Oscuridad I

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Él se había equivocado, había cometido el mayor error de su corta vida y supo que lo lamentaría, sus pies corrieron con toda la velocidad que su medio entrenado cuerpo le permitió, sabía a donde tenía que llegar, pues podía sentir la presencia de la persona a la que juro nunca dejar sola, el problema es que otras más la rodeaban y algo en su interior le decía que no eran buenas en lo más mínimo, entonces sus oídos captaron el jadeo más leve y cuando llego a la entrada de aquel callejón sintió que algo en su interior era quebrado, siendo reemplazado por otra cosa.

-Nii-chan – la niña rubia tirada en el suelo murmuro, un único ojo abierto, su mano extendiéndose hacia él.

-Aquí estoy, Naruko – él respondió, ni siquiera se preguntó cómo se movió tan rápido o como paso en medio de los civiles y ninja que se encontraban en su camino.

-Tuve un sueño – la pequeña comenzó a decir, su único ojo perdiendo el brillo – un gran zorro dijo que me cuidaría a donde sea que fuéramos, dijo que podría ver a Minato tou-san y Kushina ka-san.

Él de repente fue halado hacia un lugar que no conocía y poco le importó en realidad, solo vio la gran jaula delante suyo y los ojos rojos que por alguna razón le parecieron tristes, luego vino un suspiro que movió su cabello antes de que pudiera ver por completo la forma del enorme zorro, aquel al que todos llamaban el demonio kyubi, ni siquiera sintió miedo de verlo a pesar de que los barrotes que lo retenían se veían frágiles.

-Choca mi pata – la aparente voz femenina pidió, su pata cerrada en un puño y colocada justo delante suyo.

Sin preguntar por qué él solo acepto, un segundo después sintió que todo su interior ardía a la vez que se enfriaba, entonces, todo se tranquilizó, sintió que volvía a la normalidad, la diferencia siendo que su mente estaba clara, serena, pero sus emociones todavía estaban ahí, queriendo ser liberadas.

-Solo fue un pequeño regalo para que pudieras controlar ese poder tuyo con el que naciste – el zorro le dijo, su aspecto viéndose cada segundo más débil – ten en cuenta que los dioses te querrán muerto, humano.

-Entonces los mataré, permitieron que me quitaran mi única luz después de tanto rezarles, les mostraré el error que fue ignorar mis plegarias.

Los dos ojos rojos vieron con ligera preocupación a los azules carentes de brillo, le resultó obvio que el alma del chico había muerto en el momento que le arrebataron a su hermana, no le tuvo miedo, tampoco lo vio como una amenaza, después de todo, ella no estaría para ver el infierno que terminaría desatando el niño delante suyo, de hecho, le habría gustado ver que sería lo que él lograría hacer, pero su condición solo le permitió imaginarse como este mundo sería destruido y ante las imágenes que su mente le mostró no pudo evitar sonreír.

Él volvió a la realidad, sus brazos estaban envolviendo el cuerpo de su hermanita con gran cuidado y cariño, sus ojos vieron con total claridad las múltiples heridas en su cuerpo, los cortes, las apuñaladas, los moretones y el obvio ojo faltante, sin embargo, solo le sonrió de manera cálida a la chica, esta le respondió de la misma manera, su última respiración siendo dada y su único ojo cerrándose, creyó que se durmió, pero sabía que no era el caso, su visión pareció volverse roja por un momento antes de que todo se volviera claro una vez más.

-El demonio murió – una de las personas detrás suyo murmuro, su voz no siendo capaz de esconder su alegría.

-No – él respondió, tentáculos negros comenzando a brotar de su cuerpo, así como cuatro apéndices negros que parecían ser colas – mataron al ángel que contenía al verdadero demonio.

Los ninja presente lanzaron sus armas tan rápido como les fue posible, sin embargo, los tentáculos las cogieron y absorbieron, ese fue el momento en que todos sin excepción intentaron correr, no obstante, apenas se habían percatado del hecho de que todo era oscuro, que lo único que parecía existir era el propio callejón, los usuarios de chakra creyeron que se trataba de un genjutsu e intentaron romperlo, pero nada ocurrió, la oscuridad seguía ahí, cubriéndolo todo, deteniéndolos de dar un solo paso.

Mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora