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Jueves en la madrugada, ya no llovía.

Como el viernes sería día festivo por algún motivo por el que no me había interesado había salido esa noche a una discoteca.

Más que discoteca era un pub o bar de copas que funcionaba desde el café de por la tarde hasta los cuba libres de por la noche, pero de vez en cuando invitaban a dj's, en esas ocasiones eso se convertía en un pequeño intento de discoteca para los alcohólicos del barrio; para mi suerte, hoy había sido uno de esos días.

Volviendo a la situación donde me encontraba, rondaban las 4 de la madrugada y yo estaba puesto de todo lo que no tendría que tener metido en la sangre.

Todo iba como cualquier otra fiesta hasta que, se me vino la genial idea de colarme dentro del staff room con una chica, todos sabemos para qué, aunque lo que vi allí fue todo lo que no quería y al mismo tiempo quería ver en ese momento.

Hyunjin, con el uniforme del local tirado en el suelo, estaba a unos metros de mi ligue y yo pero pude ver como, lo que seguramente sería el encargado agachandose y dándole una última bofetada.

Digo ultima porque el estado en el que veía al pelinegro era peor que en el que se encuentra una persona tras una simple discusión o dos guantazos.

Cuando el superior del chico se dirigía hacia la puerta agarré de la cintura a la chica que me había acompañado y la arrinconé en una esquina, no para hacerle algo como esta chica habría pensado, ella ya no me interesaba, más bien lo hice para no ser descubiertos por aquel encargado.

-¿¡¿Chris?!? ¿A dónde vas? Habías dicho que me ibas a joder en cuanto estuviesemos a solas.

La niñata impertinente tuvo que abrir su bocaza al ver que me alejé de ella.

-Ajá, pues puedes ir a buscarte a otro ya no me apetece.

Una vez se fue mi querida... no recuerdo su nombre, me aproximé al chico que había visto anteriores veces, pero esta vez estaba con algunos cortes y golpes en la cara, supuse que le habría encarado uno de los clientes con peor estado del local y tras el percance del que dudo que saliera bien parado, el jefe le habrá echado la bronca.

-¿Qué pasa pequeño Hwang? Si que tiene que haberte dado fuerte el fumado que te haya buscado lio para llegar a desmayarte...

A pesar de todo lo que intentaba procesar mi cuerpo, en ese momento no tomé la mala elección.

Cogí el delgado cuerpo del chico que me despertaba la ansia viva de querer saber, conocer y, hasta cierto punto, tener; y lo llevé rápidamente a mi furgoneta blanca para conducir algo lejos de ese lugar.

Como dije podrían considerarme un cínico pero sigo siendo respetuoso y serio con lo que hago pienso y digo, por eso es que en ese momento lo primero que pensé fue en llevarlo al hospital.

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Ya eran las 9 de la mañana del viernes.
En el hospital le hicieron unas cuantas pruebas a Hyunjin para comprobar que la pérdida de consciencia no había provocado nada mayor y finalmente a las 10 le dieron el alta.

-Gracias por todo Christopher, no se que había sido de mi si me hubiera quedado allí tirado...

-No es nada, -pensé un momento en si sería correcta mi propuesta pero tampoco acarrearía daños a ninguno- te acompaño al hostal y te invito a algo para desayunar, vamos.

-No, no hace falta, ya estoy bien puedo manejarme solo.

Sé que mi semblante cambió por completo a uno mucho más sombrío pero ese chico no iba a tener ni una sola esquivada más a mis intentos de acercamiento.

Apenas tenía relaciones cercanas con otros seres humanos por qué el príncipe no entendía que no quería ser más que su mísero amigo.

-He dicho vamos, no te he preguntado.

Después de decir aquello agarré su mano y lo ayudé a levantarse de aquella silla que había en la consulta, salimos y le indiqué que entrase a la furgoneta que ya conocía.

Red LightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora