-Presione en la herida para parar el sangrado, en caso de que sea herida de lanza debe...- llevaba un mes dando clase de medicina en caso de guerra, aunque ya estudié sobre esto, necesito saber a qué atenerme en diferentes situaciones, no son gente que necesita medicamentos para cuidarse de un resfriado.
Salvar vidas de gente que daría la suya para salvar las de su gente, ese es mi sueñoGran parte de mi vida, la dediqué a la medicina, a montar a caballo y a leer.
Las chicas de mi edad, suelen apartarme, pues ellas están centradas en tener un pelo perfecto, vestidos perfectos, cuerpos perfectos, maridos perfectos...no.
Eso es superficial y prejuicioso. Estoy en total desacuerdo con sus ideales y esteriotiposEn estos momentos, salía de las clases con el doctor Shelby, el mejor médico de todo el reino Colbrum
-Que pase buena tarde, señorita
-Usted también doctor- me despedí de él por el camino a casa
Caía la noche y era raro encontrar alguien entre las calles
Me dirigí al pozo y me senté, mirando y y pellizcando las horrendas flores de mi vestido, mientras lo esperaba ¿Por qué tardaba tanto?
Pensaba en cosas triviales ¿Por qué tenía que ponerme vestidos con flores? Ah, sí, madre. Ella es la que insistía en que me los pusiera, aunque bien sabía que no me agradaban
(...)
Medité sobre mis decisiones durante un largo tiempo, largo tiempo en el que él nunca llegó
Harta y cansada, decidí emprender el camino a casa
Vagaba por las calles, cuando me topé con el paraíso
Sorprendentemente, a altas horas de la noche seguía abierta-¿Carter?
-¡Christine!- dió un respingo, estaba durmiendo sobre su puño- Buenas noches, ¿Cómo le va todo?
-¿No deberías haber cerrado?
-¿No deberías estar en tu casa?- nos dirigimos miradas retadoras, que no tuvieron larga duración pues enseguida comenzamos a reír.
Después de un abrazo, tomamos asiento en los sillones para lectura
-Te he echado de menos- me dijo- ¿Por qué ya no vienes? He ido en varias ocasiones a buscarte a tu casa y no te encontrabas
-Bueno ehhh, mmm- pensaba en alguna excusa creíble, aunque bien sabía que sería imposible
-Te vas a la guerra- sentenció, un espeso silencio inundó la habitación. Le fruncí el ceño, no le había comentado nada todavía
-¿Cómo lo sabes?-
Me miró sorprendido
-¿No lo has visto?
-¿Ver el qué?
Oh oh, presiento problemas
Se levantó, dirigiéndose a rebuscar entre una montaña de papeles
En menos de un segundo, un periódico de esta misma mañana yacía en mis manos, informando que YO, Christine Roselline Doss, iba a combatir y servir como médica en la gran batalla que se avecinaba
Leí la noticia entera, ¿Quién había divulgado esto? ¿Y cómo se había enterado?
Mi mejor amigo, me miró impasible
-¿Por qué no me lo habías comunicado?
-Yo...no sabía cómo decírtelo- agaché la cabeza, sintiéndome culpable, levantándome del asiento, dejando el periódico en él. Carter copió mi acto y seguidamente volvió a abrazarme, esta vez, ambos con los ojos acuosos
-Yo también iré- sentenció, haciendo que me apartará de repente, asustada
-¿Qué?
-Tampoco sabía cómo decírtelo, necesito dinero y la gente no compra en esta cutre librería
-¡Yo compro!
-Si te vas a la guerra, absolutamente nadie vendrá
-¿Y el señor Dorian?
-El señor Dorian también se alistó- dijo, dejándonos en un profundo y triste silencio
-¿Te acompaño a tu casa?
-Vale
(....)
-¿De dónde venías tan tarde?
-Al salir de las clases avanzadas de medicina militar, lo esperé, pues él me volvió a citar, y yo fui una ilusa y le afirmé que allí estaría. Pero claro, él tuvo la osadía de dejarme plantada nuevamente- Carter bufó
-¿Por qué sigues detrás de él?
-¡No estoy detrás de él!
-¡Claro que sí! Por el amor de Dios Christine, ¡Te ha plantado más de cuatro veces, y aún así accedes a una salida con él! Además, ni si quiera atuvo la decencia de invitarte por el día, tuvo que esperar a la noche cuando nadie viera nada. Es decir, trata de ocultarte, no le interesa que sea nada formal. Y lo sabes- sentenció, con veneno y furia, haciéndome sentir tonta
Miré el suelo, algo triste
-Tienes razón,- acepté- concuerdo en que debo alejarlo de mí, pero no puedo ¿Sabes?- me miró profundamente- me da miedo...-suspiré- me da miedo acabar sola- casi iba a llorar, pues era cierto que nadie se acercaba a mí, y madre siempre me reprendía por mi actitud rebelde, diciéndome que nunca nadie me querría, y que acabaría sola
Me daba pánico imaginar mi funeral, en el que ni si quiera el sacerdote asistiría
- Nunca estarás sola, yo siempre estaré contigo
-¿Es una promesa, Carter?
-Es una promesa, Christine
ESTÁS LEYENDO
GUERRAS DE AMOR Y SANGRE
Historical FictionHabía una vez una niña muy pequeña con un gran sueño Había una vez una guerrera Había una vez un rey Había una vez dos naciones Había una vez una guerra Había una vez una espada Había una vez una cadena Había una vez un amor prohibido Había una vez...