Cuando el rey Min se prometió.

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El monarca alzó una de sus cejas, criticando con la mirada todo aquello que veía, y es que nada era de su agrado. Pero eso no era algo necesariamente malo en esa ocasión, ya que no eran sus gustos los que quería satisfacer.

Se paseó con las manos tras la espalda por la sala rectangular, inspeccionando desde las telas usadas sobre las mesillas hasta el aroma del incienso. Quería que todo estuviese perfecto para la llegada del rey Park, no podía permitirse ningún error.

──¿El té está listo? ──preguntó en un murmullo.

El consejero Hoseok asintió y echó una mirada de reojo a la sirvienta encargada de aquella tarea. Automáticamente la omega se acercó con una bandeja dorada y dos pequeños vasos de porcelana que humeaban.

Yoongi observó el líquido verde. Odiaba ese té, pero según había escuchado era común en el reino de Busán. A causa de su rivalidad no conocía demasiadas costumbres, sin embargo si quería terminar con esa guerra debía hacer un esfuerzo.

Se llevó la taza a los labios, apenas probando el brebaje y comprobando con una mueca que estaba igual de dulce que siempre.

──Perfecto ──susurró al dejar el té de nuevo sobre la bandeja, apartándose de ese apestoso olor.

Sin embargo se percató que no solamente era dulce el líquido, sino que su nariz había percibido un olor a margaritas intenso.

──¿El personal se ha tomado sus respectivos supresores? ──miró a Jungkook, el encargado de aquella tarea.

──S-sí, esta mañana lo comprobé yo mismo ──farfulló el otro alfa, acercándose a la omega que temblaba en la presencia del rey.

Cuando ambos volvieron a comprobar el aroma, Yoongi arrugó la nariz y negó en su incredulidad. Ese aroma era no sólo dulce sino atrayente y melosa, pero a su lobo no le gustaban las esencias tan azucaradas.

──Estás encinta ──murmuró Jungkook, abriendo sus ojos al darse cuenta.

──Oh, lo que faltaba ──gruñó el rey, causando que la sirvienta se estremeciera.

Todo le salía mal, parecía que la diosa Luna se había puesto en su contra aquella noche.

──No puedes trabajar así, quédate en tus aposentos hasta que se vaya el rey Park ──ordenó un monarca asqueado──, después pensaré qué hago contigo y el cachorro.

La omega repitió unas disculpas mientras lágrimas se acumulaban en sus ojos. El rey Min, siguiendo los pasos de su padre, no permitía descendencia en el castillo.

Cuando la sirvienta se retiró, dejándole la tarea del té a otra persona, Yoongi se pasó las manos por el rostro con frustración.

──¿Cuándo llega el rey? ──preguntó al aire.

──Debe estar ya a unos... Veinte minutos de la capital, majestad ──respondió Hoseok.

El monarca, decidido a no perder más tiempo, giró sobre sus talones en dirección a sus aposentos. Allí pasó el resto del tiempo que le quedaba, repasando las costumbres y el tratado de paz que se había planteado.

Cuando sus consejeros le anunciaron la llegada del rey Park, salió a su encuentro, luchando por no parecer nervioso y dar una buena imagen.

El recién llegado bajó de un carruaje y en cuanto pisó la tierra del jardín un murmullo se extendió por el castillo. Yoongi sabía que su vestimenta y modo de vivir en Busán eran distintos, así que no se asombró del traje que llevaba, contrastando con todos los hanboks presentes.

──Le doy la bienvenida al reino ──murmuró Yoongi al tenerlo a su altura, dentro del castillo.

Este se inclinó, algo que tuvieron en común.

❝ ¿Me amarás? 𝄄 𝑩𝑻𝑺 ❞ (#2) ~Serie amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora