ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ᴘᴀɴᴀᴅᴇʀÍᴀ| [ᴜꜱᴀᴍᴇx]

Capitulo 3:

Aferraba sus pies en la tierra con fuerza intentando frenar, desafortunadamente para él, Canadá tenía la fuerza suficiente para moverlo.

"!Sueltame!" -Gritaba molesto y nervioso a la vez.

"¡Deja de moverte!" -Contestó el canadiense.

Canadá se quejaba mientras empujaba a su hermano, lo había visto muy decaído los últimos días y sabía que eso se debía a qué anhelaba ver al mesero de la pastelería. Tal vez era menor que el estadounidense, pero su mente estaba más allá de su edad.

A pocos centímetros de la puerta el canadiense ya no aguantó más y aventó al norteamericano dentro de ella. Cuando él se levantó del suelo, pudo notar que frente a él estaba el tricolor.

-...

-Perdón -Se disculpó el carmín. Poco después se detuvo en silencio- Hola -Dijo tímidamente.

Ahora el estadounidense no era el único que moría de vergüenza en ese momento.

"Tal vez lo hice muy fuerte", "¿Qué pensarán de mi?" Esas palabras rondaban por la cabeza de el de mayor estatura, quién jugaba nervioso con el popote (la pajilla) del frappé. El estadounidense por otro lado, miraba de reojo al tricolor y de vez en cuando veía a su hermano.

"Deberías intentar hablar con él..."  -Murmuró el canadiense.

"¿Y quedarme en ridículo? Si, claro" -Se quejó el norteamericano.

Solo lo observaba desde lejos esperando que pasará un milagro. No podía creer que alguien con tan serios problemas comunicativos como si hermano intentara ayudarlo, quizás ir con su madre hubiera sido mejor opción.

En eso el mexicano se puso frente a ellos.

"¿Se les ofrece algo más? -Dijo. Acto seguido, soltó una pequeña carcajada al ver cómo ambos quedaban mudos ante aquella pregunta. Realmente se notaba que ambos eran hermanos.

"No, muchas gracias" -Dijo finalmente el mayor con un rubor en su rostro, provocando una cierta ternura en el contrario.

"¿Y usted?" -El canadiense se quedó quieto en silencio mientras miraba fijamente al contrario, esto incómodo al mexicano, por lo que rápidamente dijo- "Supondré que fue un no" -Seguido de eso se retiró.

El norteamericano lo miró molesto, a lo que el contrario solo bajó la mirada con culpa.

"Perdón..."

El estadounidense suspiró, no solo él necesitaba ayuda.