My Little, Pretty And Swettie Omega

Dieciocho

Ya habían pasado pasado alrededor de 45 minutos de viaje y Liam por fin estacionó el auto en la pequeña pero lujosa y muy hermosa cabaña que había alquilado para el cumpleaños del chico de piel canela.

Decir que Zayn estaba encantado era poco, la belleza tan natural y majestuosa del lugar lo habían dejado sin palabras, maravillado con cada detalle que se veía de la cabañita y sus alrededores.

-Li... esto es lo más hermoso que he visto- el omega menciona con los ojos iluminados de una emoción y un cariño indescriptible hacia el alfa, que se posaba frente a él y tomaba sus delicadas manos para llevarlas hasta su rostro y dejar un casto beso en el dorso de su futuro omega.

-Es lo mínimo que mereces Zee, mereces todo en esta vida... me alegra saber que te gustó- el mayor sonríe y deja un tierno beso en la frente del menor, quien no puede borrar la boba sonrisa que se forma en su rostro gracias al increíble hombre que estaba a su lado.

Liam toma tímidamente la mano del moreno y por fin se adentran a la cabaña, por dentro era completamente hogareña y se sentía cálida. Había mucha paz y tranquilidad en ese lugarcito y Zayn daría lo que fuera por despertar todos los días en ese lugar. Era definitivamente lo más bonito del mundo.

-¿te gusta?- el alfa pregunta sin soltar la mano del menor.

-Es maravilloso Li, en serio te lo agradezco- el omega sonríe cálidamente mientras apoya su cabeza en el hombro del alfa, en donde podría permanecer toda su vida si así fuera posible.

Tomados de la mano, Liam los dirigió hacia la sala del lugar y se sentaron en el sofá para ver algo, era muy de noche y algo oscuro para ir a mostrarle su otra sorpresa en el jardín trasero del lugar.
Encendieron la televisión y pusieron una película en Netflix que ambos habían querido ver desde hace mucho juntos.

El alfa pasó el brazo por los hombros del omega y lo atrajo a sí mismo para poder sentir el calorcito que el omega emanaba suavemente además de su dulce y suave aroma que lo tenía cautivado.
Todo el omega lo tenía cautivado; desde sus largas y tupidas pestañas que parecían no tener fin, dándole un toque inexplicable a su mirada de ojos tan dulces como la miel y tan claros como la misma. 

Unos ojos que lo miraban a él y solo a él, que no guardaban rencor, aquellos ojos que alguna vez eran atemorizados, ahora solo demostraban confianza y seguridad. El omega era todo lo que había soñado y aún más.
Y es que, si nos ponemos a hablar de todo lo que Liam siente por su pequeño, bonito y dulce omega, probablemente la historia que ahora les cuento, jamás acabaría.

Y lo mismo ocurre en el caso del omega, quien está completamente enamorado del mejor alfa del mundo. Siempre atento a lo que él siente o piensa, jamás le prohíbe nada o lo regaña como suelen hacer muchos de este linaje. Liam es todo un caballero en toda la extensión de la palabra. 

Y ni hablar de lo hermoso que le parecía Liam; con su imponente altura y su tierna sonrisa que hacia iluminar su día entero, con aquellos lunares tan bonitos esparcidos por su rostro, lunares que podría besar toda la vida y jamás se cansaría de ello.
Eso siendo solo un resumen de lo que el uno siente por el otro. Un amor tan puro y tan hermoso que es difícil de explicar con palabras... pero quien sea que los viera, sabrá que su amor es de lo más real y más honesto que se ha visto a lo largo de estos años.

Zayn miraba al alfa con los ojos brillantes, el alfa lo tenía completamente enamorado, no había duda.

En sus diecisiete años de vida, jamás se había sentido de la forma en la que se sentía ahora, y, aunque muchos probablemente pensarían que era muy joven para estar seguro de lo que quería, él no tenía duda alguna de que quería pasar el resto de su vida junto al alfa de ojos marrones, quien lo miraba como si él fuera la cosa más hermosa que sus ojos hayan visto jamás. Quería sentirlo despertar a su lado todos los días y si la vida se lo permite, formar una familia con él. Porque Liam es todo lo que había soñado de su pareja soñada e incluso mejor.