20. No te quiero como lo hice Ayer.

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Kara.

Vacío. Como si no estuviera en el lugar correcto. Me sentía extrañamente apagada, muy irremediablemente triste después de estar completamente molesta sin verdadera razón aparente. Como si el interruptor de felicidad hubiera sido apagado junto con mis poderes a causa de la llamarada solar. Aunque en esta ocasión no era tan simple debido a que no era como una gripe común, sino que no paraba de sudar frio, dolores abdominales que llevaban al vómito y dolor en el cuello hice mi teoría que era debido a que fueron los lugares donde me inyectaron.

Una muy importante es mi incapacidad de concentrarme completamente.

No he comido más que lo necesario y no entiendo como en estos días Lucy me aguanta con esta necesidad absoluta de abrazarme a mí misma buscando algo de calidez.

Solo era un despojo de decisiones tontas que no sabía que rayos pasaba consigo misma o por qué se siente tan irremediablemente triste como si no hubiera posibilidad de volver atrás.

Me abrazo a mí misma metida en la bañera de mi exnovia con el cabello recién teñido de un brillante rojo de forma descuidada con el MTV Unplugged de Nirvana de fondo porque Lucy no tenía ningún disco de Adele, pero era lo suficientemente melancólico para acompañarme. Lo único que me pertenecía era mi anillo dorado con decoraciones negras con una gran L que contenía los Nanobots y una pulsera plateada que no había notado antes. Era hermosa al parecer tallada a mano, pero lo que más llamó mi atención era la propia 'L' grabada en ella.

Las gotas de tinte rojo fresco mojando y recién cortado hasta un poco más arriba de los hombros la camiseta blanca que la morena me presto.

Olvide mi teléfono en la oficina de Lex y con todo el altercado con mi primo además de la conversación forzosa con Reign se llevaron la mayor parte de mi energía. Tenía pena de llamar a mi familia. Alex estaría molesta por preocuparla.

"Exudas depresión... ¿has dado a luz recientemente y pasas depresión post parto?" Pregunto divertida Lucy.

Camino por la puerta hasta sentarse en la orilla de la bañera donde acomode mi cabeza en su regazo sin decir nada.

"¿No pasó nada grave verdad, Sunshine?" Sus ojos brillaron buscando una respuesta. "Por no decir el nuevo estilo a lo Kurt Cobain que te traes junto con tu aura azul."

Hice un puchero a cambio.

"Por mucho que me guste tenerte conmigo como mi cuchara pequeña sería útil que me acompañaras a pasear y respirar aire fresco." Hace una mueca. "Estas extrañamente pálida y según me acuerdo lo que más te ayuda es un poco de ejercicio a la luz del sol." Sus dedos comenzaron a dar caricias en mi cuero cabelludo.

Hace tiempo eso hubiera sido el cielo como alguien amante de las caricias, pero por extraño que suene ahora cualquier intento de acercamiento de Lucy o caricia era sencillamente frio. Como si mi cuerpo lo ignorara o no le parezca lo suficientemente bueno como para sentir algo.

"¿Por qué eres tan amable conmigo?" Sale casi al instante.

"Porque aun te quiero a pesar de que te cause terror mi trabajo." Dice como si nada. ¿Aún me quería? ¿Por qué no me sentí ni un mínimo halagada?

"No me causa terror." Digo frunciendo el ceño de una forma que sabía que le causaba risa.

"Te causo tanto miedo que me gritaste 'Fascista' antes de irte porque no comprendes mis puntos de vista y la misión que tengo con mis hermanos." Dice mirándome condescendientemente como una profesora dándole clases a un niño pequeño que no sabe sumar y restar.

Tangled in the Great LuthorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora