XIII

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Mientras Odi paseaba libremente por toda la casa como si no hubiese un mañana, Soobin estaba dibujando tranquilamente sobre su cama, soltando un chillido lastimero por culpa de Yeonjun al morderle

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Mientras Odi paseaba libremente por toda la casa como si no hubiese un mañana, Soobin estaba dibujando tranquilamente sobre su cama, soltando un chillido lastimero por culpa de Yeonjun al morderle.

—¡Y-Yeonjun! E-Eso duele, deja, deja—Dijo con un marcado puchero, tratando de apartar el rostro de Yeonjun de sus muslos—¡HYUNG!—Volvió a chillar adolorido, dejando con cuidado sus materiales lejos de la escena para que no se dañaran y forcejeando para quitar al mayor de encima suyo.

Yeonjun lo abrazó con fuerza, viendo su ceño fruncido, volvió a tomar sus muslos entre sus manos, excusándose al decir cosas como "Eres blandito, ¡me encanta!", pero solo se ganaba berrinches por parte del chico de cabellos azules. "¡Que sea blandito no quiere decir que tengas el derecho a morderme!, ¡Si quieres comer algo, ve a la cocina!"

El chico de cabellos azules tendía a usar pequeños shorts únicamente dentro de su casa, pero siempre con un suéter más grande que él puesto.

Con ello, la atención de Yeonjun siempre caía de forma boba en los blanquecinos muslos del menor y su gran, bonito y redondo trasero.

—Hyung malo—Le dijo, cruzando sus brazos sobre su pecho.

—¿Te duele, bebé?—Soobin asintió con su mismo puchero.

—Me duele, ¡estoy cansado! Me obligaste a hacer ejercicio y ahora tengo todo mi cuerpo entumecido. Hyung malo, muy malo—Esta vez fue Yeonjun quien formó un pucherito.

Normalmente la voz de Soobin era realmente baja y entrecortada debido a su respiración, por lo qué se había asustado un poco cuando el menor le hablaba todo el tiempo entre jadeos. Yeonjun de verdad no podía creer lo débil que su menor se había puesto con algunos ejercicios básicos en menos de quince minutos.

Incluso sintió cómo el corazón de Soobin palpitaba velozmente cuando tuvo que llevarlo en su espalda hasta su cuarto, donde ahora se encontraban. Su menor no había dejado de decir cuánto le dolía el pecho desde entonces, incluso en medio de sus berrinches para tratar de separar su rostro de su cuerpo, sus brazos temblaban por el esfuerzo.

—¿Muy cansadito?—Preguntó, dándole algunos besitos a forma de disculpas.

—Si—Aquel sonido había sonado más como un "Chi".

Con Yeonjun, las cosas eran realmente... Extrañas.

A pesar de que quiso comportarse como se comportaba con el resto cuando quería mantenerse a la defensiva, con el mayor... Simplemente se ablandaba y bajaba toda su guardia, no se sentía capaz de oponerse, se sentía... Por más que no le gustase mucho la palabra, ante Yeon él se comportaba, sumiso.

Y lo más extraño para el resto sería que... A él no le incomodaba que su hyung estuviese entre sus piernas haciendo de las suyas y él estuviese completamente tranquilo sobre su cama.

El Cuaderno de SoobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora