Prólogo

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Los recuerdos difusos de mi escuela inicial no tenían mucha relevancia en mi vida. Las caras de mis "amigos" eran manchas que no podía distinguir, tampoco tenia ganas de recordar sus nombres. 

Los juegos, las risas, el aula, los profesores, las enseñanzas eran solo parte de un proceso que todo niño debe pasar antes de entrar al colegio. 

Lo único que avala las energicas carcajadas de mi madre sobre mi primer dia de clases fue una fotografia mia donde salia llorando. 

Tenia un sombrerito de colores, unos zapatos blancos, un polo rojo con un carro del mismo color en medio y un short azul. Mi madre no era buena combinando los colores, ella tan solo quería mandarme limpio y bien peinado. 

Al ver mi rostro rojizo sabia que había llorado por la angustia de alejarme por primera vez de mi madre. 

-No querías entrar solo. Tu padre y yo estuvimos contigo, intentando que entraras con alguna de las profesoras. ¡Hacías pucheros encantadores! - Mi madre seco una de las lagrimas que caían por el rabillo del ojo. - Eso fue hasta que Yibo se acerco a ti. 

No recordaba aquel día, aun era muy pequeño para darme cuenta. Segun mi madre, Yibo y yo ya nos habíamos encontrado en una tienda cercana a nuestra casa. Siempre nos mirabamos de lejos pero no terminábamos de congeniar. - Yibo tenia el rostro muy serio. Parecía que le caías mal. 

El también tenia 3 años, por coincidencia terminamos en el mismo kinder. Siendo ese el momento fortuito de nuestra eterna amistad. Yibo tomo mi mano y susurro unas palabras de consuelo antes de llevarme consigo dentro del espacioso nido. 

Mi madre me cuenta con una sonrisa enternecida que había parado de llorar abruptamente y que por las rejas del colegio, y mientras ambos se despedían de mi, Yibo limpio mis lagrimas con las mangas de su pequeño suéter. 

Aun era un niño cuando escuche esa historia por primera vez; en ese entonces, siempre me senti gozoso de tener un "hermano" como Yibo, un compañero de juegos y aventuras y un confidente seguro.

Cuando entramos a la secundaria, y nuestro cuerpo de niños se desarrollo, era hora de aprender nuevas cosas. Ya no era jugar con los carritos, tampoco hacer desorden en clases. Nuestra etapa de pubertad nos hizo experimentar sentimientos y reacciones genuinas en nuestro cuerpo; en los que aun era un inexperto. 

Era un ingenuo en los temas del amor. La única razón por la que mi corazón latió emocionado alguna vez fue por las travesuras que Yibo y yo hacíamos contra nuestros padres, pero por lo demás; el único ejemplo de cariño marital fueron mis padres y los de Yibo, quienes se querían y cuidaban a su manera.

El tema sexual fue un tema específicamente académico. Sabia que tener sexo era un ritual pasional que conllevaba responsabilidad. Las clases de sexualidad en el colegio me enseñaron a usar un condón u optar por un método anticonceptivo.

Yibo y yo siempre nos mirábamos avergonzados al escuchar a la profesora explicarnos. Era un temor, con un toque de curiosidad y una pizca de emoción peligrosa cuando hablábamos de eso. 

-No me gusta esta materia. - Hablo Yibo con las orejas rojizas.

-Es interesante, en algún momento nos hará útil. - Me alce de hombros restandole importancia.

-No quiero pensar en eso. Es vergonzoso. - Desvió la mirada.

Pensaba lo mismo. Era vergonzoso imaginarme en tal situación con alguien.

Hasta que una noche soñé que Yibo y yo nos besábamos. 

Era un sueño fugaz, de los que tienes cuando estas escuchando una clase aburrida y tienes demasiada flojera para estudiar pero aun asi tienes que aparentar que estas atento. 

Deseo del Corazón - YiZhanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora