El luchador de la humanidad:

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El dios del sol levantó el libro en alto.

—Y... bueno, ¿quién quiere leer ahora?

Artemisa de encogió de hombros.

—Dame eso, veamos qué tal te va.

Apolo le pasó el libro a su hermana.

—Capítulo dos: el luchador de la humanidad—leyó la diosa.

Apolo trató de mostrarse confiado.

—No quisiera ser el pobre sujeto que se enfrentará a mi—dijo.

—Sí, estoy de acuerdo—asintió Lester desde su asiento—. Morir carbonizado por un millón de flechas en llamas no debe de ser lindo.

Apolo sonrió.

—¿Ven? Este chico me entiende.

Meg y Artemisa rodaron los ojos, pero no dijeron nada.


El par de hermanas valquirias caminaban por los pasillos del Valhalla mientras meditaban su siguiente movimiento.

—Supongo que esas somos nosotras—dijo Geir, señalándose a ella misma y a Brunhild.

"Ahora ambos bandos están otra vez igualados"—pensó Brunhild para sí—. "La victoria del faraón sobre Odín a puesto nerviosos a los dioses"

Atenea abrió mucho los ojos.

—¿Odín? ¿El padre de todos, Odín?—preguntó—. ¿El perdió?

Zeus frunció el ceño.

—¿Cómo es posible que el dios nórdico supremo sea derrotado por un simple humano?

Brunhild sonrió satisfecha.

—Ese Faraón no es un simple humano—aseguró—. Es ingenioso y creativo como ningún otro. Además de muy poderoso. Logró derrotar a Odín al atrapar al padre de todos en una partida de cartas en la que se jugaban el alma.

Percy hizo una mueca.

—Magia egipcia, es genial, pero siempre trae problemas.

Thalia lo miró para ver a qué se refería, pero su primo no le dio más respuestas.

Una sonrisa adornó la cara de la valquiria.

"Esta es nuestra oportunidad para presionarlos"

—Si el marcador está tres a tres, realmente no hay mejor momento para tomar la delantera—estuvo de acuerdo Jason.

—No tomarán la delantera de nada—dijo Apolo—. Si el oráculo dijo que yo ganaré significa que yo ganaré. Es inevitable, lo quieran o no.

Jason miró a Lester, quien algo incómodo asintió con la cabeza. El chico se sentía terriblemente culpable de sólo ver a Jason, pero decidió actuar con tanta normalidad pudiera.

Geir se volvió hacia su hermana.

—Al parecer el Faraón va a necesitar algo de tiempo para recuperarse, pero está estable—sonrió—. Debe de ser muy poderoso como para recuperarse de la golpiza que le dieron.

—¿No se suponía que sólo jugaron cartas?—preguntó intrigada Deméter.

—Un juego de cartas para niños—específico Geir.

—Una guerra de cartas para niños—corrigió Brunhild—. La magia antigua involucrada en la partida se traducía en daño real para los luchadores. Fue un duelo reñido.

Leyendo: La Batalla de los Soles (Una nueva frontera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora