Capítulo Único

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Despierta, como cada mañana, justo cuando el reloj marcaba las 6:00 a.m. Se encuentra en la sede. No recuerda haberse quedado a dormir ahí, pero tampoco era algo que él no hubiera hecho. Lo último que recuerda es haber estado haciendo informes hasta tarde la noche anterior, así que probablemente se había quedado dormido a la mitad.

Decide no darle muchas vueltas, pues la cabeza le duele más que de costumbre, y siente en su cuerpo una pesadez que hacía mucho no notaba. No quiere levantarse del sofá.

Inhala profundamente, manteniendo el aire unos segundos para después liberarlo en un suspiro fugaz. Sale de la sede tras haberse acomodado un uniforme policial que no recordaba haberse comprado.

Mira el cielo despejado, y su cuerpo se mueve en automático, levantando los brazos. Aún sigue algo dormido, así que no se detiene a cuestionar sus propias acciones. Se quita la ropa, sin pensarlo demasiado, sintiendo la brisa fresca golpear contra su pecho, inundando sus pulmones mientras su paz comienza a verse interrumpida por el sonido de un vehículo ingresando a las instalaciones.

*****

¿Un garage? Hasta donde recuerda, la noche anterior había ido a dormir a la sede tras haber bebido unas cuantas copas en un desesperado intento de borrar de su mente el rostro del hombre de ojos de plomo, tratando de olvidar los finos cabellos platinados que rozaban con delicadeza su frente cuando el aire soplaba con fuerza.

Mira la hora en el reloj de su muñeca, sorprendiéndose al notar la manga blanca de su camisa. Él no usaba camisas blancas. Nota la palidez en la piel de su mano, sintiendo su corazón detenerse de golpe, ¿estaba muerto? ¿acaso había tenido una congestión alcohólica y ahora era un fantasma? ¿o acaso continúa soñando en el sofá de su despacho?

Saca el móvil rápidamente, intentando revisar si hay algún vehículo disponible en el garage, girando los ojos al notar el fondo de pantalla predeterminado. Seguramente alguien le había hecho una mala broma.

Tras verificar que tendrá que llamar un taxi, ingresa a sus mensajes, deseando tener alguno nuevo del agendado como "Priviet", frunciendo el ceño al darse cuenta que sus últimas conversaciones son con personas a las que no recuerda haber conocido.

El ruido de un vehículo cruzando a su lado le alerta, haciéndole una señal para detenerse, y subiéndose en el lado del conductor bajo la excusa de una emergencia policial, sin darle oportunidad al civil de hacer alguna pregunta.

Acomoda los espejos y aprovecha para mirarse un poco y acomodarse el cabello, o al menos esa era la intención, hasta que se da cuenta que en el reflejo no se encuentra él mismo, sino el rostro que estaba intentando dejar atrás. ¿Es acaso una broma cruel?

Pisa el acelerador lo más fuerte que puede, marcando la sede en el GPS y apresurándose a llegar. Necesita respuestas.

Ingresa con el vehículo y, como temía, se ve a sí mismo desnudo en la entrada haciendo yoga. Se acerca corriendo mientras se ve colocarse la ropa con vergüenza, sintiendo su corazón acelerarse y sus mejillas comenzar a arder.

Él no suele sentir vergüenza de enseñar su cuerpo, así que no entiende las repentinas sensaciones que lo invaden.

El cuerpo de Horacio reacciona diferente. Su corazón se acelera y una emoción indescriptible inunda su ser, sonriendo al instante mientras intenta contener las miles de mariposas que parecen revolotear en sus entrañas. Lo asocia a lo gracioso que le parece que Horacio esté vestido como él.

— Horacio — le saluda — ¿por qué llevas puesta mi ropa? ¿qué haces vestido como yo? — pregunta en tono de burla, pensando que quizá el moreno se la habría puesto sin pensar demasiado.

En tus zapatos || Volkacio || OneShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora