Harriet
Estaba jugando con mi pelo mientras atendía a la clase del señor Renauld. De fondo, unos susurros casi inaudibles, inundaban mis oídos.
Estaban hablando de una fiesta, la fiesta de graduación. No le prestaba mucha atención, ya que no tenía pensado ir. Yo era nueva en la ciudad, me acababa de mudar con mi madre. Vivíamos a tan solo unas calles de mi instituto, en una casa blanca con tejado rojo. Estábamos pasando una temporada en Billing por culpa del trabajo de mi madre. Nunca me he podido adaptar bien, ya que a menudo estamos cambiando de casa. Por eso, este año no me quiero encariñar demasiado con el pueblo.
El profesor Renauld me llamó, obteniendo mi atención.
–Harriet Howland, es una nueva estudiante, por favor presentate.
Me levanté de mi silla situada en tercera fila, y me estiré la falda para ponerla en su lugar.
<<Estoy preparada, ¿qué podría salir mal?
TODO, podrían reírse de mí, sería su nuevo hazmereir>>
Supongo que eso es lo que todos pensamos en esta situación o parecidas. Está todo en nuestra cabeza, nos imaginamos situaciones embarazosas o incómodas para ponernos a prueba, es todo psicológico y normal en los adolescentes, hay que dejarse llevar.Me puse en pié y empecé.
–Hola, soy Harriet Howland, tengo 15 años y me he mudado aquí por el trabajo de mi madre –parecía que estaba haciéndolo muy bien, porque estaba confiando en mí misma. –Mi madre es una doctora muy importante en Montana, y para que ella no perdiera el trabajo, nos tuvimos que mudar ambas. –Estaba casi terminando mi presentación cuando una chica rubia con ojos azules y piel blanquecina añadió por lo bajini:
–Eso lo dice para dar pena, su madre será una doctora de pueblo que solo sabrá poner inyecciones, no vayas de interesante Howland… –
Eso me partió el alma. Fué una esperanza perdida. Tenía dos opciones:
Ser serena y no dejar que lo que opine una pija me importe.
Acercarme a ella y darle un puñetazo en toda la cara.
···
Le acabo de pegar a una chica de mi curso, pero no me arrepentía se lo tenía bien merecido.
Estaba andando hasta la sala de castigo, pero no tenía ni idea de donde se encontraba. Al final de un pasillo bastante largo, pude distinguir una sala vacía. Suponía que estaba ahí . Me acerqué al lugar y un chico alto, de pelo castaño despegó sus marrones ojos de su libro.
Príncipe de Dinamarca, el chico estaba leyendo Hamlet de William Shakespeare. Me pareció curioso, ya que no solía ver a muchos hombres leyendo obras tan prestigiosas.
– ¿Este es el aula de castigo?
El chico misterioso sin despegar los ojos de su libro, señaló un cartel colocado en la puerta que decía “Aula de Castigo”. Le observé atentamente y me senté a su lado.
–Soy Harriet… Howland. –Estaba aburrida, y pensando que él quería entablar una conversación, empecé presentándome. –¿Por qué estás aquí tan temprano? –No respondía. Parecía taciturno.
Al cabo de unos minutos contestó –Estoy metido en líos al igual que tú.
¿Él sabía lo que había hecho? –Tenía merecido ese puñetazo, eres… interesante. –Se tomó una gran pausa antes de proponerme ir con él a dar una vuelta por el instituto.
–No sé, podrían castigarnos el doble… creo que no iré –No quería que me volvieran a castigar.
El chico me miró con incredulidad, me agarró del brazo y antes de salir corriendo añadió
–No te preocupes, Harriet, será culpa mía.
Le acababa de conocer, no sabía ni cómo se llamaba eran las ocho cuarenta y tres y ya me estaba dejando llevar por sus estúpidas ideas.
…
–¿Cómo te llamas? –Si quería pasar lo que quedaba de mañana conmigo, me tendría que dar pistas de que no era ningún tipo de asesino o algo por el estilo.
–Averigualo. –Me di cuenta que no me lo diría, pero también me fijé que era un chico alto, sus ojos marrones inundaban los míos de una manera muy impactante. Cuando él me miraba, me sentía tan vulnerable, parecía que se notaba.
–¿Tanto te molestó que Ginger dijera eso de tu madre?
–Ginger… –No quería responder, pero no le iba a dejar con las dudas a él y a sus bonitos ojos.
–No contestes.
–¿Qué ocu- –Me tapó la boca en seco y me pasó un brazo por mi hombro, obligándome a acercarme más a él.
–Mantente en silencio, viene el director, y se supone que estamos castigados. –Después de aclararme las dudas, guiñó un ojo y nos metimos a un salón vacío al completo.
<<Esto era una locura, un caos>>…
Estábamos agachados debajo de la puerta esperando que el director pasará de largo por la sala y podríamos tener vía libre para salir corriendo hasta el aula de castigo de la que no deberíamos haber escapado. Mi acompañante-sin nombre, se levantó del suelo y se aproximó a la ventana tarareando una canción que se me hacía familiar
–And it was all yellow… –Era Yellow, de Coldplay.
–...Your skin, oh yeah, your skin and bones… –No seguí cantando, porque sabía que se me daba mal, pero sabía toda la letra. Se estaba alejando de su dirección para acercarse a mí, lentamente mientras me miraba a los ojos, cuando estaba demasiado cerca de mí, se acercó a mi oído y pronunció estas palabras:
–Cantas fatal, Harriet–.
![](https://img.wattpad.com/cover/307556229-288-k370048.jpg)