Capítulo 1:

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Quedaban pocos días para el cumpleaños del estadounidense, el cuál, aún no tenía claro que tipo de pastel quería, quizás uno con mariposas o uno colorido pero dulce. Podía pensar en eso durante toda la semana, pero prefería salir con sus amigos y dejarlo a último momento, no era extraño que estuviera en una cafetería o en alguna tienda, quería disfrutar su adolescencia o lo que le quedaba de ella antes de hacerse un adulto independiente con gustos dementes.

Paseaba por las calles sin ir a ningún punto fijo, rondaba por todos lados, pasando de lugar en lugar. Estaba hambriento, así que decidió detenerse en una pastelería, tomó asiento en ella y espero su orden.

Después de un rato, un chico se detuvo frente a el, con aquel distintivo y colorido uniforme de la pastelería.

"¿Puedo tomar su orden?". Preguntó el tricolor con la mano en la pequeña libreta.

"Si, me gustaría un cupcake de" Se detuvo un momento, mirándolo con maravilla.

"De.." Continuo.

"...De fresa" Desvío rápidamente la mirada con un leve rubor en el rostro.

"Muy bien, ¿Se le ofrece algo más?"

"No, muchas gracias"

Después de eso, el contrario se fue.

¿Qué rayos le estaba pasando? ¿Por qué rayos la adolescencia lo hacía actuar de ese modo, estaba bastante rojo, maldiciendose internamente. El mesero lo sabía, no era la primera vez que una escena así pasaba en ese lugar, solo podía reírse es voz baja mientras le observaba, evidentemente, lo estaba avergonzando.

Al cabo de un rato, su orden llegó, si bien, el diseño era algo extravagante y bastante divertido, su sabor era bastante dulce, un poco desagradable para el estadounidense, pero vamos, ¿Dónde podrías conseguir un cupcake con forma de dinosaurio?

Cuando termino, (después de haber llorado por haber asesinado al dinosaurio), dejó su dinero junto a la propina. Después de eso, volvió al día siguiente, no tanto por los pasteles, (en gran parte si), sino por el mesero. No fue realmente sorpresa para él verlo ahí al siguiente día, como dije antes, era algo que solía a ocurrir, además no podía no valorar a un cliente así, ayudaba al negocio y a su ego tal vez.

Apartir de ese día el estadounidense comenzó a ir más a menudo a aquel lugar, recibiendo divertidos pastelitos, los cuáles le daba pena comerse, y cuando se iba, nuevamente dejaba propina.

"Vaya, vaya" Decía el argentino cada vez que lo veía entra. "Mira nada quien viene otra vez, lo tienes loco"

"Eso más que nada debe ser obsesión" Comentó un peruano.

"Siempre con lo mismo, ¿Acaso no tienes vida social?" Renegó mientras lavaba los trastos.

El mexicano lo venía sentado, sonreía cada vez que el estadounidense le miraba de reojo y luego volvía a desviar la mirada.

"Ay, cosita" Pensaba. Le parecía adorable, quizás esa era una de las principales razones por las que él pedía ir a su mesa.

Procede a poner un diseño del pastelito hecho por ella en picrew•

ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴘᴀɴᴀᴅᴇʀÍᴀ| [ᴜꜱᴀᴍᴇx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora