacía esto conmigo, humedecí mi dedos en mi boca y los pasé sobre esos restos de semen seco, luego los volví a meter en mi boca, si estaba segura de que era semen, me excité al saborear el semen de mi hijo, me recordaba al de mi marido.

Confusa me fui a la ducha, tengo que hablar con Joss, pero no sé como hacerlo, podría intentarlo siguiendo la experiencia de Fernanda, volví a pasar mi dedo húmedo sobre mis tetas y lengüeteé mi dedo con sabor a semen, luego toqué mi clítoris inflamado con esos dedos hasta que me pegué hacia adelante, afirmándome en el lavamanos, me corrí en modo demencial.

Después de la ducha me fui a continuar con mi rutina jornalera, mi hijo ya se había levantado y sentía que se estaba duchando, en la cocina preparé desayuno para mí y para él, luego me senté a reflexionar sobre cuanto a crecido, ¿Será oportuno que lo interpele ahora para que me explique lo de anoche?

Normalmente, después de la muerte de mi marido me costaba mucho dormirme y comencé a tomar medicamentos para dormir recetados por mi doctor, pero las mañanas me despertaba ansiosa buscando a mi marido y me deprimía pensar que él jamás volvería. Pero esta mañana ni siquiera me recordé de él, mi preocupación fue ese semen seco. Estaba excitada y confundida por los sentimientos encontrados que me producía toda esta situación. Además, las confesiones de la Fernanda habían despertado dentro de mí un morbo desconocido hasta ahora, yo sabía que estaba mal excitarme pensando a mi hijo, pero me reconfortó el hecho de que mi mejor amiga no encontrara nada malo en ello, a ella le encantaba poder complacer a sus propios hijos.

De todas maneras, me resultaba difícil aceptarlo de buenas a primeras, pero estaba comenzando a pensar que sería algo solo entre él y yo, los dos solos, como mi amiga con sus hijos, mientras estos pensamientos rondaban mi cabeza, restregaba mis muslos y mi concha se contraía con pecaminosos sentimientos, comencé a anhelar secretamente que mi hijo entrara en mi dormitorio.

Dejé de avergonzarme por mis cochambrosos sentimientos y mi cuerpo respondió en consonancia dejando mi flor húmeda y pegajosa, deslicé suave y lentamente mis dedos por debajo de mis bragas y me toqué inmediatamente pensando en un encuentro con mi hijo.

• La Sumisa de mi hijo • | TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora