Eloíse está atrapada, en una mansión y en los juegos retorcidos de Víctor. +18.
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Ella despierta con amnesia, en un pueblo extraño y sombrío, cautiva en una mansión antigua de más antiguos secretos, deberá aferrarse a lo que tiene para escapar.
Ni...
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La sensación de despertar con alguien a mi lado fue algo extraña, no parecía evocar ninguna sensación familiar, pero quizás eso se debía a lo que había explicado la doctora.
Si mis recuerdos se encontraban encerrados tras candado, entonces los puentes hacia las sensaciones que despertaban estaban quebrados.
Me reincorporé lo suficiente como para contemplar a Víctor dormir, su piel pálida y cabello de un rubio plateado, quizás con alguna ascendencia nórdica.
Víctor no solo era lindo, no poseía el tipo de belleza aburrida al que nos obligábamos a aspirar, te atraía como un campo magnético.
Con sus ojos oscuros funcionando como el embrujo que te llevaría justo hacia su trampa, la incertidumbre, quizás eso era lo más me atraía de él.
Porque lucía tan quebrado como para despertar una necesidad de urgencia por cubrir sus partes rotas, y si eras tan inteligente como para no intentarlo, por lo menos de saber qué lo había lastimado.
¿Qué tan jodido estaba él, o cualquiera de nosotros, para encontrarnos en esa situación?
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Cuando nos levantamos, una neblina lechosa se difuminaba en el horizonte, bailando entre los árboles como si se tratara de una ceremonia.
El mismo viento frío nos recibió al bajar a la cocina, que se encontraba en silencio debido a que probablemente apenas eran las seis de la mañana.
