Sin debilidades, parte 6.

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Es medio día. Sair duerme plácido en su cama. Despierta con pesadez. ¡Todo ha sido una pesadilla!.

Pero no. La cara de culpa de su hombre de confianza, de pie en la cabecera de su cama, le hace entender que no ha sido una pesadilla. Ha sido real. Pero ya ha finalizado.

—Señor —murmulla Joe…

—Cállate mierda —grita histérico, lleno de odio —respira sofocado, con el cuerpo adolorido.

—Todo ha sido tu culpa, ¿Dónde coño estabas cuando se supone que debías guardarme las espaldas? —sigue gritando, Joe tiene la cara agachada, avergonzado, se siente terriblemente culpable. Su jefe grita histérico. No se levanta de la cama. Lo fulmina con reclamos.

—Señor… señor... permítame explicarle por favor —con un hilo de voz, Joe intenta calmarlo.

—Habla ya, antes de que te haga pagar... —sentencia gritando.

—Señor, cuando usted ha salido del restaurante con la señora Emperatriz en su coche, Bruno, su chofer, me ha dicho para irnos de copas, asegurándome que un hombre de confianza de la señora estaría al pendiente de ustedes. Estábamos tomando algunas copas, todo pareció nublarse y he despertado en la puerta de la residencia esta mañana, sin entender nada.

Sair lo mira furioso, con la mirada inquieta mientras escuchaba todo lo ocurrido.

—Dos horas más tarde, un carro negro, sin matrícula, lo ha tirado a usted en el mismo lugar —sigue relatando aterrado.

—No entiendo un bledo... —interrumpe Sair
.
—Señor cálmese... han dejado con usted este pequeño cofre con una nota —emite casi en un susurro.

Los ojos de Sair se alteran.

—Sal ya, desaparece de mi vista —grita ofuscado.

Joe se retira. Sair vuela de la cama y destapa el cofre. Un sobre aguarda dentro de él. Lo rasga, dentro hay una nota y un pendrive. Su mirada se cristaliza. Lee la nota

«con cariño para ti, espero disfrutes la reproducción»

Coge el portátil. Lo enciende, las manos le tiemblan. Introduce el pendrive. Una serie de códigos aparecen en la pantalla.
«Archivo temporal».

Empieza a reproducirse el primer video.
«Tic toc... tic toc...». susurra una voz femenina.

«Querido Sair, te has querido pasar de listo, colocando una droga en la bebida de la bella dama». Empieza a narrar la voz, mientras Sair se Shockea y los ojos se le abren como platos.

No logra distinguir de quien es aquella voz femenina, que mientras narra empieza a mostrar las imágenes donde se muestra cautivo con Emperatriz en aquella habitación.

«He logrado, en un abrir y cerrar de ojos, lograr darte un poco de tu propia medicina, también he puesto en tu copa la misma droga que tú colocaste en la suya. He negociado y logrado conseguir el video de seguridad donde, como una piltrafa humana, intoxicas el trago de mi protegida. No te preocupes... no pienses tan rápido. No pienses en ir al local. Me he encargado de obtener la cinta y desaparecer el resto. Incluso... ya hice que cambiaran al personal y también la gerencia».

Narra aquella intrigante voz, mientras los ojos de Sair se llenan de lágrimas. Mientras narra, las imágenes se van reproduciendo. ¡Las vergonzosas y horribles imágenes!. Sair se siente aterrorizado viendo como aquel tipo paseaba la lengua por su dignidad y más allá.

«Espero sea la última vez que tengas algún tipo de intención con Emperatriz. Aún no decido si publicar el videito, aún no decido si chantajearte o someterte al escarnio público de una buena vez».

Aquellas palabras lo van enloqueciendo. Quiere tomar el móvil y llamar a Emperatriz. Tira la vista desesperado, y no lo divisa. Tampoco quiere perder detalle del video. Una vez concluyen las escenas donde su dignidad queda extinta, automáticamente el video se borra y se reproduce el siguiente, donde se observa claramente a través del sistema de monitoreo como Sair vierte una sustancia en la bebida de Emperatriz.

«Emperatriz está igual de desconcertada que tú, ya debe haber despertado. Debe pensar que fue una pesadilla. Pero quiero que sepas que yo soy su pasado, su presente y su futuro y mientras yo viva nadie la dañará, así que, querido amigo, te sugiero inventarte una buena historia para encarar a Emperatriz».

Termina la reproducción, el segundo archivo se elimina automáticamente. Sair grita. Maldice.

Emperatriz despierta en su cama, desconcertada. Asustada.
Bruno permanece sentado en un mueble de la habitación. Cuando la ve levantarse, corre de prisa hasta ella...

—Mi señora ¿se encuentra bien? —pregunta angustiado.

—Fenomenal —ríe a carcajadas...







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LA DAMA DE MARFILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora