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Los neumáticos de mi coche corrían sobre el asfalto húmedo de la carretera, casi llegaba tarde a mi trabajo; a mis cuatro paredes más vistas a lo largo del año.

Ya llevaba varios años trabajando en mi pequeña empresa de inmobiliarias, tampoco muchos, pero los justos como para considerarme bueno en ello.

Era un chico joven, en mis plenos años veinte, y además de tener un semblante agradable y atractivo tenía mucha labia para vender las propiedades que tenía a disposición del cliente.

-Buenos días Chris, me comentan que has llegado raspado de tiempo ¿no?

Mi compañera de trabajo y yo teníamos una relación cercana, de ahí que hicieramos burlas y tuvieramos un lenguaje más coloquial entre nosotros.

De cierta forma me alegraba de tener a Lisa de compañera, es más ameno el trabajo entre risas y confianza que sentirse obligado a mantener un trato de usted con la persona que ves todos los jodidos días en el trabajo.

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Ya habían pasado unas cuantas horas y mi único entretenimiento hasta el momento había sido clasificar las nuevas casas y pisos de todo Seúl en diferentes bloques -según la zona, el precio, el estado del inmueble, etc- y, de vez en cuando, alguna conversación casual con Lisa.

De repente se iluminó la habitación con la luz del exterior, un chico de aproximadamente mi edad había abierto la puerta dando paso a ésta.

-Eh, buenos días...

-Buenos días, siéntese por aquí.

Mi compañera notó la timidez de él y decidió ser ella la voz cantante, y algo coqueta pude notar también, de la conversación.

Agradecí a mis adentros de que no tuviera que socializar aún porque llevaba un día de malas pulgas en cierto modo, pero igualmente mi concentración se volcó hacia su conversación más que ha continuar mis quehaceres, este sujeto llama mi atención realmente...

-Por hoy te atenderé yo, bueno ¿qué le gustaría a usted conocer?

-Pues recién he comenzado mi independencia aquí, en Seúl; estoy actualmente en un pequeño hostal de la zona de Gangnam-gu, trabajo en una tienda por allí, así que quería saber que posibilidades tengo.

-Genial, si gusta necesitaría algunos datos personales para buscar una residencia más adecuada para usted.

Lisa le hizo la entrevista base que le comentó, su perfil hizo que despertara una mayor curiosidad en mi.

Hwang Hyunjin, nacido el 22 de marzo del 2000, 22 años, pelo negro carbón, algo largo para un hombre pero nada muy exagerado.

Sus padres se habían mudado recientemente a una ciudad más calmada para pasar su jubilación y se había quedado solo en Seúl, no tenía hermanos o parientes cercanos y por su forma de interactuar tampoco parecía tener muchos amigos o una gran vida social.

Llegué al punto de quedarme embobado mirando las ligeras facciones del rostro del joven Hwang, tanto que no me di cuenta de que mi compañera me estaba hablando.

-Christopher Bang, contesta por favor.

-Perdón perdón, estaba... pensando en una cosa, dime.

-El señor Hwang me ha indicado ciertos apartamentos que podrían llegar a ser de su agrado, acuerden entre ustedes las visitas a estos apartamentos.

Después de darme una sonrisa de pocos amigos, posiblementemente por ignorarla un par de veces, entró a la sala de reuniones, seguramente para tomar un café para desayunar.

-Bueno... Para saber los días de visita necesitaré hablar primero con los propietarios, quizás no coincidan todas el mismo día, igualmente intentaré hacer esto lo más ameno posible.

-No se preocupe, eso no me importa mucho, puedo esperar un tiempo.

- Antes de irse, necesitaría que me diera su número de teléfono para poder contactarlo, para cualquier duda o informarle de las visitas.

-Vale, le voy dictando, 800 53 00 001... ¿Necesita algún dato más?

-No gracias, todo lo demás lo iremos acordando por llamadas o mensaje, tenga un buen día, señor Hwang.

Tras devolverme la sonrisa se marchó y sentí una punzadita en el pecho, un impulso, que me gritaba que este no iba a ser un cliente más.

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