SALVADORA- Carl Grimes

2. como en casa

Jessica:

Jess fue inmediatamente a tocar el portón, y a los segundos abrió un hombre alto de cabello rizado y ojos azules.

-Jesse, llegaste..

-vengo con compañía- dijo Jess mirándome.

Rápidamente el hombre me analizó de pies a cabeza.

-hola, soy Rick Grimes, el líder. Prácticamente manejo todo dentro de Alexandria.

-ah, bien - dije muy desconfiada.

-pasa, solo tendrás que dejar tus armas.

Pasé dentro y sinceramente nose como no caí desmayada al piso al ver semejante escena delante de mis inquietantes pupilas analizando todo.

Había niños corriendo y familias caminando, numerosas casas, y un lindo lago frente a la calle.

Siento que me quieren tocar y rapidamente saco mi arma.

-no me toques -dije seca mirando a Rick.

-tranquila, sólo debes poner todas tus armas en el carro.

Mire el carro por el rabillo de mi ojo y volví a mirar a Rick que se iba alejando hacia atrás con las manos en alto en señal de paz.

Sin objetar nada al respecto puse las armas en el carro, tuve que dejar todo a la fuerza. Quería conservar el arma de mi padre pero Jesse dijo que no se podían conservar armas a no ser de que tengamos que salir.

-bien, supongo que Jesse ya te abrá explicado un poco de cómo nos manejamos aquí dentro, de todos modos debo hacerte tres preguntas. Pero mejor ve a tu casa a explorarla y ven a casa en unos 30 minutos.

-si, gracias.

-ven, te llevaré a casa.. - dijo Jesse empezando a caminar.

Caminamos un poco, sentía mis piernas flaquear por tantas horas caminando.

-es aquí, es una de las más bellas.. es la tercera más grande.

Quede muy sorprendida al ver semejante casa delante de mis ojos..

-bien, te dejo sola para que la veas - dijo con una sonrisa al ver que me quedé boquiabierta mirando mi nueva casa.

Sin pensarlo entré a la casa.. era muy hermosa.

Me llamo la atención que había disponibilidad de agua, fui al baño y vi que estaba la ducha.. necesitaba una, pero tendría que ir a lo de Rick, así que me apresuré a terminar de ver la casa, para luego salir.

Llegué a la casa de Rick y toque la puerta, a los pocos segundos la abrió este mismo.

-oh, Jessica. Pasa y siéntate por favor - pase y me sente en un sillón que quedaba frente al de Rick.

-bien, vengo a responder las preguntas de las que hablamos hace un rato..

-si, bien, ¿Jessica cuantos caminantes haz matado?

-31.

-¿cuanta gente haz matado?

-perdí la cuenta.

-y porque.

-porque no tenían buenas intenciones conmigo.. y te lo advierto, me pongo muy a la defensiva con todo, así que si necesitan ayuda para lo que sea, cuenten conmigo..

-si claro.. aquí cada uno hace actividades diferentes para poder estar aquí..

-¿seria como hacer algo para pagar el alquiler por así decirlo?

-claro, si - soltó una pequeña risa al oír mi referencia.

-bien, soy muy buena para la caza o buscar cosas.. ¿tal vez hay algun encargo libre para buscar provisiones?

-si! Por supuesto.. empezaras pasado mañana, queremos darte un día para estar tranquila y luego comienzas.. estarás con mi hijo, el también es encargado de buscar provisiones..

-oh, esta bien..

Hubo un silencio un poco incómodo hasta que se escuchó que abrieron la puerta de la casa con toda la fuerza y entró un chico alto de ojos celestes con sombrero de sheriff,  tenía un ojo vendado, no es de mala, pero quería saber que le había pasado.

-¡puta madre! -exclamó con fastidio.

-¡Carl! ¿Que dijimos de tu comportamiento cuando vienen personas a casa y de las groserías?

-lo siento papá,  hola.. -dijo mirándome,  yo solo asentí con la cabeza.

-¿porque ese fastidio?

- Enid.. ensucio mi sombrero con barro

-tranquilo hijo.. solo es un accidente. Ella es Jessica, una nueva habitante de aquí.. Harán el mismo encargo y podrías hacer que conozca a tus amigos, se llevará bien con Enid y Ron o con Ellie y Dina.

-si, quizá tienes razón - exclamó Carl- ¿te animas a venir con nosotros en un rato? Haremos algo por la noche, puedes sumarte si quieres.

-si claro, solo debo ponerme más presentable - le sonreí.

-no hay problema.. te alcanzo más tarde.

Bueno.. al menos haría un poco de vida social después de tanto caos, hay que ir de a pasos pequeños.