Antes de que pudiéramos reaccionar apareció mi madre, eufórica y saltando.
¿Qué está pasando?- dijo Álvaro riéndose intentando parecer serio
¡Aaaaah! - volvió a decir eufórica-.
Lourdes por favor - dijo mi padre- , deja que hablen con Karev.
Nos sentamos, estábamos los dos ante él. Nos separaba una mesa de caoba oscura, con mantel blanco con bordes dorados, una vasija de gran calidad limpísima parecía que nunca se había utilizado , como centro de mesa una gran langosta roja como la superficie solar y un cubo con hielo y una botella de champán con una etiqueta de bordes de oro y tipografía plateada en un papel de gran calidad.
Bueno caballeros, quiero comprar vuestras acciones, ofrezco una suma de dinero importante - dijo Karev, acercándonos dos carpetas con contratos-.
En el papel se notaba la calidad , un gran logo impreso en tinta negra.
Perdone señor ... -dije , intentando poner actitud de negociador-.
Karev. - me dijo sonriente-.
Álvaro y yo queremos una empresa, llevaremos esta idea de neurocirugía a lo más alto siempre y cuando usted nos ayude llevando un 30% de los beneficios y usted sabe que es bastante- me miró con ambición -.
¿Qué le parece? - dijo Álvaro -.
Caballeros , mis agradecimientos. - Nos estrechó su mano-. Van a ser millonarios.
Al cabo de dos días aparecimos Álvaro y yo andando con ganas de comernos el mundo, íbamos al mismo paso. Vestidos con unos trajes de 4000€
Acabamos la reunión , tenemos un edificio de 67 plantas, 43 millones en nuestra cuenta y dos guardaespaldas que son nuestros "mayordomos".
Oye H -dijo Álvaro-.
Dime - le dije-.
Quiero fama -me dijo-.
Yo también , pero ¿qué hacemos? - le dije -.
Pues vámonos a L.A y sacamos una línea de ropa - me dijo ya subidos en la limusina Hummer-.
Voy a llamar a Karev para que nos deje uno de sus 4 aviones privados - dije con un poco de envidia pero al recordar que era millonario se me pasó-.
Fuimos al aeropuerto y nos subimos al avión ...
Señores Abad, tengan un placentero vuelo a Los Ángeles , California.
