2. Caminos

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Ha-neul se encontraba en la estación de policía, envuelta en una manta, se la habían llevado del lugar entre gritos, lloriqueos y patadas. Las puntas de sus pies rozaban el suelo ligeramente. De sus rojizos ojos no dejaban de salir pequeñas lágrimas cristalinas y saladas, los policías murmuraban entre ellos de que se encontraba en shock y esperaban el momento oportuno para hablar con ella acerca de él por qué estaba ahí y a qué se había dedicado su padre, en sus manos se encontraba lo que era una taza de té caliente. Desde hacía ya un rato que había dejado de salir vapor de la taza y el té se había enfriado.
En su mente no dejaba de ver el fuego que ardía fieramente en las casas, su padre se había ido temprano a trabajar esa mañana, le había dado un pequeño beso en su frente como todos los días despidiéndose sonrientemente llevando puesto su traje azul marino y su camisa blanca con corbata, una corbata de estrellas, todos los lunes se ponía la corbata de estrellas que le regaló su madre en un cumpleaños, antes del accidente.
Las luces de la estación parpadeaban cada tantos minutos, un ventilador sonaba a lo lejos, un lugar cerrado, que la asfixiaba minuto a minuto, segundo a segundo, donde no dejaban de escucharse voces apuradas ni dejaba de pasar la gente, moviéndose de un lado a otro, gritando, vociferando cosas que se tenían que hacer o cosas que no se hicieron, su respiración entrecortada no se calmaba, su boca estaba seca, el ruido de la televisión la atormentaba con las noticias de lo que acababa de suceder. Tenía que salir de ahí.
Colocó la taza cuidadosamente en la mesita de a lado, se quitó la manta, tomó su bolso y salió corriendo de ahí, rumbo a su casa. No se detuvo cuando escuchó las voces que le llamaban a gritos, corrió y corrió hasta que llegó a casa, al abrir la puerta de alguna forma contuvo el aliento esperando que apareciera su padre, pero la casa estaba sola, y también ella. Cerró la puerta y continuó llorando.
En el funeral de su padre no había nadie, sus amigas más cercanas habían llegado a consolarla, solo tenía 4 y no iban a poder estar con ella mucho tiempo, todos los amigos de su padre habían muerto con él, ya que trabajaban juntos, también en la casa de los Choi, todos, muertos, nadie fue a darle el pésame, ni un apretón en el hombro, ninguna palabra de consuelo por su pérdida, en los otros salones se encontraban algunas esposas de los amigos de su padre llorando también sus pérdidas, pero nadie lloraba a los Choi, porque todos habían sido calcinados en ese incendio, incluso el pequeño nieto del líder de la familia, de apenas unos meses de haber nacido y después de la gran fiesta a la cual los habían invitado a todos para celebrar.
Pasaron los meses y Ha-neul continuó con su trabajo en la editora, día a día seguía trabajando de forma monótona.
...
...
Mientras tanto, Taehyung continuaba día a día con su trabajo correspondiente, iba a cenar con los demás, a reuniones con otros empresarios y socios, a salir a divertirse cuando se requería, seguía saliendo a fumar en la parte de atrás del edificio como siempre, la vida estaba llevándolo en su curso.
Esa noche no podía dormir, llevaba meses sufriendo de insomnio desde lo sucedido con el clan Choi, a veces lograba conciliar el sueño y caía profundamente dormido con su suave música de piano jazz de fondo y otras veces era como esa noche, daba mil vueltas en la cama, medio dormitaba. Cuando sucedió  lo del clan, sus subordinados habían llevado fotografías y videos, matando a varias personas e incendiado y destruyendo todo el lugar. Se levantó exasperado de la cama, sacándose la colcha de encima, como casi todas las noches, se sentó mirando el suelo, gotas de sudor le recorrían el torso descubierto, bajando por la espalda hasta llegar a la entrada de los bóxers negros, otras gotas recorrían su frente y la nuca, pasó su mano izquierda por el cabello revuelto y suspiró. Se incorporó pausadamente y encendió la luz de su mesa de noche, su pequeño perro Yeontan se removió en su camita al pie de la cama -sssshhh sigue durmiendo- le susurró dulcemente. Salió de su habitación y caminó a la cocina, se sirvió un poco de soju mientras se sentó en la barra, uno y dos tragos, la ansiedad aún lo inundaba, miró algunos videos de música, algunos de animales y uno que otro de cocina. Checó el reloj de pared de su cocina, las 4:15 a.m., suspiró, se incorporó y caminó de vuelta a su habitación, su pequeño perro seguía dormido, plácidamente perdido en el mundo de morfeo, caminó a su armario, se puso unos pans, sudadera grises y un gorrito negro, unos tenis y estaba listo para salir, empezó a trotar por las calles aún dormidas de la ciudad, se detenía para tomar aire y observar cómo todos los edificios grises se comenzaban a pintar de un azulado triste, aún no salían los primeros rayos del sol, pero el cielo comenzaba a aclarar tranquilamente en la ciudad de Seoul.
Ha-neul no dormía bien desde hace meses, se despertaba de madrugada entre llantos, había llegado a sentirse sola porque no tenía muchas amistades, y las pocas amigas cercanas que tenía vivían en otras ciudades, así que se veían muy rara vez, pero esa soledad que la inundaba, el completo silencio de su casa sin su padre, la paniqueaba, a veces se había levantado a ver alguna película, escuchar música o ver videos, igual había pensado que quizás si adoptaba una mascota, podría distraerse, pero, pasaba mucho tiempo en la oficina, no podría atenderla lo suficiente y eso sería muy cruel de su parte. Ese día, por primera vez decidió salir a caminar, dejar por un momento su hogar inundado en un silencio sepulcral , cuando empezó a caminar se puso a observar cómo la vida seguía y ella, ella se sentía varada, sin poder avanzar, estática, congelada en el tiempo.
Se había puesto una sudadera morada de su padre, le quedaba enorme y estaba algo desgastada por tanto uso, pero aún conservaba su aroma a madera, rara vez usaba pans, pero no tenía muchas ganas de ponerse a buscar jeans. Conforme iba caminando, escuchaba el trino de algunos pájaros, el sonido de algunos grillos. Sacó su celular y sus audífonos buscando alguna canción perfecta para ese momento extraño del mundo.
Ha-neul seguía caminado, pero, al llegar a una esquina, no se dio cuenta del corredor madrugador que iba hacia ella. Taehyung estaba distraído, perdido en su propio universo, había empezado a correr frenéticamente ajeno a lo que sucedía a su alrededor, iba tan veloz que no se dio cuenta que en la esquina a la que iba a doblar, alguien estaba caminado.
Taehyung no pudo detenerse a tiempo y chocó contra una persona, cayendo encima de ella con todo su peso, Ha-neul, se fue hacia atrás con una persona encima de ella, abriendo los ojos como platos por la sorpresa, se golpeó la cabeza, y sintió como una rodilla se le clavaba en una de sus piernas y sus codos chocaban con la acera, una mueca de dolor se formó en su rostro. Taehyung sintió como una de sus rodillas golpeó en la pierna a la menuda persona que se encontraba debajo de él mientras su otra pierna dio un rodillazo a la acera en el hueco de las piernas de la otra persona, uno de sus brazos estaba encima de ella mientras que el otro se encontraba a un lado del brazo de la persona, había cerrado los ojos cuando chocaron, al incorporar poco a poco su rostro, sus miradas se encontraron. Taehyung se encontró sorprendido al ver a una joven con un ojo café y el otro azul, un azul turquesa tan intenso que había provocado que se quedara sin palabras. Ha-neul estaba sin aliento y adolorida, le estallaba la cabeza de dolor y sentía un mareo incómodo. El hombre que tenía encima de ella estaba inamovible, la veía expectante. Mientras ella sentía todo el peso de él encima, no podía respirar bien y pronto la gente empezaría a salir de sus casas rumbo al trabajo. Su mirada intensa de ojos cafés le atravesaban el alma.
La incómoda posición impedía que se pudiera mover, Taehyung se sentía detenido en el tiempo, no podía dejar de observarla, sus alientos se empezaron a mezclar, Ha-neul sintió el aroma a alcohol en su nariz y como se mezclaba en su boca, lo observó un poco, el pequeño lunar en su labio inferior, la elegancia de sus labios carnosos, su barba empezaba a salir, los rizos cobrizos y el hermoso tono de su piel cual caramelo, como su torso hacía presión en su abdomen, los abdominales de él se recargaban sobre ella y su pecho se encontraba presionando su busto. Sus narices casi se rozaban, Ha-neul aguantó la respiración, y carraspeó tímidamente;
-Mmmm disculpa, me estás lastimando- parpadeó varias veces bajando la mirada a sus cuerpos entrelazados, su piel pálida se ruborizó. Taehyung abrió y cerró su boca varías veces intentando articular unas palabras, lo que fuera que se le viniera a la mente, bajó su mirada a ver cómo se encontraban sus cuerpos y sus narices se rozaron suavemente, provocando que el corazón de Ha-neul se le acelerara.
-Lo siento- dijo apresuradamente Taehyung, recargando sus manos para levantarse, después le tendió la mano para ayudarla, le sacaba fácilmente unos veinte centímetros de altura, ella se sacudió y tocó su nuca, le dolía la cabeza pero no había rastros de sangre, Ha-neul suspiró, al menos no estaba totalmente lastimada. Volteó a ver al guapo hombre que tenía en frente de ella, y en su mente volvió a aparecer fugazmente el instante en que estuvieron hace un momento, le ardía su cara. Taehyung se acerco lentamente a ella, se colocolos a su altura y la miró, no pudo contenerse y colocó su mano en la pequeña frente de ella;
-Creo no te encuentras muy bien, tienes fiebre, tu cara está muy roja- su tono de preocupación la sacó de su ensoñación, ella apartó la mano de él y comentó rápidamente;
-Me encuentro muy bien, no tengo nada fuera de este mundo- se alejó un poco de él y observó a su alrededor, autos habían empezado a circular las calles de la ciudad y unos rayos del sol empezaron a iluminar el cielo, pintando las nubes de color de algodón de azúcar, hacía bastante tiempo que no había visto un amanecer. Volteó a ver el hombre que tenía en frente de ella y él la seguía observando como si fuera la octava maravilla del mundo, Ha-neul sintió su cara volver a arder.
-Lo siento- se disculpó Taehyung -nunca había visto a alguien con unos ojos como los tuyos, son verdaderamente extraordinarios-
Ha-neul estaba incrédula, durante mucho tiempo de su vida, su padre y sus amigas eran las únicas que habían pensado que se veía linda con sus ojos, pero, otras personas hasta la habían llamado demonio, y le hicieron bastante bullying durante su vida escolar. Se tomó sus manos y tronó sus dedos, mordió su labio inferior pensando en qué sería bueno contestar difícilmente la halagaban.
-Yo... Ammm, este... Muchas gracias- contestó finalmente de forma enérgica y agachó su cabeza. Lo miró y volvió a inclinarse diciendo rápidamente -con permiso- y se fue corriendo rauda y veloz.
Taehyung se quedó expectante mirando cómo se alejaba poco a poco hasta parecer más diminuta de lo que realmente era, sus caderas se contorneaban con el movimiento de sus piernas, ahí estaba él hipnotizado ante una persona que quizás no volvería a ver en su vida. Regresó caminando felizmente a su casa escuchando Dance Me to the End of Love de Leonard Cohen, mientras bailaba ligeramente caminando al compás de la canción rumbo a su casa y recordando su cuerpo bajo el suyo, sus ojos, suspiró, sus hermosos ojos lo habían cautivado, el ondulado de su cabello, y sus mejillas sonrosadas, no pudo dejar de sonreír en todo el camino que regresaba a casa mientras bailaba imaginándola en sus brazos. Al llegar a casa Yeontan lo recibió moviendo su colita -¿tienes hambre?- le preguntó acariciando su pequeña cabeza y dándole un beso. Se quitó la sudadera sudada y se dirigió al refrigerador sacando una botella de agua, después en uno de los estantes sacó el alimento de su perro y le sirvió en su bol. Mientras Yeontan comía felizmente Taehyung caminó al baño y se metió a bañar, mientras se duchaba había puesto Fly Me to the Moon de Frank Sinatra, el agua fresca caía en su cuerpo sudado, refrescándolo.
Ha-neul llegó a su casa frenéticamente, no podía sacarse de la cabeza la forma en que él la había mirado, un escalofrío le recorrió por su espalda al recordar lo cerca que habían estado, el sentir su aliento y como sus narices se habían rozado, recordaba la presión de su cuerpo en el suyo, su corazón latía a mil por hora, tenía que calmarse si no algo le iba a dar en ese momento, se dirigió a su cuarto y prosiguió a tomar un baño, arreglarse y desayunar para irse a su trabajo. Su día transcurrió normal, la unida diferencia fue que se encontró con un escritor el cual estaba "editando" su trabajo, rara vez se encontraba con escritores, comió cerca del trabajo y fue a casa, cenó cereal mientras veía una película de comedia, una de las favoritas de su padre White Chicks, siempre la hacía reír y de alguna forma el vacío se aligeraba un poco, esa película también se había convertido en su favorita.
Para Taehyung su día transcurrió con calma, trabajar, ir a juntas, mandarse mensajes en el chat del grupo que tenía con sus amigos, comer con Jimin.
Jimin lo había notado desde la mañana, algo lo había hecho feliz, se había dado cuenta que su mejor amigo sonreía de vez en cuando sin ningún motivo, y hasta se encontraba de mucho mejor humor a raíz de lo que había acontecido desde lo del clan. Observaba como sus ojos brillaban, eso aligeró el corazón de Jimin, los dos eran de la misma edad, entonces se comprendían muy bien, no quiso decirle nada para no molestarlo, pero él se sentía más tranquilo de ver a su querido amigo así. Cuando se reunieron todos a cenar, Namjoon notó como Taehyung se mostraba con ellos en ese momento, estaba más enérgico y feliz de lo normal, bromeaba con los demás, Jin miró a Joon arqueando una ceja y él solo alzó sus hombros, no entendían que había pasado, el por qué de ese cambio, pero todos se sintieron más aliviados de verlo así, un peso de encima se les había quitado.
...
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Los días empezaron a pasar, luego semanas y Taehyung continuó yendo a correr a la misma hora que se había encontrado con la muchacha de ojo azul y otro café. En el trabajo se preguntaba acerca de ella, qué estaría haciendo, de qué trabajaría. Se encontraba sentado en su oficina revisando unos papeles mientras escuchaba a Bing Crosby, a veces levantaba la vista y veía algunos cuadros que tenía de Van Gogh, en un instante alguien tocó la puerta, Taehyung pausó la música;
-Adelante- dijo suavemente.
Namjoon abrió la puerta y entró con una sonrisa mostrando su encantador hoyuelo, vestido de un traje blanco y una playera lila casual, había cambiado un poco su estilo, ahora su cabello era de un tono grisáceo, tenía puestos unos lentes de sol. Se acercó al escritorio de madera cedro blanco, desprendía el ligero aroma amaderado que de alguna forma se impregnaba en toda la oficina, se recargó en el escritorio y miró a Taehyung;
-Salgamos a comer, ¿te parece Tae? Escuché de un nuevo lugar, sencillo pero con comida muy rica- comentó Namjoon alegremente. Taehyung alzó una ceja, ordenó rápidamente sus papeles, se levantó y sonrió;
-Vamos Joon hyung- los dos se encaminaron a la puerta y salieron. Taehyung iba vestido de una forma más clásica con pantalones y saco de color caquis con un chaleco del mismo tono y una camisa blanca, se veía como si se hubiera detenido en el tiempo y alguien estuviera a punto de sacarle una foto en blanco y negro. Los dos iban platicando de los trabajos que tenían que hacer, de cómo se sentían los demás, que habían escuchado acerca de una nueva empresa que apenas había inaugurado, Namjoon comentó que Jin ya había mandado un regalo de bienvenida, ya que al parecer tenían el mismo giro empresarial que ellos, aunque no sabrían si tendrían alguna otra empresa detrás de esta nueva, Jhope ya lo estaba investigando, pero no lograba encontrar nada. Taehyung expresó su preocupación, ya que generalmente las empresas siempre tenían algo que esconder y de ellos, era como si apenas existieran en todas las bases de datos. Jin le había comentado a Namjoon que al parecer los dueños eran incluso más jóvenes que ellos. Mientras iban caminando por el enorme edificio, los empleados se detenían a presentar sus respetos, un auto negro ya los estaba esperando a fuera.
Ese mismo día Ha-neul también se encontraba rumbo al mismo restaurante que Taehyung, ella iba caminando con su jefe y otros trabajadores de la misma área que ella, le habían dado un ascenso, por así decirlo, ya se podía dedicar a traducir y editar los manuscritos que ella quisiera y ese era motivo suficiente para salir a celebrar con una comida, aparte, según su jefe, ella no convivía lo suficiente con los demás, y era importante que se relacionara, un señor que podría ser su abuelo, aunque con mucha energía, había viajado y conocido a bastantes escritores, del país y extranjeros, en alguna ocasión la llevó a una de las ferias de los libros, ese mundo le fascinaba, los libros habían sido los amigos con los que había crecido. Su jefe, el señor Kang siempre vestía trajes con saco de gamuza y parches, como si aún enseñara literatura en la universidad, sus corbatas nunca combinaban ni los pantalones, un señor muy bizarro a la vez, ya que usaba jeans o pantalones grises. Caminaron por las calles de Seúl rumbo a la parada del autobús para poder dirigirse a ese nuevo restaurante que una de sus compañeras había ido ya a probar. La editora se encontraba en la calle de Yeoksam -ro 90-gil, aunque era pequeña, era una de las mejores de la ciudad, mientras que la empresa de los 7 donde trabaja Taehyung en Yeoksam-ro 92 gil en Gagnam, se encontraban relativamente cerca, aunque ellos no tenían la menor idea. Al llegar al restaurante que se encontraba Dogok-ro 93- gil, no había mucha gente, no porque no fuera un lugar muy rico, solo aún no era lo bastante conocido, con una fachada de casa antigua coreana, al entrar tenía una combinación entre lo moderno y lo antiguo, las mesas estaban separadas, en las paredes de madera se podrían observar pinturas de la arquitectura coreana antigua, y también de la nueva, algunas fotos de famosos en blanco y negro y otras con estilo art-deco, con pinturas algo modernas. Al entrar al establecimiento un fuerte aroma a comida inundaba todo el lugar de forma cautivadora, suave música instrumental indie sonaba de fondo, creando un ambiente relajado y apacible para disfrutar la comida. En una mesa en la esquina se encontraban Namjoon y Taehyung, ambos habían puesto sus sacos en las sillas, Taehyung se había arremangado sus mangas de su camisa y Namjoon se había colocado una servilleta para no ensuciar sus pantalones blancos, los dos estaban disfrutando de barbacoa de carne y pork belly, también comían ramen, japchae y kimchi, acompañados de cerveza y soju. El ruido de un grupo de personas los hizo alzar sus cabezas, aunque no vestían de forma tan elegante como ellos, Namjoon notó como Taehyung abría levemente la boca y se quedaba mirando a alguien fijamente, siguió su mirada y se encontró con una joven de ojos de diferente color, se veía a primera vista algo desaliñada, su cabello castaño ondulado estaba amarrado en una media cola un poco chueca, llevaba una playera azul claro y unos pantalones verdes con flores azules, unos tenis de piso blancos, a diferencia de los demás era más chaparra que la mayoría de las mujeres de estatura normal, su piel era bastante blanca, sin color como si fuera leche, aunque llevaba maquillaje se podían notar las fuertes ojeras, pero sus ojos, esos ojos hacían que cualquiera se perdiera en ellos, Namjoon volvió su vista a Taehyung, no le gustó lo que veía, podía notar en sus ojos cómo brillaban al verla, frunció el ceño y carraspeó, Taehyung salió de su ensoñación, había anhelado tanto verla y ahí estaba ella, radiante como ese mismo día cuando habían chocado, para él, ella era fascinante.
-Perdón Joon hyung- dijo Taehyung bajando la mirada y centrándose en tomar carne y kimchi, la comida estaba deliciosa, ya lo sabía, pero por extraña razón, ahora sabía inclusive aún más rica.
Namjoon tomó un sorbo de su soju y no dijo nada.
