VIII

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Yeonjun secaba las lágrimas de Soobin mientras sus labios se volvían a fundir en un profundo beso que producía chasquidos y dejaba escapar suspiros por parte de ambos chicos

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Yeonjun secaba las lágrimas de Soobin mientras sus labios se volvían a fundir en un profundo beso que producía chasquidos y dejaba escapar suspiros por parte de ambos chicos.

Debido a su delgadez, Soobin fácilmente había sido posicionado sobre el regazo del de facciones de zorro, sintiéndose completamente pequeño al sentir las caricias de Yeonjun sobre su espalda y cabeza, adormeciendo su cuerpo.

Yeonjun no dejaba de pedirle perdón en cada tiempo que se separaban en busca de aire, agotando a Soobin, quien cayó exhausto sobre el pecho del muchacho cuando separaron sus labios, el mayor acarició sus mejillas, apreciando el bonito color carmín que constrastaba perfectamente con sus azulados cabellos.

El rosa y el azul eran una bonita combinación.

—¿Crees que... Estamos mejor?—Se atrevió a preguntar, viendo el agotamiento en los ojitos del chico de suaves y grandes mejillas—¿Crees que... Con esto podremos seguir avanzando?

—N-No lo sé... ¿No le incómoda?

—No, ¿a tí? ¿Te incomoda, Binnie?—El menor negó con algo de dudas, gimiendo de forma ahogada cuando sorpresivamente volvió a ser besado por Yeonjun—Tus labios tienen sabor a miel—Susurró, más para si mismo que para Soobin, confirmando con ello, que el chico no se sentía incómodo, solo en un pequeño shock—Tendré que aprender a quererte con toda la sinceridad, sin mentiras que puedan asustarte o dolerte.

—¿Aprender a quererme?—Yeonjun asintió.

—No se puede amar sin querer. Se puede, a decir verdad—Aclaró—Pero yo quiero sufrir contigo... Quiero sufrir de amor contigo.

—¿Pero que pasará si ambos terminamos rotos?—Preguntó el menor con preocupación—¿Qué pasará si yo vuelvo a terminar roto?—Yeonjun le dió un pequeño piquito, tomando su mentón para que no desviara la mirada.

—Me aseguraré de no romperte. Al contrario, lucharé por sanarte...—Las mejillas del menor poco a poco fueron intensificando ese rubor que ya poseía—Pieza por pieza, voy a sanarte... Recuperaré al verdadero tú, al Soobin que nunca tuve la posibilidad de conocer—Soobin estaba a punto de negar, a lo que Yeonjun continuó—En algún momento... Debió de existir un Soobin alegre, valiente y decidido, un Soobin carente de miedo, de terror y pánico, un Soobin que únicamente solo debía preocuparse por jugar y ser feliz, uno que ignoraba las opiniones de las personas de malas intenciones, uno que era ignorante de toda maldad. Quiero recuperar a ese Soobin, no al niño roto que conocí y terminé de comprender hace semanas... Quiero al verdadero tú, quiero amarte, Soobin. Permíteme amarte, aunque sea esta vez—Yeonjun juntó sus frentes, sintiendo los nervios del menor por el acercamiento—No voy... A dejarte morir. No otra vez.

Compartieron un pequeño y tímido beso mucho antes de que Soobin fuese capaz de asentir, aferrándose con algo de timidez al de cabellos rosa.

Soobin cubrió su rostro cuando ya no podía soportar el ardor en sus mejillas, gentilmente el mayor separó sus manos, observando cómo los labios del chico de cabellos azules temblaban, volvió a acercarse a estos en un suave toque, sonriendo ladino al escuchar los gemidos involuntarios del más joven.

El Cuaderno de SoobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora