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—Sigo preguntándome, ¿Cual es la necesidad de ir con ustedes? Parezco un chico de primaria a su lado —bufando, Changbin se tiro de espaldas a la cama, tomando una almohada y acomodándose para esperar a los otros tres chicos que estaban esparcidos por la habitación— lo cual es triste, porqué se supone que soy mayor que ustedes.

Soobin le dedicó una suave sonrisa al momento que Yeonjun se encogió de hombros, murmurando algo parecido a adorable que provoco que el chico bajito de castañas hebras le terminara lanzando su cargador. Changbin era un buen amigo de Yeonjun y pese a tener un carácter bastante curioso y cambiante la mayoría de las veces, le caía bastante bien, por lo que su compañía no le molestaba.

Aunque tenía un poco de razón, porque Seo Changbin, chico que mide menos de un metro setenta y apenas sobrepasaba el metro sesenta y ocho, junto a Heeseung, Yeonjun y el propio Soobin.. era bastante cómico. O adorable, como dijo Yeonjun.

—Debiste haberte comido todas tus verduras cuando eras niño —Yeonjun burlo, haciendo al chico mirarle con una ceja alzada.

—Oh, no, tú no quieres que vayamos por esos lados porque sabes que terminas perdiendo tú, así que cállate.

Soobin se sorprendió cuando Yeonjun realmente se quedo callado.

Si había algo que nunca iba a entender, era el como funcionaba la amistad de esos dos, ni cuando había empezado, Yeonjun ya era cercano al chico cuando Soobin y Sunwoo lo conocieron, pero nunca parecían estar juntos -al menos no mucho-. Lo que si les era curioso tanto a él como al resto, era que Changbin podía armar y desarmar a Yeonjun con solo palabras y el chico lo permitiría, aunque a veces el mismo Changbin se arrepintiera después. No sabía el porque, tampoco iba a preguntar, Soobin tenía la creencia de que, cuando una persona no cuenta algo es porque no quiere revivirlo, o simplemente no se siente listo para ello. Soobin comprendía bastante bien ese sentimiento.

—¿Ya terminaste? Tengo hambre y quedamos en pasar primero por unas hamburguesas —Changbin volvió a hablar, tomando su celular probablemente para mirar la hora, Yeonjun negó lanzando un par de palabras mientras seguía cambiándose de ropa.

Soobin no entendía el porque su amigo llevaba más de media hora entre cambios de ropa y calzado,  murmurando negativas o cosas que no entendía. Y a decir verdad, Soobin se encontraba un poco inquieto, y no realmente por la vestimenta simple que cargaba a comparación a los otros tres, en realidad era porque debía aceptar que contadas eran las fiestas a las que iba y no porque realmente tuviera el deseo de ir, si no más bien a petición de Yeonjun y no para divertirse, y aunque sí había ido a pasar el rato en una que otra -porque era un joven sano de diecinueve años, alguna vez debía salir solo- , estas se podían contar con los dedos de su mano, y aun así le sobrarían dedos.

Él no era como Yeonjun, en realidad, si no fuera porque Heeseung iba a ir, él ni siquiera estaría allí. Porque no le gustaba tanto el bullicio que se creaba, ni el olor a cigarrillos por todo el lugar y mucho menos los cuerpos sudados de personas que muchas veces terminaban acercándose solo para tocar un poquito más allá. Lo odiaba hasta cierto punto, pero habían veces, muy pocas si se era sincero, que podía soportarlo.

Esperaba que esa noche fuera una de esas veces.

—Te tardas demasiado —Heeseung, quien hasta el momento se había quedado callado mientras jugaba con su celular se quejó, mirando a YeonJun volver a colocarse una chaqueta roja con dos rayas blancas en el medio sobre una camiseta blanca—. Eso no.

—¿Y así quieres que me tarde menos?

—En realidad, lo que quiero es irme, también tengo hambre —el pelicastaño se enderezó en su lugar, guardando su celular en el bolsillo de sus pantalones y jugando con la gorra a su costado—. No se porque haces tanto drama, terminaras colocandote las primeras prendas que te probaste hace como, no se ¿cuarenta minutos?

Hey you, stupid!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora