Capítulo 4

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Collin

Consumido por las palabras de Dalia mi mente me encierra en un bucle donde siento la desesperación de aquel día como si este pasara delante de mis ojos, sus frías manos y mis gritos ensordecedores por revivirlo.

La pantalla de mi celular se enciende y en él se refleja un mensaje de alguien que no esperaría ver.

—Gracias por el regalo, te mando una foto de los primeros brotes.

Su forma de comunicar un agradecimiento es tan seca y fría como un robot, una risa absurda sale de mis labios por la singularidad de su personalidad.

Es como un pequeño gato al que abandonaron y cuando intentas alimentarlo por primera vez solo recibes gruñidos o arañazos.

—Nunca pensé que tú tendrías modales después de todo. l:

La verdad es que me siento agradecido de que ella me haya escrito, aunque sea con ese tono tan frívolo. Necesitaba que alguien me sacara de aquel lugar tan oscuro que mi mente puede hacerme usar como escudo.

—¿Qué me dices de una pizza para celebrar su primer brote?

Finalmente me levanto de aquel sofá en el que estuve inconsciente por casi un mes y busco el tocadiscos para poner una colección de música clásica, seguido de un respiro tan largo que mis pulmones podrían estallar.

La felicidad no es algo que pueda permitirme siempre, pero en este momento es lo que deseo alcanzar, la música clásica, el agua fría llevándose cada problema y culpa aunque sea momentáneamente.

—promete que siempre vivirás feliz...

El agua de la ducha hace que mis pensamientos fluyan hasta aquel horrible destino, los ojos sin vida de Apolo y el frasco de pastillas tirado a un lado de su cuerpo.

Pareciera que solo está mirando algún punto en el techo, pero su fría tez hace que se me revuelva el estómago.

Lo llamo entre gritos hasta que escucho el sonido del timbre, mucho antes de abrir estoy seguro de que se trata de Mary, su manía de tocar casi en un tono de música el timbre propio de ella aunque nunca se haya dado cuenta.

—Hola Collin, traje algo de sopa y té de manzanilla.

Mary refleja la misma sonrisa que me dedico aquel día, siempre sabe que decir y cuando menos lo espero ella está aquí para ayudarme a salir de mi bucle.

—Lo siento, ya estaba de camino a la librería. Olvide avisarte que me tomaría unos días.

Ella me aparta de la puerta como si se tratara de un simple muñeco inflable y deja la comida sobre la mesa, agarra las llaves y me arrastra del cuarto.

—Vamos entonces, no pensaras dejarme tanto tiempo en semana de exámenes con esa biblioteca hecha un desastre ¿verdad?

No tengo nada que argumentar a esa forma tan agresiva de ayudar así que solo trato de sacar mi mejor sonrisa e intentar reponer mi energía, con la esperanza de que la promesa por vivir siempre este presente.

Gracias a todos los estudiantes que vinieron hoy, tuve la energía necesaria que tanto buscaba. El rostro de todos por esforzarse y lograr sus metas era algo que siempre me ponía de buen humor.

Un mensaje en la pantalla de mi celular hace que mis ojos se abran tan grande que Mary me hace una señal indicando que podía Salir a resolverlo.

—¿Acaso crees que una pizza evitara que me mate?

Este mensaje me deja sin aliento y temo lo peor, marco alrededor de 7 veces hasta que al final zoe decide responder.

—¿Qué?

No dejo que ella termine la oración y dejo salir todo lo que me he estado guardando durante este mes.

—¡¿Por qué mierda no contestabas?! ¡¿Tienes idea del terror que acabo de sufrir?! ¡Maldita sea Apolo!

Me tapo la boca por reflejo y empiezo a maldecir por lo que acabo de hacer, el silencio se adueña de la conversación, pero este no dura mucho y ella es quien hace el primer movimiento.

—¿Quién es apolo?

Pensé que tendría más tacto para hablar; es ahora cuando entiendo, realmente no la conozco en lo absoluto.

—¿Sabes que intentar salvarme no lo traerá de vuelta?

Lo único que puedo hacer es respirar a través del micrófono, sus palabras no me lastiman, algo anda mal con ella. El tono de su voz susurra casi como si el aire se hubiera escapado de sus pulmones, esta por quebrarse, ebria y probablemente pensando que talvez el mundo estaría mejor sin ella.

Sin embargo, trata de mantener el acento y la compostura.

—¿Estás bien?

Puedo sentir que he dado en el blanco y aunque ella se enoje conmigo es momento de empezar a romper esas barreras.

El silencio presente hace unos minutos es inundado por los quejidos de su llanto, ya no puede mantener su apariencia de alguien monótono, incoloro, sin sentimientos.

Es consumida por el efecto del alcohol y decide llorar tan alto, esperando de algún modo ser consolada. Se escucha fuera de mi oído como si mi celular tuviera un parlante conectado a este.

—Sara murió por mi culpa, yo la mate Collin y no puedo hacer nada para revivirla. Mierda.

Los quejidos cada vez se hacen más fuertes y descontrolados, mi impotencia por no estar allí con ella se va materializando y molestando como hincones en el pecho.

Lo único que se me ocurre hacer por ella es empezar a tararear la canción de "a dream is a wish your heart makes" de la forma más suave que puedo, esperando que ella encuentre algo de paz en mi ridículo acto.

Como si alguien escuchara mis plegarias ella deja de llorar tan fuerte, hasta que finalmente escucho un leve respirar. Suena tan lenta que al principio pensé que le había sucedido algo.

—Sara...

Está hablando de una forma tan sedosa que es entonces cuando comprendo que se ha quedado dormida, escucho como inhala y exhala tan suave como un bebe.

—Buenas noches, descansa Zoe.

Casi en un susurro me despido y cierro la llamada.

Siento que las orejas me queman y tengo un incómodo escalofrío que me recorre el cuerpo, me siento avergonzado e idiota. Pero, estoy contento de que al menos pude ayudarle de esa forma.

Trato de estirarme para sacar toda esta loca energía que se me ha pegado y una sonrisa se me dibuja en el rostro.

Llorando le conté a la luna y riendo le canté al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora