Let Me in the Walls I Have Built Around You - Divida

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El fic no me pertenece. Es una TRADUCCIÓN de 'Let Me in the Walls I Have Built Around You' de Divida.

* Link de la autora: https://archiveofourown.org/users/Divida/profile

* Link del fic original: https://archiveofourown.org/works/36544111

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Voldemort atraviesa el espejo que lo transporta al mundo real desde el calor del desierto mágico. La vieja torre, la verdadera, es fría y solitaria. Sus paredes siguen cubiertas por las tontas pinturas de Harry. Hacen que Voldemort se sienta más cerca de su Horrocrux cuando vuelve para reforzar los encantamientos y asegurarse de que están a salvo.

Lo necesita cerca. El toque de Harry lo hace sentir tan bien, es como una droga de la que no se cansa, pero sabe que podría abrumarlo. Para asegurarse de mantener el control, sólo visitaba la torre cada tres días. Mantuvo la rutina. Era fácil seguir la misma pauta para no caer. Tenía un sistema perfecto.

Hasta que llegó la chica y alteró esos patrones.

De repente, la rutina se rompió y no había nada en lo que apoyarse. Nada que impidiera a Voldemort dejarse llevar por las emociones reprimidas. La rabia le llegaba con mucha facilidad, y cuando Harry eligió a aquella lúgubre chica en lugar de a él, Voldemort quiso castigarlos con algo más que darle a la chica una muerte fácil.

Los encerró en el gran espejo de la pared, utilizando un antiguo hechizo que había encontrado en sus días libres entre las visitas a la torre. Los dejó en el desierto mágico y los observó a través del cristal. El dolor que vio hizo que la rabia se disipara lentamente a medida que el hambre de venganza se saciaba.

Pero cuando la rabia desapareció y Harry volvió a estar solo, se hizo más difícil mantenerse alejado.

Voldemort vuelve a mirar su reflejo y, con un movimiento de la mano, la mentira desaparece, llevándose consigo el pelo brillante y el color de las mejillas. Se siente mejor así. Es mejor cuando el reflejo está libre de los recuerdos de su pasado.

Sin embargo, usar el glamour es necesario. Es una forma de acercarse de nuevo a su Horrocrux. Así hará que Harry lo mire como miraba a esa mujer, con algo más que odio en sus ojos. Hará que le hable como le habló a esa mujer, con las emociones sangrando a través de sus palabras y el significado detrás de ellas.

Hará que le toque como tocó a esa mujer. Por su cuenta, como él realmente quiere.

Voldemort lo necesita. Lo necesita tanto que es lo único en lo que piensa.

El disfraz también tiene otras ventajas. Es más fácil hablar como Tom Ryddle. Se siente diferente cuando se pone el glamour, como una sombra persistente de una persona que ya no existe.

Las palabras vacías le resultan fáciles, como cuando era joven. Cuando todavía tenía que usarlas para doblegar a la gente a su voluntad. Lord Voldemort no necesita palabras vacías. Apenas necesita palabras, el mundo se inclina a su alrededor sin siquiera pedirlo.

Al menos lo hacía antes de que aceptara el trato hace tantos años. Ya no tiene el mundo. Ahora sólo se tiene a sí mismo y a su último Horrocrux.

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Por la mañana, Voldemort vuelve a entrar en el espejo y, de nuevo, es Tom Ryddle quien emerge del otro lado. Levanta la mano, con la intención de acabar con el hechizo para dormir que le lanza a Harry todas las noches antes de marcharse, pero cambia de opinión antes de que la magia abandone la punta de sus dedos.

Harry se ha quitado la manta de encima y se ve una pequeña franja de piel entre el dobladillo de la camisa y la cintura del pantalón que insiste en llevar puesta incluso mientras duerme. Esa tira de piel atrae los ojos de Voldemort como un imán, y no es sólo a sus ojos a los que afecta la vista.