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*Sugiero que escuchen la rolita mientras leen... para más placer.jpg*

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•⸙•

Tu nombre estaba grabado en esa cripta.

Y toda tu vida resumida en ella.

La golpeó con fuerza y no sabría decir si sintió dolor, porque no podía compararse con aquel de su interior.

Ese día no te vio despertar, se quedó dormido a causa de su insomnio y sus pensamientos que no lo dejaban dormir desde hace un par de días.

El día en que moriste ante sus ojos.

Aunque quiso creer que desayunaría contigo, que poniendo esos panecillos extra para ti regresarías..., no lo hiciste. No te vería de nuevo modelar su ropa en su departamento.

Porque ya no estabas más con él.

Cuando puso la radio esa mañana, quiso verte a su lado cantando tu canción favorita como una demente, mientras sonreía con orgullo porque amaba cuando te emocionabas y la vergüenza se iba al carajo.

Pero solo oyó la voz de otra mujer recordándole tu muerte.

En el momento en que BestJeanist le preguntó cómo se sentía, supo que si hablaba su voz se quebraría y no deseaba mostrar una imagen débil de él a sus amigos.

Porque a ti, solo a ti, te mostraba ese lado suyo.

Estando en aquel bar, quiso eliminar tu imagen cuando le sonreías antes de que aquel edificio se derrumbara sobre ti luego de que le empujaras y gritaras su nombre con una inconmensurable ternura, como si supieras lo que iba a suceder.

Pero no logró que tu rostro se viera borroso siquiera.

Cuando respondió la llamada de Kirishima, deseó que fueras tú. Se llevó una gran decepción al escuchar a su mejor amigo. Se regañó por creer una idiotez tan increíble, y llegó a sentirse culpable por contestarle mal al pelirrojo.

Tus llamadas y mensajes ya no le llegarían más.

Al llegar al cementerio, quiso pensar que era un parque y te vería ahí esperándole, como si hubieran acordado tener una cita.

...y solo halló un inmenso vacío en una oscuridad tan fría.

Había repetido esa rutina a la que nunca pensó llegar en los últimos dos días. Y en realidad, Bakugo solo quería llenar ese vacío con recuerdos, deseando encontrarte en cada uno de ellos y despertar de esa maldita pesadilla.

—Maldición... (Nombre) —se quejó en un susurro— ¡¿Por qué demonios los hiciste?!

Te reclamó dando un golpe desganado al concreto, mirándolo como si fuera el culpable, y su mandíbula se tensó más, al punto de hacerle creer que se rompería los dientes, pero no le importó.

Hubieras hecho lo mismo por mí, Katsuki —respondiste.

—¡¿Por qué?!

Reclamó una vez más, pero no respondió a tu fantasma, en realidad solo seguía preguntándole a la nada tus motivos para dar la vida por él aquel día.

Lo amabas, él lo sabía. Y tu acto podría considerarse como el más genuino para demostrárselo, pero no le interesaba ver cuánto le amabas, no quería ver de qué eras capaz... no quería verte morir sabiendo que podía prevenirlo, o era lo que él quería ver, porque se negaba a dejarte ir. Maldición, ¿por qué era tan difícil de entender?

Te odiaba. Te odiaba por haberle regalado tu preciosa sonrisa por última vez ese día ¿por qué no optaste por otro gesto que le doliera menos? Quizá enfadada por esa última conversación que tuvieron antes de ingresar al edificio y comenzar la misión. Apenas habían pasado dos días... pero ya no recordaba el tema de esa última charla.

Entonces, se permitió llorar, ocultó su cabeza entre su brazo recargado sobre la cripta y sollozó como nunca antes lo había hecho desde que era un niño, tal vez. Se sentía tan solo, sin tener las respuestas que deseaba escuchar mientras las gotas llenas de frialdad continuaban cayendo.

¿Quién iba a felicitarlo cuando se convirtiera en el héroe número uno? A pesar de ser un objetivo que tenía desde adolescente, te había incluido en él ¿Cómo sabría si estarías orgullosa de él? ¿Cómo?

Y, al alzar una vez más su vista para ver su realidad, de manera increíble sintió tus brazos y tu calidez cuando te lanzaste a abrazarlo creyendo que sería en vano—. No sé lo que hubiera hecho si me permitía dejarte morir —dijiste con la voz rota, abrazándote más a él y Bakugo no se detuvo a preguntar qué sucedía, si tenía la oportunidad de estar contigo, de abrazarte y sentir tu calidez, aunque fuera por última vez, la aprovecharía—. Te amo tanto que quise salvarte y permitir que cumplieras tus metas y sueños antes de llevarte conmigo.

Logró separarse de ti, y te miró, aunque no logró ver tus ojos, solo apreció tu bella sonrisa mientras le hablabas, con las lágrimas deslizándose por tus mejillas. Quiso hablar, pero no tuvo la oportunidad, continuaste con apremio, como si el tiempo se terminara—. No fue tu culpa, nunca lo será —lo abrazaste impidiéndole decirte algo, y tu sonrisa fue más amplia cuando le miraste por última vez, donde al fin vio tus ojos llenos de lágrimas sin una pizca de tristeza, sin dolor... haciéndole saber que estabas bien.

Después de eso, te alejaste, te pusiste de pie y caminaste hacia atrás, mientras él permanecía inmóvil en su sitio, arrodillado, queriéndote alcanzar.

—Perdóname por dejarte solo —quisiste terminar la conversación para desaparecer ante sus ojos, como si ya hubieses cumplido con tu deber... poder despedirte de él.

Pero Bakugo, negado a que la historia volviera a repetirse y que la inmovilidad le impidiera acercarse a ti para no dejarte ir por segunda vez..., desafió toda ley sobre natural que existiera para correr hasta a ti y abrazarte con fuerza, esa con la que podía demostrarte cuánto te amaba.

No quería que volviera a pasar.

No quería que le dejaras solo.

Él se aferraba a tu olvido, y aunque sabía que ya era algo que no podía cambiar, eran lazos de los que no podría desatarse.

—Idiota... —susurró con una sonrisa sarcástica, queriendo burlarse de su tristeza mientras te desvanecías en sus brazos.



También te amo. 




Nota de la autora: ¿Quién necesita estabilidad emocional? [cry]

ABR152022

EMPTINESS [Katsuki Bakugo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora