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Toda "zona negra" tiene una salida de emergencia para amantes desesperados.



Una ligera luz golpeando mis párpados cerrados fue lo que me hizo despertar. Acostumbrándome a los rayos solares que chocaban contra mi vista débil fruncí el entrecejo al sentir un punzante dolor de cabeza que me hizo quejar.

─Auch...

Cerré los ojos nuevamente, mientras mis manos viajaban con rapidez hasta posarse en cada lado de mi frente y presionar, como si con aquella simple acción fuera a reprimir el dolor. Obviamente, no funcionó.

Aún con los ojos cerrados, pensé en levantarme y bajar de la cama, tal vez una ducha helada me ayude a ahuyentar la resaca. No obstante, cuando estuve a punto de realizar la primera acción algo aferrado en mi cintura, me impidió continuar.

Ay Dios.

En esta ocasión, si abrí los ojos de golpe olvidando inmediatamente la jaqueca que me causaba dolor. Segundos después, dejé a mi rostro palidecer al solo reparar en donde me encontraba.

Oh no...

Una habitación desconocida. Una en la cual la extravagancia era la que resaltaba en diferentes tonalidades de colores grises, oscuros y dorados. Una en donde las paredes eran de un gris oscuro y las cortinas, abiertas, de un dorado suave que las complementaban.

Retuve la respiración, pues lo que me impactó no había sido el lugar, sino el hecho de saber que lo compartía.

Lentamente, dirigí mis ojos hacia abajo, donde mi cuerpo semidesnudo era cubierto por sábanas negras de seda mientras que, sobre estas, un pálido brazo se anclaba sin descaro a mi cintura.

Junté mis labios fuertemente en una línea recta, mi corazón empezando a bombear con brutalidad una vez que mi vista viajó hacía un lado y se posó justo en el rostro del dueño de ese abrazo.

Cerré mis ojos con fuerza y mi boca soltó un suspiro cargado de gran arrepentimiento.

¿Cómo había dejado que pasara? ¡¿En qué momento de la noche había caído en sus garras?!

Lloriqueé en silencio, claro que lo hice, y me golpeé mentalmente por haber sido una tonta y dejarme llevar. Jack Wells, en cambio, dormía plácidamente a mi lado, su cálido aliento chocando lentamente en alguna parte de mi cuello, en donde su rostro yacía sumergido. Ignorante. Todo él ajeno al gran estrés en el que me había sumergido al despertar en dicha situación.

Luchando para poner mi mente en orden, me puse a pensar. Tenía que salir de ahí sí o sí. Tenía que hacerlo antes de que él despertara y se burlara en mi cara por haberme dejado "deslumbrar".

Joder si, no iba permitir que me humillara.

Primero que nada, eleve mi cabeza para localizar mi ropa. Fue sencillo encontrar la falda, estaba tirada en el piso a un lado de la camisa blanca del rockero que dormía a mi lado. En cuanto a la blusa y mis tacones, no los encontré, pero lo que si visualice fueron los zapatos negros de Wells.

Con sumo cuidado y sintiendo una repentina sensación de adrenalina recorriendo cada vena de mi cuerpo, me atreví a tomar aquel brazo que enredaba mi cintura para luego, muy lentamente, alejarlo de mí.

Retuve la respiración cuando el cuerpo de Jack se removió. Me paralicé, lo hice manteniendo su brazo elevado sobre mi cuerpo mientras en mi mente rezaba para que no se despertara y volviera dormir. Para mi buena suerte lo hizo y yo aproveché aquello para salir completamente de la cama.

He and IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora