1. huir

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Jessica:

Corría tan rápido como mis piernas lo permitieran, huir de los caminantes no era una tarea fácil que se pueda decir.

Estaba muy cansada, casi ni pude dormir estos días por los caminantes y la inseguridad constante. Sumando que no comía hace días.

Extrañaba como era toda la vida antes de que esto pasara, realmente dolía ver como la gente moria.
Olvido la sensación de tener un lugar seguro y estar con la mierda de gente que se hacía llamar mi familia.

Iba demasiado sumida en mis pensamientos, pero un ruido proveniente de alguna parte del bosque me hizo poner alerta, no me asustaba el hecho de matar a alguien o que me maten, ya tengo el corazón frío como un glaciar.

El ruido se acercó muy de repente a mi y sin pensarlo dos veces saque mi revólver de mi cintura apuntando al lugar proveniente del sonido.
Me sorprendí al ver a un chico con las manos en alto de atras de un árbol.

-tranquila, no te haré daño, soy buena gente.

No me fiaba de las personas ajenas, por mas que las conozca hace siglos.
De todos modos, mi boca estaba sellada.

-quieres dejar de apuntarme?

-quien eres? - dije lo más fría que pude.

-me llamo Jesse, y tú?

-eso no importa, que quieres? Vas a matarme?

-no tranquila, sólo quiero hablar contigo.

-ajá, si claro. Un desconocido se me acerca a querer hablarme mientras lo amenazo, ¿que sigue? ¿Que me dé una taza de café?

-no, tranquila, realmente necesito hablar contigo.

-te conozco?

-no, pero te aseguro que agradeceras este día con toda tu vida.

-tienes 1 minuto para explicarlo,  de lo contrario recibirás la muerte más horrorosa de la historia, ¿oíste?.

-claro, si am. Bien, créeme que se lo que es vivir en estas condiciones,  todos lo pasamos. Sé que no me creerás, pero tenemos puertas abiertas hacia el futuro, nuestra comunidad,  se llama Alexandria. Tenemos comida,  agua, hogares, energía y demás. Puedo mostrarte unas fotos si quieres.. - abrió su mochila y saco fotos de unas casas y parques, eran asombrosas, pero algo no cerraba.

-¿y que se supone que debería hacer? ¿creerte?

-lo se, lo sé..  todos reaccionamos igual a este tipo de ofertas en esta época, no eres un caso especial, solo buscamos sobrevivientes que notemos que realmente necesiten comodidad y paz para continuar.

-¿que te hace pensar que necesito un lugar así? - sinceramente necesitaba un receso, pero no me dejaría convencer así de simple por alguien que apenas se el nombre..

-mmm, bien - me examinó con la mirada para después continuar  - estas muy delgada, necesitas comida, estas sucia, con ojeras, eres muy joven para andar sola y la venda grande en tu brazo lo dice todo, tienes una gran herida.

-diablos, no es tu problema si muero sola aquí afuera.

-tómalo o déjalo, te abrirá puertas a grandes rasgos.

-¿me escuchas bien, si? - dije mirándolo amenazante mientras me acercaba con mi pistola- yo te sigo, cuidado con lo que haces chino o te juro que usaré tu sangre para pintar los muros de tu comunidad y tu cuerpo vivo como distracción de los caminantes, ¿oíste?

-si -dijo tragando grueso.

-bien, en marcha.

Dos horas después:

- ¿de dónde vienes?

- soy de Atlanta.. vivía ahí con mi madre y mi padre, hasta que todo se fue al carajo.

-el líder de la comunidad también es de Altlanta.. vino con su hijo y un grupo de sobrevivientes - dijo mirándome y volviendo a mirar al camino.

-bien, tal vez lo conozca.

-si, tal vez.. Oye, no quiero sonar entrometido en tus cosas, pero me genera cierta curiosidad la herida de tu brazo.. puedo saber como te la hiciste? - me miro esperando una respuesta.

Mierda.

-ah, si..  no es nada, solo me lastime saltando un alambrado.  Eh, falta mucho para llegar? - dije nerviosa.

-por desgracia, si..

-bien, podemos parar si quieres.  Yo estoy acostumbrada a caminar varios  kilómetros por dia.

-no, estoy bien.. sigamos.

Dos días después:

-falta mucho? -dije demasiado impaciente

-basta, te dije que no.. me vienes repitiendo la misma pregunta hace dos días - dijo un poco enfadado sacándose el sudor de la frente.

-no me juzgues pedazo de imbecil, tu me dices que falta poco hace dos días también, cuando en realidad estamos caminando como unos idiotas que están perdidos -le devolvi la mirada con fastidio.

-eres irritante, lo sabias?

- cierra la boca chino estúpido- susurré.

-por si tenias dudas, te escuché y no soy chino, soy coreano.

Seguimos la caminata por unas cuantas horas, las cuales se resumen en insultos de mi parte a Jess porque según el falta poco, pero me miente.

-por cierto,  como te llamas?

-Jessica.

- tus padres definitivamente te arruinaron la vida con ese nombre -dijo sonriendo.

-porque lo dices? -lo miré.

-porque es horrible - estalló en una carcajada mientras me miraba.

-pudrete- le dije y me uní a su risa.

-llegamos..

-que? - dije ya sin creerle.

-mira, al frente.

Había un muro gigante de chapa, con un cartel al lado que decía "Alexandria"

-cielos.. -fue lo único que pude pronunciar.

SALVADORA- Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora