Una mañana de febrero de 2022...
Era el día que celebraba mi decimonoveno cumpleaños. Me desperté cansada, porque ese día tenía clase y no había dormido bien, ya que ayer me pasé estudiando para un examen de economía.
La mañana era ligera el sol brillaba tanto que me hacía abrir los ojos de un impacto, me tenía que preparar para clase. Soy muy coqueta, que decido llevar una falda a cuadros, rosa, con un suéter, blanco. Me quedaba estupendo, pero me pasaba tiempo en el espejo, mirando si me gustaba. Y a veces, soy tan indecisa que me gusta probar nuevos looks. Opté en elegir el primer look.
Al llegar al comedor para desayunar, mis padres me ofrecieron un equilibrado desayuno. Un bizcochito de chocolate y para beber un vaso de chocolate caliente, como a mí me gusta. Me senté a la vez que entable conversacion con mis padres.
-Buenos días papi y mami. —Saludé con educación—
-Buenos días, Sira. —Me respondió mi padre con una sonrisa de lado a lado.—
-Buenos días, hija ¡Feliz cumpleaños!. —Me felicitó con una ligera mueca de felicidad—
-¡¡Gracias mami!! —exclamé con alegría—
-Oye, ¿no le vas a decir nada a la niña? —inquirió mi madre, en tanto frunció las cejas—
Mi padre estaba con el movil gestionando su cuenta bancaria, pero me di cuenta que se le había olvidado mi cumpleaños.
-¡Federico, Emmanuel Jhonnson! —dió un pisotón tan fuerte que pegué un respingo— ¡Deja el móvil y felicita a tu hija! —Chilló mi madre con angustia—
-¡No ves que estoy con la cuenta bancaria! ¡La declaración de la renta no se va ha hacer sola! —Se quejó—
-No te preocupes mami, lo entiendo. —Murmuré en un tono susurrante—
Me comí el bizcocho y el chocolate caliente. Me levanté de la mesa y me despedí de ambos y me encaminé a la universidad. Eran las 7:48 de la mañana, iba subiendo la cuesta, medio contenta, porque mi madre me felicitó y por otra parte estaba triste por como mi padre se había olvidado mi propio cumpleaños. No pedía más que solo una felicitación. En ese momento no me percaté de que su amiga, Elena, la estaba siguiendo por detrás, y me asusté por la impresión que me dio.
-¡Qué susto tía! ¡¡No me vuelvas a dar esos sustos!! —suspiré aliviada—
-Tía que es tu cumpleaños tenía que darte una sorpresa. —Me guiñó un ojo—
-Ya se que es mi cumpleaños, pero una sorpresa no es lo mismo que un susto de muerte, chica. -Me crucé de brazos-
Buah, tía, que tampoco te he matado —Se rió tan bruscamente que asustó a todo el vecindario—
‐¡Shhh! —Mandé avergonzada—
-Que asustas a los vecinos con tu risa. —Formulé con sinceridad—
-Joder,tía, a ti todo te molesta. —Se quejó entre gruñidos—
-Pues si. —reí—
-Cómo eres —Abrió la caja de dientes—
Ibamos caminando en dirección a la universidad mientras Elena, me contaba que no había estudiado para el exámen.
Que le daba igual suspender, ya que siempre encontraba una táctica para salvar su curso en el último momento.-Pues mal, mal, mal, mal. Las fórmulas ni idea y la teoría me la voy a inventar. Ya sabes voy a improvisar —Finalizó en tanto derrochó una sonrisa que parecia El joker—
-Joder, Lena así nos va. —La miré como si no tuviera remedio—
-¿Qué iba a hacer? ¿Estudiar? Si siempre que estudio acabo suspendiendo economía. —Comentó con ironía—
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A distancia de las Estrellas
RomanceAlan y Sira se conocieron a través de una app para encontrar nuevos amigos, más adelante se pasan sus Instagrams. Desde que se conocieron se veían todos los días a distancia. Hasta que un día, se vieron por primera vez bajo las mismas estrellas.