Ha-neul estaba demasiado nerviosa como para notar la presencia de Taehyung, no se le daban bien las situaciones de convivencia, se sentía incómoda con la gente. Apretaba su bolso en sus manos y esperó a que juntaran unas mesas para sentarse, cuando se situó en medio de su jefe y a lado de uno de sus compañeros, se encontraba casi en frente de Taehyung, cuando alzó la vista para observar bien el lugar lo vió. Su corazón empezó a latir con fuerza, iba acompañado de otra persona de mirada intensa, pero ahí estaba él con sus rizos, un ligero escalofrío le recorrió la espalda al recordar la situación que había vivido con ese hombre. Ella había regresado varías veces al lugar para poder encontrárselo, le resultaba fascinante, pero, cuando lo veía no tenía las agallas de acercarse y se iba corriendo. Esa misma mañana lo había visto, pero igual se había acobardado como las veces anteriores, nunca, ni en sus sueños más bizarros se imaginó que se lo llegaría a encontrar en ese restaurante, sus mejillas ardieron, los dos se veían expectantes, habían cambiado la música de fondo y ahora sonaba Fever de Elvis Presley.
Su jefe el señor Kang había ordenado varios platillos, entre la barbacoa, bulgogi, bibimbap, kimchi, soju y cerveza y naengmyeon. Todos comían alegremente, platicaban de manuscritos por traducir, de algunos escritores, de guiones de películas que se tenían que editar, Ha-neul intentaba ser partícipe de las conversaciones, aunque su energía para socializar se estaba agotando, la comida estaba increíblemente deliciosa, cuando dio el primer bocado, deseó mucho haber podido compartir ese momento con su padre, a él le habría encantado, una pequeña lágrima había asomado por su rostro, se limpió rápidamente sin que se percataran los demás, aunque el señor Kang sabía que aún estaba en duelo de alguna forma, ella era una persona introvertida, pero, ahora había puesto una muralla alrededor suyo difícil de atravesar. Taehyung notó esa lágrima que había derramado, de momento se preguntó si era alguien que amaba realmente mucho la comida, y la estaba disfrutando al máximo, pero en la mirada triste y fugaz de la chica de ojos de diferente color, se había dado cuenta que su reacción más bien se debía a otra cosa. De momentos Ha-neul y Taehyung cruzaban miradas fugaces, que la hacían sentir nerviosa, se mordía su labio inferior de vez en cuando o le daba un trago a su cerveza, y él observaba cada facción de ella.
Namjoon y Taehyung hablaban acerca de que ese fin se irían de viaje de pesca todos juntos, ya que era una actividad que llevaba Jin planeando desde hace tiempo, y al parecer partirían esa misma noche de jueves en la madrugada para aprovechar al máximo ya que irían a la Isla de Jeju que les quedaba hasta el otro extremo del país y regresarían hasta el lunes. Los dos se levantaron porque se tenían que encontrar con los demás para irse a preparar a sus casas y dormir quizás un poco. Empezaron a caminar y Namjoon pagó la cuenta, se sentía molesto, pero era algo que no le quería mencionar a Taehyung en ese momento, ya lo haría cuando estuvieran en la isla de Jeju junto con los demás y pudiera mencionarles el tema, en lo que pagaba, Taehyung pasó rápidamente al baño y escribió en un pedazo de papel que le entregó a la señora de unos cincuenta años, dueña del lugar junto con su esposo, diciéndole urgentemente que se lo entregara a la señorita de ojos de diferente color sin que Namjoon se diera cuenta. Cuando se retiraron, la señora se acercó a Ha-neul y le entregó discretamente el papel, los de su grupo ya se encontraban ligeramente avivados por el alcohol, entonces fue difícil que notaran esa pequeña transacción de la señora con ella, al abrirlo Ha-neul abrió los ojos sorprendida, había una hora y lugar para encontrarse más tarde, su corazón le latió desbocado y apretó el papel en su mano contra su pecho, una enorme curiosidad la inundaba, pero, no podía evitar sentirse extremadamente feliz.
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(P.S.: los nombres de las calles los encontré al meterme a Google maps y buscar Seúl. Yo no sé qué se encuentra en esos lugares porque nunca he ido a Corea del Sur, puse nombres para dar una sensación más real a la historia aunque sea ficticia).

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⏰ Última actualización: Apr 11, 2022 ⏰

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