Capítulo 6

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En el reino de Dunbroch:

-Mamá!!!!

-Mérida... ya están en camino hacia aquí-le decía la reina Elinor a su hija mayor-en uno o dos días llegan.

-Pero madre!!! Si apenas hace un rato se fue un muchacho!!!

-Hija, es por tu propio bien. Además el señor de esas tierras es un vikingo, por lo que me han contado, y de seguro su hijo es muy fuerte y de tu estilo.
Mérida miró a su madre con cara de ni ganas y le dijo...

-Madre, te doy las gracias por tooodo el esfuerzo que haces al tratar de conseguirme marido, ¡¡¡pero apenas si me gusta cocinar!!! Robo comida de la cocina y me gusta tener el cabello revuelto. Tu piensas de que le voy a importar a alguien así? Además no quiero casarme tan pronto, soy muy joven!!!!

-Apuesto lo que quieras a que la convierte en oso devuelta.
Susurró, uno de los hermanos de Mérida, a uno de sus hermanos.

-Niños!!! Salgan de aquí ahora!!!!! Ésta es charlas de madre a hija!!!! A ustedes ya les llegará el momento de hacer lo mismo!!!

-Ja!!! No me costará mucho. Las mujeres caerán a mis pies!!!!!!!

-Sólo si te comportas como un caballero, jovencito.

-Mamá, ya déjalo. No ves que por lo menos uno de tus hijos quiere casarse?

-Y quien dijo que me quiero casar eh!!!!!!!!!??????

-Hijo!!!

-Nos vemos!!!!
Y se fue pitando hacia la cocina.

-Menudos críos te han tocado madre.

-Mérida......mejor vete. Si?

-Nos vemos en la cena.
Canturreó ella. Salió de la habitación de su madre y se dirigió al establo.

-Oh Angus-canturreo-quien quiere llevar a su dueña favorita de caza por el bosque?
En ese instante, salió un caballo negro, con el hocico y las patas blancas, de una parte oscura del establo.

-Vámonos!!!!!!
Se montó como el rayo y salieron disparados hacia el bosque.

El paisaje era hermoso. Todo tranquilo y con el viento alborotandole el cabello, Mérida se dirigió hacia un lago.
Se quitó el carcaj con su arco, su calzado, se arremangó el vestido por las rodillas y metió los pies en el agua.
De repente, en frente suyo, apareció

De repente, en frente suyo, resplandeció una luz azul.

-Ah hola. Qué hacen aquí?
El pequeño espíritu azul la observó por unos instantes y luego se reapareció unos metros más atrás.

-Quieres que te siga?-asintió-muy bien.
Se equipó devuelta y siguió a la luz.

-A donde me llevas?
Susurró.
Siguió a la luz como una hora hasta que llegaron hacia el lugar donde había visto por primera vez esas luces.

-Aquí? Qué puede haber aquí que yo no halla visto?
En el mismo instante que terminó de decir eso, en frente suyo, observandola, estaba un muchacho de pelo marrón, ojos verdes y cara larga. Llevaba una manga larga verde y un chaleco de piel de animal marrón.

-Quien eres?

-Me llamo Hiccup Haddock y vengo de una isla llamada Berk. Y tú?

-Soy Mérida Dunbroch. Princesa del reino de Dunbroch. Blablabla.

-Así que tu eres la princesa eh. Pensé que serías más refinada.

-Jajaja!!!!!! Ni en tus más puros sueños!! Odio ser refinada. Prefiero eructar y reír a carcajadas-Hiccup la miró sorprendida- sin olvidar que soy la mejor arquera del mundo.

-Entonces yo me considero el mejor Entrenador de Dragones.

-Los Dragones no existen. Si existieran el mundanal sería un caos. Aunque a mi me gustaría conocer alguno.

-Entonces hoy es tu día de suerte-Mérida lo miró extrañada-Chimuelo!!!!!!-gritó Hiccup-espera y verás, Mérida.

Unos minutos después, detrás de Hiccup, apareció un Dragón negro con una montura.

-Chimuelo, Mérida. Mérida, Chimuelo.

-A...a...


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