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•⸙•

Cuando comenzó a llover, la idea de fumar un cigarrillo desapareció de su mente, sería absurdo intentarlo debajo de la lluvia, además de contenerse un poco en recurrir a otro vicio.

También, había llegado a su destino y caminó por el sendero empedrado que llevaba a varias direcciones, de las cuales él solo permaneció con un rumbo recto sabiendo que pronto estaría ahí. Había arboles a su alrededor, oscureciendo el ambiente dada la hora, cerca de las nueve de la noche, y la lluvia no ayudaba a mejorar el ambiente que comenzaba a formarse, no cuando varios recuerdos llegaban a su mente de un solo golpe, donde se vio obligado a solo tensar la mandíbula sin importarle el dolor desesperante que sentía en la acción, aquello era mejor.

Su atuendo ya estaba empapado, pero no le prestaba atención a esa pequeña incomodidad de la ropa pegándose a su piel, y quizá por los efectos del alcohol le daba igual. A medida que se acercaba al sitio al que quería y no quería llegar, fue como si la bebida se drenara por su piel y se mezclara con el agua de la lluvia que recorría su cuerpo hasta perderse en la nada.

No había logrado olvidar nada de lo sucedido hace tan solo un par de días.

Confió en que estaba completamente solo y no se molestó en mirar a todos lados para asegurarse de ello, porque estaba seguro de que se veía patético ahí. Deseaba que el frío que calaba su cuerpo fuera el del invierno, aunque sabía que apenas comenzaba el verano. Quería desviarse una vez más y encontrar el camino a casa, pero pensó que tal vez siempre llegaría al mismo lugar y que por más que quisiera regresar no podría hacerlo. Porque había cosas que quería decir, que quería cambiar... y creyó que yendo a ese lugar podría hacerlo.

No quería mirar a una realidad que no deseaba aceptar, quería mirar al pasado solo para ver qué era lo que podía cambiar de él y no tener el arrepentimiento y la impotencia que lo carcomía por dentro. Seguramente si lo verías pensarías que era un completo exagerado por cómo actuaba, por cómo se alejaba de los demás para pasar solo su pena, como si no necesitara de los demás como siempre decía a la hora de ser asignado a una misión en equipo.

Pensó que si encendía de nuevo su teléfono habría varios mensajes y llamadas tuyas preguntando dónde estaba, acompañados de las insistencias de sus amigos para saber lo mismo..., por lo tanto no hizo el amago de encenderlo, no quería ver la realidad.

Continuó su camino con desgane, como si sus pies quisieran quedarse enterrados a cada paso para no permitirse llegar. Y cuando vio aquella banca de madera en la que estuvo sentado por casi un día completo en el pasado, supo que ya se encontraba en su destino.

El punto más céntrico del cementerio.

El lugar al que cualquiera llegaría, aunque vagara por todo el lugar.

Un sitio con tantas flores coloridas rodeando una lápida en miles de ramos que llamaría la atención de cualquiera.

Donde había tantas fotos...

No tomó asiento en aquella banca como la última vez mientras asimilaba lo sucedido. Se puso de pie delante de la cripta, perdido, ignorando la frialdad de las gotas de lluvia que se deslizaban por su rostro y la brisa mecía su cabello con gran lentitud.

El estruendoso ruido del edificio al caer resonó en su cabeza, los gritos asustados del resto de personas a las que logró salvar y las explosiones que él no había creado lo regresaban al pasado. Miró sus manos recordando cómo la inmovilidad se apoderó de su cuerpo como un acto reflejo para protegerse del peligro al que sabía que estaba expuesto y las cerró en puños con gran fuerza restregándose la maldita culpa que ponía sobre sus hombros al saber que pudo haber hecho algo; y cerró sus ojos abruptamente antes de mirar aquel pedazo de concreto.

—¡Maldición!




ABR142022

EMPTINESS [Katsuki Bakugo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora