Suspiros y lamentos, lamentos y suspiros, era lo único que Megan escuchaba. ¿Y lo peor? Estaban dentro de su cabeza, eran sus demonios, le decían que la tristeza, era la mejor salida de este mundo. Estaba en su habitación, un lugar no muy colorido, algunos posters de sus bandas favoritas, su cama y muchos libros, cientos y cientos de libros. Miró hacia la ventana, estaban sus hermanos jugando baseball, ella lo jugaba de pequeña, ella lo gozaba; ahí era cuando ella gozaba de la vida. Miró a su alrededor y una sonrisa dejó ver sus blancos dientes, vio las fotos con sus amigos, ellos, ellos eran los únicos que quería, bueno, además de a su madre. Tragó saliva y negó con la cabeza, quitando a sus demonios pero, ¿que sucede cuando un demonio se escapa de tu cabeza? Él fue su demonio, pero ella, ella lentamente, convirtió a su demonio en un angel. Aunque ella fuera demasiado triste, y demasiado fría para hablar con el resto de las personas, Megan, por muy dentro, y poco a poco estaba volviendose una chica feliz. Pero esa felicidad se desvanecía de vez en cuando, él llegaba, todo cambiaba, todo se oscurecía; pero, dentro de una inmensa oscuridad, siempre, llegará la luz.
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Sadidas; book 01.
Teen Fiction“¿Tú eres aquel chico? ¿No?” Preguntó Megan, parecía asustada pero a la vez demasiado curiosa. “¿Que chico?” Preguntó el rubio mirándola fijamente, su mirada la intimidaba, pero ella sería más fuerte que él. “Mi demonio, que luego será mi angel.”...