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Esas gotas saladas, caían como ríos, sin pausa, impidiendome una visión clara, un ensordecedor silencio me rodeaba, todo a mi alrededor era una densa oscuridad, no podía respirar, ahí estaba de nuevo esa constante presión.

Me desperté gritando, atada a ese lugar, pidiendo a gritos que me dejaran ir, que me soltaran, que no me mataran.

Mientras esas personas me miraban desde el otro lado, con pena.

Después de todo, no dejarían suelta a una asesina.


~Sakura

Relatos de noches de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora