⇢❏❜dos。゚・

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––Maldición–– Soltó el pelinegro con un intento de molestia hacia si mismo. Aunque la única molestia que sentía en realidad era la de su entrepierna apretada entre su ropa.

Subió una de sus manos, tomando con firmeza la nuca contraria para volver a unir sus labios en un brusco beso. No había nada delicado en ello, solo lenguas, labios e incluso dientes encontrándose con necesidad y deseo.

El mayor había tomado el control para deleite del otro, quien solo se dejaba hacer al ya haber conseguido lo que quería. La lengua del pelinegro invadía su cavidad bucal de tal forma que le hacía soltar pequeños y constantes sonidos de su garganta. Vulgarmente podían decir que estaban comiéndose las bocas, pues no tenían vergüenza alguna en morderse los labios entre si o en los sucios chasquidos que resonaban con claridad por toda la oficina.

Yeonjun sostuvo con firmeza la parte inferior de los muslos del contrario, cargándolo mientras se colocaba de pie. Soobin ni lento ni perezoso rodeó la estrecha cintura con sus piernas, sus brazos seguían alrededor de su nuca. No rompió el contacto de sus labios hasta que lo dejó sentado en el gran escritorio, ubicándose entre las piernas voluntariamente abiertas para él. Una vez el beso terminó el mayor fingió una dura y sorpresiva embestida hacia el rubio, complacido de como fue el turno del otro para soltar un pequeño grito.

Siguieron besándose por un rato más, los dos habían perdido la cuenta del tiempo pero siendo sinceros eso era lo que menos les importaba en ese momento. Yeonjun podría apostar que los labios de Soobin tenían algún tipo de droga, estaba casi seguro. No hallaba otra explicación posible para el hecho de que parecía hacerse más y más adicto a besar los esponjosos belfos contrarios a cada segundo que pasaba.

El contacto de sus labios terminó solo para dar paso a que el mayor empezara a bajar sus besos, desde su pómulo hasta su marcada mandíbula, deteniéndose en su cuello en donde puso especial atención. Se aseguró de dejar marcas como la que el otro le había hecho por ese mismo sitio, deleitándose con los sonidos que este dejaba salir sin filtro alguno.

Solo allí, sofocados y jadeantes–– además de notoriamente excitados––, el mayor reparó en el hecho de sus ropas estorbando en lo que estaban dispuestos a terminar. Por eso Yeonjun se separó un poco de él, haciendo que se pusiera de pie para poder deshacerse de las mismas.

Soobin pensó que se había vuelto a retractar, por eso se lanzó a atacar nuevamente sus labios. El pelinegro correspondió enseguida, empezando a deshacerse del saco del rubio. Ninguno de los dos quería quedarse atrás, por lo que con algo de torpeza, debido a la necesidad y al deseo, fueron deshaciéndose de cada una de las prendas contrarias, rompiendo el beso solo cuando se les hizo necesario y volviéndolo a retomar casi enseguida.

Aún desnudos siguieron besándose, pues aquello terminó volviéndose una cruda batalla sobre quien iba tomar el control a partir de ese momento.

Pero lo siguiente que sucedió fue demasiado rápido para el menor, quien para su desventaja no tuvo tiempo de reaccionar. En un movimiento Yeonjun le había dado la vuelta, dejándolo de frente a su escritorio. Casi al instante hizo presión en la espalda contraria con una de sus grandes manos, hasta que este estuvo con su pecho pegado a la madera y su trasero vergonzosamente alzado para el otro.

Pero Soobin estaba lejos de sentir vergüenza.

––Yeonjun...–– Jadeó con sorpresa mientras se removía en el escritorio, queriendo ponerse de pie sin éxito alguno, pues el otro seguía haciendo presión en su espalda para mantenerlo en aquella posición.–– Dije que podía ayudarte a relajarte, pero tu estás... ¡Ah!–– Un grito salió de su garganta en lo que el mayor lo interrumpió de una forma inesperada.

Boss B*tch⁎yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora