Parte III

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Tintin se hallaba bajando las escaleras del Hospital en el que se encontraban ingresados los siete miembros de la "Expedición Sanders-Hardmuth". En aquella "Sala de Urgencias" había sido testigo del mal que los atormentaba a aquellos hombres de Ciencia. Tal y como sus palabras habían salido de sus labios hasta el médico a cargo de los internados, era como si se tratara de un "Encantamiento", Magia, pero ¿qué podía ser la causa? ¿Quién los estaba hechizando de esa manera?. Ahora que había recibido la noticia de que la Policía había dado con el paradero del helicóptero que usaron los dos secuestradores para llevarse al Profesor Tornasol desde Moulinsart, el joven periodista estaba llegando a la planta baja y así salir para dirigirse a las calles.

En la entrada se hallaba un aluvión de miembros de la prensa que esperaban unas palabras por parte del pelirrojo. Éste tuvo que abrirse camino, en medio de esa "marea" de cámaras, micrófonos y demás instrumentos que empleaban esas personas.

- ¿Qué nos puede decir al respecto del secuestro del Profesor Tornasol, Señor Tintin? ¿Hay novedades?.- Se le acercó una periodista de cabello rubio, quien quería tomar nota de sus palabras.

- ¿Nos puede dar alguna información sobre el estado de los miembros de la "Expedición"?.- Se lanzó un segundo, como si de un ave rapaz se tratara, queriendo obtener la mejor información para su columna informativa y aquello seguía sin parar. Parecía una inundación que crecía con las lluvias que caían, sin embargo, el joven alzó sus manos al aire y el clamor se detuvo.

- Me temo que eso es asunto confidencial, Damas y Caballeros. Por favor, respeten a las familias de los internados que se encuentran aquí. Ya habrán noticias, pero, por ahora, dejen que haya calma.- Pidió el muchacho y tras conseguir una brecha, seguido por otros que no podían esperar ni un segundo más, tomó su moto y puso rumbo hacia Saint Nazaire, en donde el Capitán Haddock y el matrimonio se estaban dirigiendo.

Arrancó y el clamor del motor tomó a los miembros de la prensa por sorpresa. Algunos intentaron hablarle y conseguir alguna respuesta más pero fue en vano. Tintin aceleró y se fue de allí, dejando una fina capa de humo y polvo en las calles hasta desaparecer en la lontananza. 

Había pasado un rato desde que dejaron atrás el "Castillo de Moulinsart". Dentro del coche del Capitán Haddock viajaban el citado, Milú, Souichirou y Caster. La peli lila había cerrado los ojos un rato, mientras que se hallaba acurrucada contra el pecho de su marido. Éste, a pesar de ser un hombre frío, estoico y sin emociones, solo tenía sus ojos y su vida con ella. Fue entonces que la acercó un poco más, para que no tuviera inconvenientes o se golpeara contra el asiento. Todo eso fue visto por el peli negro desde el espejo retrovisor. 

- Eres un buen hombre, Souichirou. Un Caballero y me quito el sombrero ante ti.- Le felicitó Haddock.- Se nota que la amas un montón.

- Ella es mi Mundo.- Respondió el nipón, quien acariciaba los cabellos de la griega.- A pesar de mi gélida personalidad, Caster es la única persona que me ha hecho y sentir el calor y la luz en medio de la oscuridad.- Señaló y esas palabras tan tiernas llevaron a que las mejillas de la mencionada se volvieran carmesí.- Si algún desgraciado le pone las manos encima, juro que no tendré piedad en destruirlos.- Prometió y aquello sonó muy filoso.

- Nadie quiere que le pase algo a las personas que amamos. Lo mismo digo con Tornasol: Juro que les daremos su merecido a esos mercenarios que se lo llevaron. No importa cómo, lo conseguiremos.- Auguró Haddock y fue entonces que vieron un cartel que indicaba la proximidad a Saint Nazaire.- Excelente, ya estamos cerca.

Unos minutos después entraron en la Ciudad Portuaria. Allí parecía ser una "Plaza de Armas", ya que habían puestos de control de la Policía, instalados en la entrada, salida y otros puntos de vital importancia. Las patrullas recorrían las calles, haciendo sonar las sirenas, algunos de sus agentes se hallaban interrogando a los habitantes y trabajadores del Puerto por si habían visto u oído algo sobre Tornasol pero casi nadie aportaba algo. La División Motorizada también se sumaba a la búsqueda y los helicópteros no paraban de dar vueltas en el aire.

El Imperio del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora