O24

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Dedicado a Blinkilirinki

—Les presento a Tzuyu, mi alma gemela.

Instantáneamente las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de la madre de Sana.

Su padre, en cambio, se levantó de un salto y caminó hacia Tzuyu, tomándole una mano y estrechándosela enérgicamente.

—Bienvenida a la familia, Tzuyu, ¡Bienvenida! —El padre de Sana le dijo con entusiasmo y Tzuyu sintió como en su boca se formaba una sonrisa al ver la calidez con la que la recibía la familia de su alma gemela.

Muy despacio vieron como la madre de la rubia se levantó de donde estaba sentada y se acercó a donde estaban los tres. Se posicionó frente a Tzuyu y la miró fijo a los ojos. Tzuyu pudo reconocer de donde salieron aquellos ojos avellana que tanto la atormentaron.

—¿Puedo verla? —Ella dijo y Tzuyu frunció su ceño, pues no entendía a qué se refería— Tu marca... ¿puedo verla?

Tzuyu se paralizó unos segundos, le resultaba muy extraño que le preguntara eso dado que las marcas eran algo tan personal. Sí, era cierto que las almas gemelas encontradas se despojaban de sus guantes, pero tampoco era común andarle viendo las marcas a la gente.

De igual manera, Tzuyu extendió su mano derecha y le mostró su palma a su suegra. Ella la tomó con delicadeza y se le quedó viendo. Después de verla unos segundos, alzó su mirada y observó a Tzuyu con detalle.

—¿Mamá? —Llamó Sana después de que pasaron varios largos segundos y su madre aún seguía viendo a Tzuyu, con lágrimas silenciosas rodando por sus mejillas— ¿Podrías decir algo?

Su madre tomó un profundo respiro y seguidamente soltó unas palabras que provocaron las carcajadas de todos ahí.

—¡Ay, Sana bebé! ¡Está TAN guapa!

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Tzuyu y Sana se pasaron lo que quedaba de la noche en compañía de los padres de la menor. Cuando el reloj les informó que ya era hora de que Tzuyu partiera, Sana acompañó a la mayor hasta la puerta para despedirse.

—¿Nos veremos mañana después de tu trabajo? —Preguntó Sana, sus brazos sobre los hombros de Tzuyu.

La mayor en cambio tenía sus manos sobre la cadera de Sana en un ligero agarre.

—Claro, lo que tú me pidas —Tzuyu respondió y rió al ver a Sana rodar sus ojos— De hecho, me gustaría que conozcas a mi otra mejor amiga. ¿Te parece si te paso a recoger y luego te llevo a mi casa? Así la conoces a ella y a mi madre.

—Oh... ehm.. —Sana balbuceó nerviosa y Tzuyu rió tiernamente al verla en ese estado.

—Te dije que también te pondrías nerviosa cuando te tocara conocer a mi madre.

—¡Es diferente! —Respondió Sana sonrojada— ¡Tú me estás presentando a tu madre y a tu mejor amiga al mismo tiempo!

—Hmmm... Pues sí, tienes razón —Tzuyu espondió y Sana le dio un golpecito con su mano— Te doy la razón y me golpeas, quién te entiende.

—Te burlas solo porque ya conociste a mi mejor amiga, ya te libraste de eso.

—Sí la conocí, pero no formalmente —Tzuyu le respondió a Sana y subió su mano derecha para posarla sobre la mejilla de la menor y acariciar con suavidad— ¿Qué te parece si llevas a Dahyun contigo y me la presentas formalmente? Así estamos casi a medias.

—Me parece —Respondió Sana después de pensarlo y se paró de puntitas para plantar un pequeño beso sobre los labios de Tzuyu.

—¿Ya te dije que no me cansaré nunca de que hagas eso? —Susurró Tzuyu y Sana sonrió al escucharla.

—No, no me lo has dicho.

—Pues entonces Minatozaki Sana, te informo que nunca me cansaré de que me beses.

—Me alegro —Respondió Sana y fue acercando su rostro al del mayor, deteniéndose cuando los separaba un suspiro— Me alegro porque no planeo dejar de hacerlo nunca.

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𝐀𝐋𝐌𝐀𝐒 𝐆𝐄𝐌𝐄𝐋𝐀𝐒  |「𝐒𝐀𝐓𝐙𝐔」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora