|Capítulo 1|

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"Todo irá bien, ¡tranquilo! Estamos a salvo en este lugar. Fuera de peligros, fuera de guerras...— Estás temblando. ¿Estás herido? Ese golpe te dió muy fuerte.— ¡Estoy bien! ¿A qué te refieres? No me pasa nada, n-no..." una  tos que dictaba el fin de una persona, sus oídos se sentían ataladrados por ella. "¡No, no, no! Mírame, mírame a los ojos, n-no le mires a otra cosa más que a mí. P-por favor no, ¡no!"

Se levantó agitado de su sueño tras escuchar un desgarrador chillido proveniente de este mismo. Pasó su mano izquierda por su brazo derecho, notando como el sudor frío recorría su cuerpo. Su respiración era lo único que se escuchaba en aquella habitación silenciada por el entorno de la noche. Miró su teléfono, a penas eran las cuatro de la mañana y ya estaba siendo atormentado por la misma pesadilla que tenía todos los días, para su sorpresa, a la misma hora.

-Mierda.- se quejó dándole un puñetazo a su almohada a la vez que se apoyaba con brusquedad en la pared. Miró hacia un lado, tras escuchar varios quejidos. Ahí había una chica durmiendo en otra cama, chica que clavó sus carmesíes ojos en los del sujeto que le miraba.- ¿Qué ocurre? - le susurró en un seco tono de voz.

-Eso me debería de preguntar yo, ¿qué son estos golpes en plena madrugada? Si no tienes sueño vete al sofá a ver la tele.- la joven estiró sus sábanas con fuerza y se dió la vuelta, quedando acurrucada nuevamente en su cama.

Su hermana tenía razón, tal vez había levantado demasiado ruido. Sentía haberla despertado pero su impotencia le pudo. Con suerte, no parecía ser mucha preocupación para ella, pues parecía haber quedado nuevamente dormida.

-Tao.- volvió a susurrar el chico mientras se levantaba de la cama e iba junto a la chica de pelo castaño que se cubrió la cabeza al escucharlo.- He vuelto a tener ese mismo sueño.

Rápidamente la llamada "Tao" se sentó en la cama y le dió varias palmadas al colchón para que su hermano se sentara. Este le obedeció y subió sus piernas a la vez que la menor apoyó su cabeza en su hombro.

-Xiao.- le tomó de la mano y miró hacia un punto fijo, totalmente adormilada.- Si quieres puedes dormir conmigo, pero no ronques.

-Me encanta que asumas que no voy a roncar.- el chico rió levemente y se acostó. Tao se acostó justamente después y dió un leve suspiro.- Perdón por molestarte.

-No te preocupes, estoy acostumbrada a que seas un pesado.- le respondió dando unas carcajadas y bostezando.

No tardó mucho en que la joven de pelo castaño se quedara dormida, al igual que su hermano que acabó durmiendo plácidamente debido al cansancio que el dormir mal le había ocasionado. Tampoco tardó en amanecer, los rayos del sol se colaron por los huecos de las cortinas, cortinas que poseían un color blanquecino. Xiao movió sus manos, notando como su hermana no estaba en la cama y que afuera de la habitación se escuchaban voces hablando, o más bien, riendo. El joven se levantó lentamente y se acomodó sus sandalias para después salir de la habitación, bajar las escaleras e ir a la cocina. Ahí se encontraba su hermana, hablando con un esbelto hombre de cabellos anaranjados.

-Vaya, ya se despertó el bello durmiente.- la simpática voz del mayor hizo que el de ojos ámbar levantara la mirada y esbozara una pequeña sonrisa. Este mismo se acercó y le dió un beso en la cabeza. Este sujeto era el padrastro de los hermanos, Childe, el cual la mayoría de tiempo estaba cuidando de ellos.- Toma, te he preparado el desayuno.- tomó una bandeja de la encimera que estaba hecha de un fino mármol y se la dió al menor que la tomó.

-¿Dónde está papá? - preguntó sentándose junto a su hermana, la cual parecía estar divirtiéndose mirando sabe dios qué cosa en su móvil.

Su padrastro se sentó a su lado y se echó un poco de café en la taza que anteriormente se había llenado de leche, dando a su vez un suspiro.

In the other life (Xiaoven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora