-Liam ¿Estas despierto?
Evan lo llamaba mientras golpeaba la puerta pausadamente con los nudillos. Cuando abrió los ojos, buscó el despertador con la miraba. Evan llamo de nuevo.
-¿Liam?
Cerró los ojos intentando ignorarlo, sin embargo los constantes golpes en su puerta le hacían imposible lograrlo.
-¿Mm? -murmuró Liam aun en la cama.
-Voy a salir, llegaré algo tarde. -exclamó Evan desde el otro lado del umbral.
-Mjm -tomó la almohada posicionándola encima de su cabeza.
-No...
-Quemes la casa. -interrumpió Liam. -Ya se, Evan.
-De acuerdo holgazán nos vemos.
(---)
Durmió un par de horas mas hasta que el crujido de sus tripas le fue imposible de ignorar, desganadamente se levantó de la cama y se dirigió a la cocina. Tomó un par de cosas que había en la despensa y rápidamente se preparo un sándwich. Le dio un mordisco y se recostó en el mueble de la sala.
Al fondo pudo escuchar su celular sonar. Giró la cabeza hacía la habitación dudando si debía o no ir, pero luego de un par de segundos decidió ponerse de pie y caminar hacía allá.
Observó la pantalla y pese a su renuencia optó por atender.
-¿Quien es? -dijo con voz ronca.
Podía sentir como su rostro palidecía al distinguir la voz del otro lado de la linea, tornando su expresión en preocupación pura.
-¿Que quieres? -exclamó temiendo sonar nervioso.
-Cuando descubra donde carajos estas, date por muerto. -dijo para luego finalizar la llamada.
Aquellas palabras volvían a su memoria, los repetidos golpes y la sonrisa burlona le formaban un nudo en la garganta.
Liam descendió el teléfono consternado por esas abrumadoras y directas palabras. Cubrió su rostro con ambas manos ahogando un grito. La preocupación en su pecho era palpable. Sabía que su hermano corría peligro y no iba a permitir que le sucediera algo a Evan. Caminó de una manera eufórica e abrupta hacía el armario y sacó una maleta que yacía dentro de esta, con prisa guardó sus pertenencias y luego de finalizar salió de la habitación, dio una última mirada a su alrededor para luego partir en torno a su antigua casa.
Una vez afuera del conjunto residencial, sacó el celular de sus pantalones, marcó un par de números y esperó.
-Mike.
-Maldición Liam ¿Dónde carajos estas?
-Voy camino a...
-Antes de poder culminar interrumpió Mike.-Diablos Liam que demonios. -vociferó.
-Callate y escuchame, tengo un jodido problema y necesito que me ayudes. -resoplo Liam.
-De acuerdo, nos vemos hoy a las ocho, y quiero tu jodido trasero aquí a esa hora.
-De acuerdo. -finalizó Liam colgando.
Avanzó varías calles más y luego de algunos minutos tomó un taxi. Le indicó la dirección al taxista que hizo un asentimiento y se puso en marcha.
Abrió la puerta y se encontró en una habitación lúgubre, sin rastros de vida alguna. Tal y como la había dejado al salir aquella tarde. Se sentía total y completamente desolado en un lugar al que no sentía pertenecer. Pero -y aunque no lo quisiera- esa era su triste realidad. Desolación, tristeza y una sola acompañante: La droga, la que tanto anhelaba y necesitaba a su lado como un requisito de vida. Debía hacerlo, debía drogarse para olvidar todos los problemas que se avecinaban a su alrededor como un torbellino lleno de ira y desgracia.
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Darkness
Random"Se recostó en la cama con la mirada pérdida mientras se dejaba llevar por los intensos estímulos en su sistema, una sensación de placer, un estado de relajación, un total elixir de la destrucción" "La carencia de drogas afecta a las personas de dif...