11~1 SHOT-YOONGI (1/3)

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El chico salió de mi apartamento dando un portazo enfadado. Decidido, habíamos cortado, y sus suplicas no me habían valido. Desde el principio de nuestra relación le dejé bien en claro al castaño que no perdonaría infidelidades. Pensé que tras cuatro años de relación sana, no me sería infiel, pero por lo visto la camarera de la cafetería a la que usualmente iba era un mejor partido que yo. Que su novia, o ya mejor dicho, que su exnovia.

Procuré que la depresión postrruptura no me afectara, pero claramente fue difícil, porque aunque el chico fuera un hijo de puta e infiel en toda regla, yo le quería con todo mi corazón. Habíamos pasado demasiados momentos juntos durante los dos últimos años, y la cagó en seco, y lo mejor, que no le importó, pues cuando le dije que ya no quería seguir con él y no acepté sus suplicas, aún tuvo los huevos de decirme que la camarera follaba mejor que yo, cosa que no hirió mi orgullo lo más mínimo, pero que dolió. ¿Acaso la quería más a ella solamente habiéndose acostado unas veces con ella? No quise descubrirlo.

Solamente y para no pensar en nada relacionado con él, me tiré en mi cama y lloré por horas, intentando liberar lo que fuera que tenía retenido dentro de mi. Lloré durante toda la noche, para ser exactos. No dormí nada, y para colmo, al día siguiente tampoco, tan solo me pasé las veinticuatro horas que duraba un día tirada en mi cama con él teléfono en la mano resistiéndome a llamarle para decirle que le echaba de menos, pero mi orgullo no me dejó. Menos mal.

Un día después de que el chico saliera por mi puerta echando chispas, era de noche y sinceramente no tenía ganas de llorar más. Quería salir, salir y divertirme, aunque solo fuera para olvidar lo que había pasado por unas horas. Y como mejor que bebiendo soju. Mucho, mucho soju.

Y sin más dilación, cogí mi coche, que fácilmente podría pasar por un cochecito de juguete para niños pequeños, y arranqué el motor sin tener en la cabeza un sitio en concreto al que ir. Solo conduje por las calles de Daegu sin saber donde parar. Pasé bares, clubs, discotecas, pero ninguno de ellos me parecía el correcto para parar.

Al menos hasta que llegué a uno concreto, y que mejor lugar para olvidar al hijo de puta de mi exnovio, que la discoteca en la que le conocí. Así de simple era yo.

Aparqué mi mini en un aparcamiento lo más cercano posible al local al que no tenía pensado ir, pero al que mi cabeza me llevaba sola. Al bajar del auto, acomodé mi vestido, pues dada su cortura al estar sentada conduciendo se había subido hasta casi mostrar mas de la cuenta.

Pinté mis labios bien y retoqué el rímel de mis pestañas. Con un pequeño espejo que siempre traía encima corroboré que todo estuviera bien, y como así fue, me dirigí hacia la discoteca retumbando el suelo de la calle desierta con mis tacones. No esperaba recordarle a él, solamente superarle.

El portero me dejó pasar sin mucho esfuerzo, es más, tan solo necesité saludarle al típico estilo pijo con mis uñas largas recién hechas, porque si, me había hecho hoy la manicura. Por si acaso.

Las luces me cegaron, y todo olía al típico humo de discoteca dulce, todo estaba de color mate por este, pero el ambiente era alegre.

Caminé por todo el local, las miradas se fijaban en mi, pues era la nueva entrando al lugar, y posiblemente no me había visto nadie por aquí desde hacía ya tiempo, dado que la última vez que fui de fiesta ni la recordaba.

Llegué hasta la barra, donde pude contar tres camareros que parecían infiltrados, ya que no llevaban ningún tipo de uniforme, si no ropa normal y corriente. Me senté en una banqueta alta delante de la barra y no tardaron en atenderme. Pedí una simple copa de Vodka negro con limón, nada del otro mundo pero bien para comenzar la jornada, que sería larga pues tenía planeado pasarme aquí hasta que cerraran, si es que aguantaba.

1 𝘚𝘩𝘰𝘵 𝘉𝘛𝘚▪︎ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora