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La luz entraba iluminando la vacía habitación, la cual contenía tan sólo una cama, un armario y un pequeño escritorio de madera al lado de éste.

Mientras tanto, encima de la cama yacía aún el cuerpo dormido de Jimin, tapado hasta el cuello por las gordas sábanas con las que se había tenido que tapar por la noche debido al frío.

Se removió entre ellas al estar soñando con nada agradable, siempre las mismas pesadillas donde escapaba de algo o más bien de alguien que lo perseguía por un lugar oscuro el cual no tenía ni idea de donde se encontraba. De repente una presencia a parte de la suya en la habitación hizo que abriera los ojos asustado.

Sus padres le habían dicho miles de veces que tuviera cuidado, que nunca perdiera la vista de las cosas que más lo atormentaban, pero que sobre todo tuviera cuidado con los desconocidos. ¿Por qué se lo decian? No lo sabía, no lo sabía o mejor dicho no lo recordaba, no quería recordarlo. Siempre fue un niño olvidadizo y olvidaba las cosas que no le importaban en absoluto, así que seguramente sería algo absurdo que su pequeña mente de niño entre uno y diez años no había querido recordar, aunque siempre viviría con la duda. Que se le iba a hacer.

-¿Quién eres y que haces en mi casa?- de un salto se levantó de la cama y agarró lo primero que tuvo al alcance como arma.

Frente a él un chico extrañamente familiar se alzaba con las manos en los bolsillos y una pequeña sonrisa de conejo que lo hacía ver más joven de lo que ya era. Vestía unos shorts negros que le llegaban a la altura de las rodillas y una camiseta blanca que dejaba ver sus trabajados brazos y muchos tatuajes en uno de ellos.

-Eres el chico que pintaba grafitis en la plaza- se respondió así mismo el rubio bajando el... ¿cepillo de dientes?- Jungkook si no me equivoco.

-Vaya... veo que me conoces- el más alto se acercó al más bajo y le quitó el cepillo de dientes que aún mantenía como arma- No creo que te vaya a hacer falta utilizar esto.

-Lo siento es que... Oye aún no me has explicado por qué estás en mi habitación- cambió su tono de voz a uno molesto cuando se acordó de donde estaban.

-Ahh, eso... Bueno, digamos que mi padre es el arquitecto de todas las casas del pueblo...- el pelinegro se acercó al armario y lo abrió inspeccionando, encontrándose con que aún no había nada.

-Eso no te da derecho a entrar en mi casa sin avisar- Jimin se acercó a él y le cerró la puerta del armario.

-No me has dejado terminar- Jungkook se cruzó de brazos y se sentó en la cama botando un par de veces- Por las noches me toca hacer guardia y pasear por las calles comprobando que todo esté bien y no haya nadie fuera de sus casas, y mira por donde, tu ventana estaba abierta...

-Pero eso no justifica...

-Silencio, déjame acabar impaciente- Jungkook lo paró antes de que dijera algo más y siguió- Escalé por ese árbol y entré por la ventana, solo para asegurarme que estabas bien porque no sé si te habrán dicho que por la noche hay que cerrarlas...

-No me han dicho nada de eso... Pero la pregunta es, ¿por qué todas estas normas? No salir de casa por la noche, cerrar las ventanas...

-No entrar al bosque- añadió Jungkook.

-¿Por qué? ¿Acaso hay vampiros rondando por el pueblo?- Jimin rió ante aquella estupidez, pero paró en seco cuando vio la expresión seria del pelinegro.

Éste se levantó de la cama y se dirigió hacia la ventana subiéndose en ella para salir de la casa, no sin antes mirar al rubio y sonreírle.

-¿A dónde crees que vas?- Jimin corrió a la ventana y se asomó para mirar al pelinegro ya abajo en el césped.

LilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora