Capítulo III: La vida está llena de ironía.

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¿Crees que la vida es injusta? Bueno, seguro tienes problemas como todos, pero, no creo que se puedan comparar con los míos. No es que quiera sentirme superior ni nada, es sólo que nuestros problemas siempre los ampliamos a tal punto que parecen no tener solución. Al final, siempre nos equivocamos.

Espero que no te sientas decepcionado con lo último que narré. En serio, luego de eso no supe que decir, si moverme o dejarme caer en el suelo. Que Alex fuera unos doce años mayor fue como un gancho a la boca de mi estómago. Me dejó totalmente pasmada. Eso no fue lo peor. Luego de que me confesara eso, continuó con un relatado de una enfermedad que no recuerdo que te impide envejecer. Él le decía que era como un vampiro. En sí, tenía algo parecido al vampirismo de novelas e historias de preadolescentes.

Otra cosa que olvidé narrarte es que eso no me impidió seguir viéndolo. Mi madre no sabía ese detalle así que insistí en seguir saliendo con él. No era correcto, ni la ley lo aprobaba.

No creas que no lo sabíamos, era bastante obvio para ambos. Igual tenía una afición por verme tocar y yo por oírlo cantar. Hacíamos duetos y acompañamientos. Llegué a una etapa de mi vida donde podría decir que no me importaba alcanzar la fama, ni el dinero ni nada que vendría con ser reconocida a nivel internacional. Sólo quería estar con él.

¿Eso se puede definir como amor? ¿Alguien puede sobreponer los sueños de demás antes de los suyos propios? No lo creía posible hasta que me tocó vivirlo. Me abrazaba al sentimiento de estar enamorada y de ser correspondida.

¿Notas que voy un poco rápido? Bueno, la verdad Alex y yo nunca tuvimos formalismos hasta que cumplí los diecinueve años. Relatando de todo un poco todos los veranos le rogaba a mi madre que fuéramos a Los Ángeles. Tenía dos razones para eso:

1) Ver a Alex todo el verano y cantar con él.

2) Tratar de buscar una productora que aceptara mi estilo musical bohemio y retro gracias a Alex.

¿Ves como siempre lo preferí a él antes que a mí? El amor es algo raro. Tan raro que si el me hubiera parado frente a él para evitar que le dispararan. El amor nos hace hacer locuras.

Supongo que tú te has enamorado y has sentido lo mismo. Ese sentimiento que si pierdes a esa persona vagarías sin sentido en el mundo. No habrá personas en el mundo que remplacen tu mitad faltante. Afortunadamente nunca lo perdí. Bueno, nunca digas nunca...

Oh, por cierto. Quise invitarte a mi graduación pero olvidé totalmente seguir escribiéndote. Sé que mis escritos son extraños al punto que no conectas con la historia. La verdad ni yo sé cómo puedo escribir tantas cosas sin sentidos en un solo párrafo.

Mi graduación fue hace algunos meses. Estudie música en Julliard. Si, sé que te sorprende. A mí también me sorprendió que eligiera la música sobre él.

El último verano antes de irme a estudiar a Julliard, Alex y yo estábamos en la playa. No le había dicho que el próximo mes iría a estudiar al otro lado del país al epicentro en bruto de actores de teatro y cantantes de barrio; Nueva York. Me asustaba ir hasta allá, pero, no podía rechazar la beca. Bastante estúpido de mi parte dejar ir una beca de estudios musicales. Yo quería estudiar en la escuela de artes donde él trabajaba pero al parecer sólo tenían un programa de música clásica. No odiaba ese tipo de música, pero, prefería algo más moderno.

-Ya no estás en la escuela Ann. ¿Qué harás de ahora en adelante? -Esa había sido nuestra conversación de todo el verano. Él se sentía desplazado debido a que había prometido quedarme con él luego de cumplir mi mayoría de edad.

Las promesas se rompen, sólo que a veces no directamente. Me quedé callada, como siempre lo hacía cuando sacaba de nuevo el tema a colación. De verdad me moría de ganas de decirle a donde iría y preguntarle si quería ir conmigo.

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