básicamente es que yo con mi avatar y mis poderes (que por cierto son los del juego y películas de resident Evil, de los portadores del virus) estaré en Marvel ayudan a SpiderMan y no, no voy a tener un harem, la ver prefiero que mis personajes favo...
En estas horas de la noche, yo me encontraba caminando por las iluminadas calles de New York.
— De verdad, justo cuando tenía otros planes, alguien a quien no veo desde hace mucho, pide que nos reunamos en un bar (suspiro) bueno, espero sea bueno — dijo serio.
En eso, llegó a un bar llama el Ruiseñor del oeste, al entrar, comencé a buscar con la mirada hasta que vi a una mujer pelinegra sentada en una de las mesas al fondo.
— Hace muchos años que no nos vemos, Solveig — dije a la mujer de origen nórdico.
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— Si, muchos años la verdad... sabes, ella te extraña — dijo la mujer mientras se levantaba y se ponía frente a mi y poniendo su mano en mi mejilla.
— Aún no es hora, aún no puedo volver con ustedes — dije serio quitando su mano de mi mejilla.
— Ella tiene derecho a ver a su padre, ya van seis años y aún no vuelves — dijo ella molesta y de brazos cruzados.
— Todo a su momento — dijo sentándome.
— (suspiro) No se ni para que me molestó, en fin, ya es hora de hablar sobre lo que a pasado — dijo Solveig sentándose.
— Si, para que me llamaste, dudo que solamente fuera para que regresará — dije serio.
— Si, se trata de los Usuarios — dijo ella.
— Los usuarios, pero no nos hemos topado con ellos? — dije sin entender.
— Tu no, pero Connor y Luis si — dijo mostrándome unas fotos.
— Se llaman Némesis y Dark Hunter — dijo señalando a las fotos.
Yo estaba sorprendido, hacia años que no los había vuelto a ver y ahora, estaban de vuelta.
— Connor se encontró con Dark Hunter mientras estaba con SpiderMan, Luis se encontró con Némesis mientras investigaba a los difuntos líderes de mafia — dijo Solveig.
— Interesante Solveig, gracias por la información — dije aún viendo las fotos.
— No fue nada, ya es hora de partir — dijo ella.
— Solveig.
Ella se detuvo para después voltear y verme.
— Cuando termine con esto, volveré contigo y nuestra hija — dije viéndola a los ojos.
— No hagas promesas que no cumplirás.
— No está vez, está la cumpliré — dije para acercarme y besarla.
Ella me vio con una sonrisa, pero antes de que pudiera hablar, se escucharon unos aplausos.
— Conmovedor, una linda escena familiar no lo creen — dijo un hombre en una mesa con una máscara que no dejaba ver su rostro.
