Destino 1: Sacrificio

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Catra tenía una misión sencilla. Matar a Adora Grayskull. Aquella princesa rubia y con los ojos más azules que ella había visto. Pero también era la razón que los planes de la Horda no se pudieran llevar a cabo. Y aunque Catra tuviera un ligero interés en aquella princesa, le sería más fiel a aquellos que la acogieron y cuidaron cuando solo era una bebé indefensa.

En unas cuantas horas se llevaría a cabo el baile, un festejo donde eran invitadas todas las princesas y personas de la alta sociedad, y aunque Catra no formara parte de eso, podría fingirlo. Shadow Weaver la había preparado bien para ese día. Después de pasar meses entrenando para poder caminar en esos incómodos tacones, o en esos para nada prácticos vestidos; además de poder identificar para que se usaba cada uno de esos utensilios que había en ese tipo de eventos, Catra se sentía lista.

Pasó horas en su habitación para poder aparentar que eso era normal para ella, se puso ese incómodo vestido hecho a la medida de color negro que se ajustaba a cada parte de su cuerpo y que en una de sus piernas tenía un corte hasta la mitad de su muslo, donde también guardaba su daga con la que mataría a Adora. Se puso los tacones que hacían que midiera más de lo que realmente era, además de un elaborado maquillaje que hacía resaltar sus rasgos felinos, y para terminar con su falsa imagen varias piezas de joyería que brillaban de diferentes colores cuando la luz les llegaba.

Y aunque Catra odiara eso, se sentía sexy, sentía que así podría enamorar hasta alguien tan imposible como lo era la princesa Adora Grayskull.

El baile se llevaría a cabo en el Castillo de Cristal, que se encontraba en medio de los bosques susurrantes, Catra no podía entender eso, no era nada práctico escapar de ahí si era necesario, mucho menos con la vestimenta que se llevaba, pero suponía que a las princesas no les interesaba eso ¿Quién querría enfrentarlas?

Catra dio la invitación que Hordak había conseguido para ella, y nadie dudo ni un segundo en dejarla pasar, por dentro todo era hermoso, incluso Catra se quedó unos segundos a admirar el lugar que le hacía demasiada justicia a su nombre, pues realmente todo parecía estar hecho de cristal, los colores fríos predominaban, la iluminación era tenue y todo estaba lleno de flores que le daban un toque especial.

Se regaño a si misma, no podía dejar que se distrajera con cosas tan insignificantes como la decoración, tenía una misión y debía de concentrarse en ella, no podía salir de ese lugar con Adora aún respirando, la Horda la necesita y ella no iba a defraudarlos.

Camino un poco por el lugar, había ciertas princesas que reconocía por la investigación que había hecho para poder llegar a Adora sin que sospecharan de ella, la princesa Mermista estaba a un lado de Sea Hawk, acompañados de la princesa Perfuma y la princesa Scorpia. En la mesa de bocadillos pudo identificar a la princesa Frosta y Entrapta. Además, que recién llegando estaban la princesa Netossa y Spinnerella, pero en ninguna parte estaba Adora.

Se comenzaba a frustrar, cada minuto valía oro para ella, o más bien poder. Si quería subir de posición necesitaba hacer bien esa misión, pero la rubia no cooperaba con eso. Catra se sentía fuera de lugar, todo era demasiado diferente a la Zona del Terror o a cualquier otra misión en la que había estado, aquí no importaba que tan fuerte era, o su rapidez, o su habilidad de pelea. Aquí importaba ser una dama y todas esas cosas que Catra agradecía que no importaran en la Horda.

Caminaba lentamente con una sonrisa en el rostro, mientras seguía analizando todo a su alrededor, hasta que una voz interrumpió su concentración, una que no hubiera querido, ni por error, escuchar.

—Hola, ¿Eres nueva? Nunca te había visto y estoy segura que te recordaría —Catra se giró para encontrarse con la princesa de Dryl, Entrapta.

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