cinco

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Caminaba por las calles del barrio donde Angie me dijo que vivía, era un barrio muy humilde.
Me sorprendía que siempre que pasaba por alguna casa, las personas que estaban afuera sonreían y saludaban aunque no te conocieran.
Observaba a los más chiquitos jugar a la pelota, a los más grandes tomando mates y a los adolescentes tomando un vino en carton sentados en la vereda mientras se reían y escuchaban música.
Después de caminar unos quince minutos, encontré esa casa azul que Angie describió a la perfección.
Golpeé y mientras esperaba que me abrieran observaba un poco más lo que había a mi alrededor.

"¿Hola?"

"Hola señora, un gusto"

"Disculpe señorita, no la conozco, ¿está perdida?"

Sonreí por la ternura en su voz.

"No, no estoy perdida, vengo por su hija Angie"

Noté como su sonrisa desaparecía y como su rostro se tensaba.

"Perdón, no la veo hace días" respondió con la mirada baja.

"Soy su abogada, vengo a entregarle una carta que ella escribió"

"¿En serio? ¿Donde está? Pase señorita. Perdone por el desorden" dijo mientras se hacía a un lado para abrir la puerta.

"Angie está presa, va a estar dos años. No hizo nada malo pero se le juntaron todos los delitos. Soy la abogada del penal y me pidió que le trajera esta carta"

Saqué con cuidado la carta de mi bolso y se la entregué.

"Gracias señorita, siéntese, ¿quiere algo de tomar?"

"Bueno, si, cualquier cosa"

"¿Quiere unos mates?"

"Tutéeme, no hay problema, y si con mucho gusto acepto unos mates" sonreí.

(...)

"Y bueno, Angie siempre fue muy rebelde, siempre que podía defendía a sus amigos. Y el tema es que sus amigos andaban en cosas serias"

Asentía a cada cosa que ella me contaba sobre Angie.

"¿Te molesta si leo la carta?"

"Para nada, léala tranquila"

Observaba de reojo como Claudia leía la carta que su hija le escribió, observaba cada sonrisa que emitía y cada suspiro que largaba.
Estuvo leyendo y releyendo esa carta unos siete minutos.

"Angie tiene razón"

"¿Sobre qué cosa?"

"Que pareces una persona muy buena y muy dulce. También, dice que sos muy bonita y que tu sonrisa ilumina los días grises"

"¿Eso dice?" dije intentando ocultar el tono rojizo de mis mejillas.

"Si, eso mismo" dijo mientras reía. "Angie escribe muy bien, es muy expresiva. le gustaba escribir cuando era más chica, en esa cajita de ahí" dijo apuntando a una caja forrada de papel verde un poco gastada "Tengo todas sus cartas. son más de diez, es muy tierna"

"Que lindo. Deben ser cartas muy lindas, Angie tiene una manera muy linda de ver el mundo"

"Es realista, ve el mundo tal cual es" sonrío.

Sonreí, divisé la hora y supuse que era hora de volver a el penal.

"Le agradezco por los mates y por haberme abierto las puertas de su casa Claudia, que tenga buena tarde"

"No es nada, mándale un abrazo muy fuerte a Angie y decile que me envíe cartas cuando quiera. Podes venir cuando quieras, sos bienvenida" sonreí.

(...)

"Estaba muy contenta, leyó la carta con mucha emoción"

Angie sonreía mientras me escuchaba hablar.

"¿Le hablaste de mi en la carta?"

Sus ojos se conectaron con los míos, por primera vez desde que la conozco pude observar el profundo e intenso color café que había en ellos.

"Si, le comenté que eras mi abogada"

"Y que era linda" dije riendo.

"Si, es verdad, sos re linda" dijo riendo.

Por inercia una sonrisa se formó en mi cara, Angie era muy buena, era especial.

rejas | brangie (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora