Capítulo 10

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La ira, el miedo, el enojo, eran las emociones que recorrían la sangre del castaño, el hombre frente a él sonreía victorioso por al fin haber encontrado a Jimin, el más alto pensaba en una forma de poder librar a Jimin de lo que sea en lo que se acababa de meter.

 -¿Qué tenemos aquí? ¡¿Dime rubio, acaso el es tu protegido?!- cuestionó el hombre del arma, apartando el arma de Jungkook.

-Eso no te importa- respondió Jimin con la cabeza baja.

-Tienes razón, solo me importas tu, es curioso ¿sabes?, me gustaste desde el primer momento, es mejor aun saber que incluso eres doctor- dijo el hombre tomando con fuerza la barbilla del rubio haciendo lo mirara, ante ese acto el castaño hizo ademán de alejarlo pero fue detenido por otros dos hombres que lo tomaron.

-Ahora entiendo, no es tu protegido...¡¡Quién lo diría, tenemos un pasivo!!...esto se pone cada vez más interesante-

Otros dos hombre levantaron a Jimin del suelo, y lo empezaron a llevar a una de las camionetas donde ellos habían llegado.

-¡¡No!! ¡¡Jimin!!- un castaño forcejeaba desesperado, la mirada del rubio irradiaba miedo, el hombre del arma rio psicópata y de dirigió a donde llevaban al rubio.

-¡¡Esta noche me divierto!!- gritó por último antes de entrar en el mismo lugar que el rubio.

-¡¡No lo toques maldito!!- el castaño estaba totalmente inmóvil debido a que ahora cuatro hombres lo sujetaban, cuando pudo liberarse golpeo a uno de ellos, creyó que llegaría al rubio cuando fue golpeado con un mango de una escopeta y después todo se volvió negro.



El sonido de los pájaros, el cosquilleo y una pulsación constante en su mejilla izquierda lo hicieron removerse y despertar, intentó estirar los brazos y la espalda pero algo se lo impidió, cuando pudo despertó por completo se dio cuenta de como se encontraba, estaba atado de pies y manos, además de que estaba atado a un poste al igual que Nam y Jin a su lado.

El silencio reinaba en todo el lugar a pesar de que todos estuvieran ahí, el frio del amanecer estaba presente al igual que el fuego de las casas se había apagado.

-Jin, ¡¿Dónde está Jimin?!- cuestionó un poco preocupado.

El mencionado solo bajo más la cabeza e ignoró la pregunta, el castaño se arto de su silencio y prefirió dirigirse al peli-blanco, este solo lo miró con un eje de tristeza y evadió la pregunta.

Cuando de nuevo iba a preguntar el sonido de la puerta de un carro lo interrumpió, de aquella camioneta descendió el líder, con una gran sonrisa este bajaba y a la vez abrochaba la bragueta de su pantalón, el castaño entonces recordó que a esa misma camioneta habían subido al rubio la noche anterior, el peor escenario de todos llegó a su mente haciendo estallar el enojo y dolor de su ser.

-¡¿Disfrutaron el show?!- preguntó cínicamente el hombre mientras sonreía en grande.

Todos guardaron silencio ante la pregunta, pues la noche anterior habían presenciado uno de los actos más bajos que el hombre humano realizaba a los demás, aun en sus mentes se escuchaban los gritos de auxilio y dolor del rubio, unos no evitaron llorar por recordar que una gran amigo como el rubio había sufrido aquel acto, otros solo miraban con pena y lastima al castaño que lloraba de rabia en el poste.

-Veo que ya reaccionó nuestro pequeño alborotador- se burlo el hombre mientras veía al castaño.

-Te mataré- dijo en tono bajo el castaño, casi que el hombre no pudo oírlo.

-¡¿Qué dijiste idiota?!- cuestionó mientras se acercaba a él.

-¡¡Te mataré hijo de puta!!- gritó el castaño con una rabia incontrolable.

-Dudo mucho que puedas niño, además, de nada servirá, no será la última ves que me coja ese gran culo- dijo el hombre socarronamente.

-Te juro maldito, que desearas jamás haber nacido...- respondió él castaño, el sonido de unas ruedas se comenzó a escuchar, entonces todo se pusieron alerta, el castaño entonces reconoció aquel sonido parecido al de un pájaro exótico y sonrió  victorioso.

Una de las camionetas de los invasores de pronto se prendió en llamas y otras dos fueron quitados del camino por una gran camión, los durmientes comenzaron a entrar debido a la gran brecha que se había hecho en la muralla de autos.

Los hombre desconocidos no reaccionaban a tiempo y eran atacados por los durmientes, los amigos del castaño aprovecharon la distracción de los que los vigilaban y comenzaron a salir corriendo, otros fueron en busca de las armas que escondían en caso de emergencia, otros solo se ocultaban y otros desataban al castaño y los demás.

El líder al ver que su situación era desfavorecida les indicó al resto de sus compañeros que salieran corriendo, intentó llegar a la camioneta donde el rubio estaba inconsciente y huir en ella, pero cuando el castaño lo tomó de los hombros para tirarlo al suelo su plan se fue a la mierda.

-Jure que te iba a matar maldito- el castaño comenzó a golpearlo en el rostro, el aire comenzaba a faltarle al hombre debido a los duros golpes del castaño, sin embargo el castaño se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, los amigos del hombre lo habían abandonado y su gente estaba teniendo problemas con los durmientes, dio un último golpe dejando inconsciente al hombre y fue a la camioneta rápidamente para sacar al rubio de ahí y que fueran con sus amigos para poder huir de ahí.

Cuando estaba por llegar a la camioneta el castaño fue llamado desde su hombro.

-¿Qué haces?- cuestionó un pelirrojo.

-Jimin esta aquí adentro, ve con los demás salgan por detrás iré cuando tome a Jimin- el pelirrojo asintió y fue en ayuda de sus amigos que estaban siendo acorralados por los durmientes.

El castaño abrió la puerta y quiso llorar ante la imagen que veía, su Jimin, estaba tirado entre los asientos con solo una mísera manta cubriéndolo y lloraba, había sangre en los asientos y pedazos de esponja de uno de los asientos destrozado, lentamente quiso tomar al rubio, pero este empezó a gritar e impedir que lo tocara.

-¡¡No, por favor, no!! ¡¡Aléjate!!- gritaba desesperado el rubio, aun estaba escondido bajo la manta.

-¡¡Jimin!! Jimin soy yo- intentó calmarlo el castaño, las patadas y golpes por parte del rubio cesaron y con cuidado se retiro la manta de su rostro para poder ver.

El rostro hermosos del rubio ahora era adornado por moretones y sangre seca, además de que sus precioso labios estaban rojos y mordisqueados.

El rubio tenía los ojos con lagrimas estancadas al igual que el castaño, quien se odiaba con cada segundo que pasaba por no poder proteger como se debía a su rubio.



Tan Fácil de decir, difícil de sentir.  (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora