Capitulo 2.

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-Resiste, todo va a estar bien.
-¡Esta perdiendo el pulso!
-Maldición, al quirófano ¡Ya!

Mientras luchaba por mantener la conciencia, múltiples voces resonaban en sus oídos. Podía sentir como sus ojos se cerraban involuntariamente. Llevándolo a una niebla de desolación y obscuridad total.

-Resiste...

(***)

Abrió lentamente los párpados sintiendo un frío adormecedor y una luz que cegó su visión por un par de segundos. Examinó con mayor atención a su alrededor. La habitación del hospital estaba perfectamente ordenada, las paredes estaban teñidas de blanco al igual que las sábanas.

El sonido que provocaba la máquina conectada a su brazo retumbaba en sus tímpanos. Trató de incorporarse cuándo sintió un agudo e insoportable dolor en todo su cuerpo haciéndolo retorcer. Intentaba recordar cómo había llegado ahí sin conseguir respuesta alguna. Volteó la cabeza y pudo distinguir a dos personas paradas en el umbral de la puerta. Pudo reconocer a su hermano Evan que se acercaba a él.

-Hola. -dijo Evan.

-¿Que... Que... Pa... so? ¿Don... De... Estoy? Musitó con voz quebradiza y débil.

Los recuerdos comenzaron a embestirlo como rocas. Los golpes y la burlona voz hacían eco una y otra vez en su cabeza.

"Te lo advertí, quien me debe me paga"

-Quiero irme... Necesito... Salir de aquí -replicó eufórico.

Intentó levantarse pero los dolores arremetieron nuevamente contra su organismo impidiendole moverse.

-Liam, necesitas calmarte.
-Advirtió Evan.

-¡¿Qué me calme?! ¡¿Como demonios quieres que me calme?! ¡Unos jodidos tipos me atacaron! ¿y tu quieres que me calme? ¡¿Qué demonios Evan?! -Gritó fulminándolo con la mirada.

Se removió con brusquedad intentando desesperadamente quitarse las agujas y los aparatos conectados a su cuerpo.

-¡¿Qué haces?! -exclamó Evan.

-¡¿Qué demonios vez que hago?! ¡Tengo que salir de este maldito hospital!

Evan, agobiado por el irracional comportamiento de su hermano, avisó a los doctores que decidieron aplicarle un calmante.

Liam balbuceó un par de incoherencias antes de perder el conocimiento nuevamente.

(***)

-¿Creé usted que pueda mejorar? Yo lo veo muy mal. -Cuestionó Evan observando expectante al médico que revolvía unos papeles en sus manos.

-Su cuerpo esta sufriendo de abstinencia por la falta de drogas, comportamientos de ese tipo en pacientes con algún tipo de adicción suelen ser normales.

-¿Qué puedo hacer? -suspiró.

-Debe cortar ya mismo el consumo de cualquier tipo de droga, de lo contrario será una sobredosis y no los golpes la causa de su muerte.

Evan tragó en seco llevando las manos a su cabeza. -¿Y físicamente?

-En un par de días podrá irse, eso si, un mes en total reposo, una recaída podría ser fatal.

-Evan... Evan...

Evan percibió la voz de Liam y suspiró aliviado. -Ya regreso. -Se dirigió hacía la habitación y observó a su hermano que lo miraba con enojo. -¿Ya te calmaste?. -dijo divertido.

-Espera que pueda levantarme de esa jodida cama, lamentaras tenerme como hermano. -rezongo haciendo una mueca de dolor.

-Me arrepiento desde que nací. -sonrió cabizbajo.

-¿Cuando podré irme de aquí?

-En un par de días.

Liam posó sus manos en su cara bufando. -No me jodas.

Evan miró a Liam afligido. -Liam.

-Oh vamos Evan, no tengo tiempo para mariconeras ahora.

-¿Quien te hizo esto?

Liam desvió la mirada.

-Dime. -replicó Evan.

-No lo sé.

-Si sabes, dime quien.

-Un tipo al que le debo dinero. -masculló.

-¿Por las malditas drogas?

-Ese no es tu problema. -protestó Liam visiblemente enojado.

-Es mi maldito problema porque eres mi maldito hermano y me preocupo por ti bola de mierda amarilla. -exclamó Evan.

Liam asomó una leve sonrisa en las comisuras de sus labios. -Siento ser tan mal ejemplo como hermano mayor. -dijo volviendo la vista hacia él.

-Vas a mejorar.

-Tu no entiendes Evan... Estoy jodido, me he liado con personas peligrosas a las que le debo dinero. No estudié, defraudé a nuestra madre. Soy un maldito drogadicto. Acabé con mi vida ¿Qué caso tiene hacer nada ya? -su tono de voz disminuía a medida que hablaba.

-Yo te ayudaré. No saldrás de esto solo.

Liam fruncio en ceño. -De ninguna manera, no voy a meterte en mis jodidos problemas.

-No tienes opción, además he movido tus cosas a mi departamento. Si te quedas de nuevo en el tuyo corres peligro.

-¿Qué has hecho qué?. -frotó su cien con sus dedos resoplando. -Te he dicho que no. Evan.

-Y yo te he dicho que no tienes opción. -dijo desafiante.

Liam bufó rodando los ojos. -¿Cuanto tiempo llevo aquí?

-Dos semanas

-¿Que carajos? -clamó. -¿Por qué tanto?

-Púes... Además de que te fracturaron dos costillas, tuviste una contusión cerebral y casi mueres desangrado a causa de una hemorragia interna, caíste en un pequeño coma. -dijo Evan irónicamente.

-Hijos de puta -formó dos puños con su manos maldiciendo entre dientes.

-Relajate, cuando salgas de aquí y te repongas pensarás con mayor claridad qué hacer, mientras Evansito será tu niñero.
-Evan ensanchó una amplia sonrisa.

Liam arqueó una ceja y bufo nuevamente.

(***)

Al estar a escasos metros de la puerta de salida del hospital se detuvo observando el cálido atardecer que se asomaba del otro lado del umbral. Las palmas le sudaban y su corazón se agitaba un poco nervioso mientras un pensamiento retumbaba en su mente.

"Preparate para lo que venga"

Tomó aire y avanzó decidido. Miró el cielo extasiado por los bellos colores que este reflejaba, cerro lo ojos por un par de segundos sintiendo la brisa fresca rozar sus mejillas. La calidez del sol y la frescura veraniega le hacían querer empezar de cero, dejar todo lo malo atrás. Pero muy en el fondo sabía que eso no sería posible. Sabía que cosas muy malas vendrían y no iba a poder librarse tan fácilmente. No sin antes pagar un precio a cambio muy alto.

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora