Prefacio

38 6 3
                                    


Ethan

Solía creer siempre en los cuentos de mi Padre, cuando me decía acerca de lo mágico del primer amor, yo sonreí, creía que la había encontrado, aunque solo éramos niños, mi vecina Clare representaba algo especial en mi.

Una punzada me atrajo a la realidad, ella no solo no está, ella y yo ya no deseamos volver a vernos.

"Te pido un favor, no regreses jamas" Son las últimas palabras que recuerdo, el día que no imagine que seria el ultimo en que la veria.

Hace mucho que me pesan las cosas, las ausencias, el sabor amargo del adiós que nunca decimos se queda como una huella tatuada en el corazón. Aveces crees que has vivido todo y que tienes todo lo que deseas.

Pero de un momento a otro, cuando menos lo imaginaste has perdido a la única persona que estaba allí para ti.

Nadie sabe valorar a tiempo lo que tiene y solo recuerda su anhelo cuando tristemente ya no está.

                                                                                         
                      
                            ***

El paisaje es hermoso, desde el avión voy observando como se va deformando de mi vista, pasando a ver solo algunas nubes.

Mi intención es estar lo más pronto posible en Minneapolis, aunque con ello deba olvidarme de la idea de trabajar en California. Y por consiguiente de mis amigos.

Una mañana cálida me recibió al abordar, el clima es armonioso aquí. Aden me recibe en el aeropuerto con mi madre, los tres nos secamos las lagrimas de emoción del reencuentro.  Luego de deshacer el abrazo grupal nos dirigimos hacia el taxi, donde rápidamente guardo mi maleta.

Mi casa espera por nosotros.

—  Ethan yo...quiero decirte algo muy importante- susurra Mamá limpiando su mejilla.

—¿ Que ha pasado?— Interrogue en cuanto el taxi aparca en nuestra residencia.

— Tu padre padece un Cáncer terminal- solloza— tuvo una recaída definitiva, ya no sé por cuánto tiempo podremos estar con él.

¿Por qué no me lo han dicho antes?

Ellos tienen está maldita manía de ocultarme  las noticias importantes, aun me consideran un niñato. Debería enfadarme y reclamar al respecto pero no puedo hacerlo, no me salen las fuerzas.

— Nos hemos enterado hace poco...el nos lo oculto.- musito Aden.

Siento como algo estruja mi corazon, jamas crei que esto pasaría, creia que ellos estarían aquí por mucho tiempo.

— Tu deberías habérmelo dicho- Musite.

— Callense los dos. —  Interviene mi madre al ver a mi Padre esperándonos  en la entrada de nuestra casa con nuestra Tía Esther en la entrada.

— Han sido las dos horas más eternas de mi vida- Nos dice ella sonriendo.

— ¿Dónde está Ethan?— Papá alza la voz con un tono jocoso y algo decepcionado cuando no me localiza pero rápidamente se acerca con una sonrisa en cuanto me reconoce.

Sonreí, a pesar de todo el esta aquí y es lo que importa. Su figura fuerte ha disminuido en comparacion a la ultima vez que lo vi, ahora es un anciano delgado y con tintes de ternura ironicamente, ya que posee un caracter de los mil demonios.

Lo rodeé en un abrazo calido, al separarnos pude ver sus hoyuelos, el esta contento de vernos.

—Has crecido tanto Ethan... ya no serás el asistente de los mandados.— Añade.

— ¡Deberías darme la bienvenida pero debo agregar que me sorprendes, no has cambiado mucho solo has envejecido un poco mas!

— ¡Esas no son las respuestas para darle a tu Padre!- Exclama Bet mi madre.

— Mama es momento de admitir el peso de los años- Intervino Aden.

Los cinco reimos.

— Ethan hay algo más que deberías saber. CLARO SOLO SI QUIERES. — Carcajeo Aden mirando hacia la casa de los vecinos de enfrente.
El maldito comenzó a reírse de la situación y tuvo que respirar pausadamente.  Observe incrédulo. Ahí mismo la puerta de la entrada se abrió dejando salir a una manada de niños inquietos que corrían, detrás los sigue una joven esbelta regañandolos.

Aquella voz, es unica entre millones de personas.

Su caracteristico humor no ha cambiado, mucho menos su pasion por los niños, ella es gran fanatica de cuidar a lo hijos de su hermano mayor.

—Ella está aquí y no me dijiste. Debiste hacerlo.— Comenté con asombro.

— Te juro que iba a decirte pero alguien me lo prohibió.

— ¿Desde cuándo?- Interrogue soltando la maleta.

—Hace poco.


NOTA DE AUTOR

Buen dia este es el prologo ¿que les parece? Ire corrigiendo mediante pueda.

Espero que les guste.

XOXO

Lo que paso contigo | #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora