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Sábado por la mañana, la lluvia seguía chocando contra mi ventana con fuerza.

Ese había sido el ruido que me había despertado de mi apacible sueño y ahora me encontraba mirando la puerta de la habitación pero a la vez sin llegar a enfocarme en ella, más bien estaba intentando descifrar las claves de la vida o en qué multiverso estaba existiendo en esos momentos.

Decidí darme una ducha para espabilarme y ya después averiguar que hacer durante ese día lluvioso, que también se podría llamar día de mierda.

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Ya después de haberme duchado, desayunado y recogido por encima la suciedad del ático donde vivía me quede mirando mi bolso de mano que utilizaba para el trabajo.

No pretendía que me diese ningún entretenimiento pero, sorprendentemente, lo hizo indirectamente, ya que me acordé de aquel pelinegro.

Quizá el único entretenimiento que me queda hoy es adelantar trabajo...

Abrí el bolso y saqué los portfolios de los apartamentos que había elegido este chico, junto con ellos también puse sobre la mesa del salón su ficha -la cual había sido rellenada por mi queridísima Lisa- y pegado a este último documento, un post-it donde apunté su número.

Después de pensarmelo un tiempo marqué al número.

–Si, diga.

– Buenos días señor Hwang Hyunjin, perdone por llamar en fin de semana, soy el agente de la inmobiliaria.

–Oh...Hola, buenos días, ¿hay algún avance o ocurrió algo?

–No realmente, solo le llamé para preguntarle algunas cosas, ¿le molesto? Si es así puede llamarme en otro momento.

–No para nada, y por cierto, puedes llamarme Hyunjin, tenemos la casi la misma edad y no me gusta hablar tan cordialmente.

Soltó una risa baja que, por algún motivo, me aceleró un poco el corazón, ese sonido me resultó tan agradable...

–De acuerdo Hyunjin, pues simplemente eran un par de preguntas, ¿tienes automóvil, moto o algún vehículo propio? Ya sabes para ir a los diferentes apartamentos.

–No pero podría ir andando ¿verdad?

De repente se me vino una idea loca, puede que una mentira piadosa no haga daño, me gustaría acercarme algo más a él, aunque el porqué lo desconozco.

Bueno, aunque los apartamentos estén en la misma zona donde vives, pienso que sería más cómodo ir en coche. -me pause un poco para pensar lo que diría- Si quieres puedes venir en mi coche.

El chico de la otra línea guardo un poco el silencio, como pensando sobre mi sugerencia, la conversación estaba un poco tensa aún siendo una llamada.

–Primero hablaré con algún amigo por si podría llevarme él, si no, supongo que esa será una opción.

Mierda... como me jode que no ocurran las cosas de una vez como yo quiero que lo hagan.

Podría ser una persona seria y respetuosa en general pero tenía cierta obsesión con tener acceso a todo lo que quisiera, costase lo que costase, y una vez era algo mío nadie más tendría acceso a ello, un poco cínico de mi parte, pero todos tenemos nuestros pequeños defectos supongo.

–Ejem... como quieras pero yo veo mucho más cómodo para todos que te lleve en MI coche, -sin darme cuenta le di demasiado énfasis a ese "mi", intente calmarme un poco- pero... como tu gustes...

–Ah...Bueno...supongo que sí será mejor hacer eso... y ¿cuál era la segunda pregunta que tenías?

–Era para buscar un día adecuado para las visitas e intentar que todas coincidan un día que tengas libre. ¿Cuándo son tus días de descanso del trabajo?

–En realidad podría cualquier día desde primera hora de la mañana hasta las 5 de la tarde que es cuando comienzo mi turno, igualmente libro los Domingos.

–Vale perfecto, cuando lo tenga todo preparado te avisaré.

Colgué el teléfono y me tiré al sofá de un golpe.

Quiero conocerle más aunque probablemente no mejor...

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Durante esa semana estuve hablando con los diferentes propietarios de los apartamentos, tratando con los caseros para que me dejasen las llaves de algunos y acordando en vernos tal día para la visita con otros.

Obviamente cuidé que fueran todas las visitas un domingo para que mi estimado cliente pudiera disfrutarlas en su día de descanso.

Al llegar dicho día lo cité por la mañana en la puerta de la oficina.

Ya iba llegando la hora a la que habíamos quedado y, cuando llegué a pensar que sería otro más de esas personas que parece que tienen la puntualidad en el culo, apareció por una esquina.

Perdón si te he hecho esperar... ¿Christopher?

–Ah, mis disculpas no me había dado cuenta que aún no me había presentado formalmente, Christopher Bang, y no, no me has hecho esperar.

–Perfecto Christopher, ¿vamos entonces?

Le abrí la puerta del copiloto y le invité a subir a mi Range Rover blanco.

Durante las distintas visitas y los trayectos intenté sacarle temas de conversación triviales, las típicas preguntas sobre su trabajo, su soltería y su vida en general, a lo que Hyunjin me daba respuestas cortas y aunque yo no añadía un "justifica tu respuesta" me volvía loco por saber de él.

Red LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora