Mi Lindo Camarero [Vincenzo/Han Seo]

¿Traición?

Capítulo 8.

Con los primeros rayos del sol Han Seo se removió en la cama acercándose más a la almohada enorme que estaba del otro lado de la cama.

Almohada que olía a mafioso Italiano y aliento mañanero.

—Apestas…

Vincenzo lo abrazó por la cintura mientras suspiraba. —También apestas, —Murmuró en el hombro de Han Seo y aunque dijo que apestaba no parecía dispuesto a dejarlo libre. — a sudor y baba.

—Mmh, es porque hacía mucho calor, no dejaste de abrazarme hasta que fue de madrugada.

—Me gusta abrazar.

Han Seo se rió acariciando el cabello del Italiano. —Me di cuenta. —Vincenzo murmuró algo en el pecho de Han Seo. —¿Qué dijiste? No te entendí.

Vincenzo se apartó mirándolo a los ojos con una sonrisa. —Dije: ésto parece un sueño.

Eso enterneció a Han Seo, él también se sentía como en un sueño, especialmente porque tenía a un guapo hombre italiano en su cama, pero siendo sincero ese no se parecía en nada a los sueños que Han Seo solía tener, porque en los suyos Vincenzo usualmente nunca tenía ropa puesta.

—Estar abrazándote —Dijo el italiano recargando su oído en el pecho de Han Seo, escuchando los latidos acelerados con una sonrisa en su rostro. —Escuchar tu corazón, el sol brilla más, todo es más bonito contigo a mi lado.

Han Seo enrojeció. —Eres más romántico de lo que pensé.

—No quiero alimentar el estereotipo, pero soy Italiano ¿Sabes? —Vincenzo se apartó para depositar un beso en la mandíbula de Han Seo. —Somos muy románticos.

Han Seo lo golpeó con suavidad apartándolo para salir de la cama.

—Aunque me gusta estar acurrucado contigo en la cama, amo más comer. Así que vamos a desayunar.

Vincenzo se burló. —¿Entonces estoy en el segundo puesto después de la comida?

—En el tercero, —Corrigió Han Seo. — si contamos mi almohada especial. —Añadió con una sonrisa burlona, esquivando por unos milímetros la almohada que Vincenzo le lanzó con un ofendido 'Oye'. —Vamos anciano o no te esperaré para desayunar.

Vincenzo le gritó ofendido. —¡Solo soy 5 años mayor que tú!

Han Seo lo ignoró corriendo fuera de la habitación.

Enfurruñado, Vincenzo murmuró. —Esto ya no es un sueño si me llama anciano.

Se puso su bata y sus pantuflas y salió de la habitación con una sonrisa, recordando lo hermoso que se veía Han Seo durmiendo a su lado.

—¡Señor, finalmente ha bajado!

Michael lo saludó acomodando la silla para que se sentará en la cabecera de la mesa, Carlo salió de la cocina con una sonrisa y una jarra de jugo de naranja.

—Buenos días, Señor. ¿Cómo fue su noche? ¿La pasaron bien?

—Bastante, gracias.

Los ex-sicarios se miraron entre sí comunicándose telepáticamente sobre algo que ni Vincenzo ni Han Seo entendieron.

Luca se sentó a la mesa mirando con curiosidad a su amigo y a su jefe.

—¿Me perdí de algo? —Preguntó a los ex-sicarios.

Carlo negó con una sonrisa, Nico le murmuró. —Creo que el Señor Vincenzo y el Jefe son pareja.

Luca abrió mucho los ojos, sorprendido miró a su Jefe y a su amigo quienes estaban ajenos a lo que hablaban, ambos estaban muy ocupados siendo ridículamente amorosos entre sí, alimentándose el uno al otro, riendo y dándose miradas largas.