Parte VI

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[Antes que nada, amigos, les debo una sincera disculpa por no haber vuelto a actualizar este fic, ya que he estado ocupado con el de "Shadow Neuroi Invasion", el cual ya solo me queda una parte más y lo termino. Pero bueno, vayamos al nuevo capítulo, que la aventura continúa.].

Un nuevo día había llegado al Perú, la Luz del Sol comenzaba a perfilarse y tocaba los primeros metros de las cumbres de nieves eternas de la Cordillera de los Andes y de ahí venía el Astro Rey que se iba alzando, despacio, hacia el Firmamento, dando por comenzada la mañana después de una noche en la que se había intentado llevar a cabo el rescate del Profesor Tornasol en el barco "Pachacamac" pero que terminó en fracaso. Sus secuestradores habían lanzado una lancha al agua y con ello habían puesto rumbo hacia una localidad llamada Jauja, por lo que el grupo de Tintin ya estaba tras sus pasos.

En el pequeño pueblo de Santa Clara, se daba por comenzado un nuevo día y con ello, ante la sorpresa de Caster, quien nunca había experimentado la cultura de ese país Andino, se deleitaba con los vestidos que las mujeres llevaban consigo, muchos eran tradicionales y que tenían sus antecedentes en la época de la presencia española y también con el legado de los Incas. Lo mismo se podía decir de los hombres. En las cercanías a la estación de trenes, comenzaban a llegar los pasajeros, muchos de ellos familias que iban a visitar a sus parientes en las otras regiones del territorio nacional. Un joven guarda caminaba con paso tranquilo por el lugar, mientras que el marido de la Hechicera registraba el lugar, por si había presencia alguna de los "Agentes" que tanto dolor de cabeza les habían causado. 

Las calles terminaban en subidas y bajadas, los edificios y casas que estaban decorados con techos de tejas rojas eran tan llamativos, al igual que la actividad comercial en la zona.

- ¿Nunca vio algo así, Señorita Caster?.- Preguntó Tintin. Éste había olvidado de que ella no quería que se dirigiera a ella como si fuera alguien importante, aunque lo era, sino de que prefería verlo desde el lado de los amigos por cómo se dirigían.

- No, jamás había visto esto, es increíble. Su vestimenta es muy preciosa y esos colores tan llamativos que tienen.- Recalcó la muchacha, quien se volteó.- ¿Y Souichirou?.- Preguntó por su marido, quien no aparecía por ningún lado.

- Qué raro, hasta hace unos momentos se encontraba aquí.- Recordó el Capitán Haddock cuando oyeron a Milú ladrar, quien apuntó hacia una de las calles empinadas por donde venía el peli negro con algo en sus manos.- Bienvenido de regreso, marinero.- Le saludó el peli negro con amabilidad.

- Disculpen si me demoré. Estaba pensando que las zonas que vamos atravesar van a ser de clima muy frío, así que fui a conseguir unos ponchos y abrigos tradicionales de aquí para mi esposa y para mí. Ustedes se consiguieron los suyos.- Dio a conocer esa información, mientras que le ponía a Caster uno de los nombrados, el cual era de color lila, igual que su capucha que se hallaba en la Ciudad Fuyuki, en el Templo. 

Al terminar su labor, Souichirou se quedó viendo a su esposa. Se veía muy linda con ese atuendo que la protegería del frío, por lo que ella se ruborizó ante esa tierna muestra de cariño que tenía el peli negro hacia ella. 

- Awwww, eres todo un Caballero, Mi Amigo.- Dijo Haddock, dándole una palmada en la espalda.

Reaccionó, tomándose aquello con calma y de ahí el Sol dio contra sus lentes que brillaron por el choque contra el cristal.

- Me sorprende, aún, que a pesar de ser alguien frío y estoico, tiene un gran corazón por su esposa, Souichirou.- Señaló Tintin, cosa que llevó a que el peli negro respirara hondo.

- Cuando naces en el seno de una familia donde solo importa el éxito y que debes estar enfocado en todo ello, pierdes muchas cosas en el camino: El tiempo se convierte en tu enemigo y cuando te das cuenta de que quieres empezar de nuevo, ya es tarde. Caster fue la persona que me abrió los ojos y cualquier demente que intente lastimarla, se las verá conmigo. Si les tuve dejar fuera de combate a los esbirros del "Pachacamac", entonces volveré a hacerlo para que ella no sea lastimada.- Recalcó y eso llenó de lágrimas emotivas a la peli lila, quien lo abrazó.

El Imperio del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora